27. Bésame tú primero

4.5K 273 37
                                    


Allí estaba yo, de pie en la cocina de Lexa, con su mano aún estática en el aire, sosteniendo la cuchara con la que me había dado a probar la receta que estaba preparando. No voy a negar en ningún momento que no hubo alguna razón en concreto para no coger la cuchara y tomar el bocado directamente, pero ya lo había hecho, y también se me había escapado un pequeño gemido por lo delicioso que estaba el pollo.

Lexa se quedó con la mano en el aire, aunque también era culpa mía, porque la había agarrado por la muñeca para mantenerla cerca. Entonces el momento se caldeó rápidamente, sentí su mirada desviarse a mis labios y me quedé ahí esperando a que me besase, porque sus ojos expresaban a gritos que lo quería; y yo también lo estaba deseando. Pero esta vez no se inclinó, simplemente se giró para seguir cocinando.

Entre Lexa y yo, desde hacía un tiempo, se había convertido en rutina compartir algunos besos, pero me había asentado en la idea de que siempre fuera ella la que los empezase, por algún motivo que desconocía, seguía sintiendo que debía ser ella la que avanzase por las dos. No es como si yo tuviese miedo de que ella rechazase mis besos, eso dudaba muchísimo que llegase a hacerlo, pero sí que sentía que aún había alguna cosa que Lexa no me había dicho, porque seguía notando un brillo de duda en sus ojos, cada vez más pequeño, pero que ahí estaba. A veces la veía molesta por asegurarme de que nadie nos miraba antes de tener alguna muestra de cariño con ella en público, y de verdad que yo no lo hacía a propósito, pero es que me costaba mucho controlar ese impulso. Otras veces la notaba ciertamente impaciente por besarme, prácticamente siempre lo acababa haciendo, pero esta noche vi algo diferente, algo que había notado hasta en dos ocasiones anteriormente. Una vez fue en mi cuarto, cuando Raven nos pilló a Lexa y a mí en la cama después de bailar; otra cuando su madre y Anya nos encontraron en la cocina llenas de harina. Su mirada era la misma de hacía unos instantes, con un claro "Bésame" reflejado en su mirada.

El problema es que las dos veces anteriores nos habían interrumpido, maldita sea, siempre que me había sentido lista para besarla yo aparecía alguien para cortar mi valor. Lo que no sé es por qué desaproveché esa oportunidad, estábamos solas en su piso, nadie podía aparecer ¿no? Mi interior entero me gritaba muy fuerte un "¡Bésala!", pero me quedé paralizada, viendo su perfil mientras se concentraba terminando la receta.

Después de los días en que estuve cuidando de Lexa tras el accidente, la vuelta de Anya, más pronto de lo planeado, me había hecho volver a casa echando muchísimo de menos a la morena, más entonces que Lexa se había animado a besarme con bastante encanto y fervor durante largos ratos en su cama. Y aunque era una tortura no poder ir a más, me satisfacía enormemente notar que las cosas avanzaban, física y emocionalmente. Aún me quedaban muchas dudas, miedos e inseguridades, pero notaba que nuestro firme paso lento nos estaba yendo muy bien. Es que incluso la comida en casa de Becca del día anterior se me había hecho tremendamente natural, omitiendo un par de comentarios de April directos a referirse a Lexa y a mí como algo más, todo había sido maravilloso, cómodo y familiar; incluso me sorprendió enormemente ver a mi madre abrazando a Lexa, aunque no me quiso decir por qué la abrazaba, a mi progenitora ni le pregunté, pero internamente me alegré de que se llevasen bien, a ver si eso se le mantenía a mi madre cuando se enterase de que entre nosotras dos había algo más que amistad.

Sobre los comentarios de April, no es que me molestase específicamente que insinuase que entre nosotras había algo, porque eso era verdad y lo había. Mi problema es que no quería que todos supiesen eso aún, necesitaba estar segura de Lexa, de nosotras como algo más que amigas, algo firme en lo que sustentar una confesión de semejante magnitud ante mi familia y mi entorno. Por otro lado, la pequeña hermanastra de Lexa me parecía todo misterio, sí que es cierto que tenía casi todo el mismo carácter que su hermana Costia, era encantadora y muy amable, atenta y cariñosa; el tema es que había momentos, muy puntuales hay que decirlo, en los que me sentía presionada bajo su mirada, no sabía por qué, pero me imaginaba que tendría que ver con su hermana y con una relación entre Lexa y yo.

Hasta que llegaste túWhere stories live. Discover now