10. Un poco rota

4.8K 284 25
                                    



Salí del despacho de Clarke con los nervios de punta, la tensión se había ido acumulando tras cada palabra que intercambiábamos, y no mejoró cuando me agarró el brazo antes de salir para decirme que no habíamos terminado de hablar, aunque eso fuese más que obvio.

Había derrapado, había fracasado cuando mi intención original era arreglar lo que quiera que fuese lo que estaba pasando, recuperar a mi Clarkie, aunque solo fuésemos amigas. Pero me dejé dominar por la rabia al saber que estaba casada, aún, por más que dijese que estaba separada, eso no calmaba mi malestar, que solo empeoraría con Clarke confesándome que su matrimonio no significaba nada ya, lo cual dejaba entrever que me había rechazado por mí, no por su situación, por más que dijese que no era así.

Pero sus ojos, sus preciosos ojos azules no podían mentirme, ella tenía miedo, casi tanto como tenía yo. Me tambaleé cuando ella lo hizo, me enfadé cuando ella se enfadó conmigo, me dejé llevar cuando me acusó de mujeriega y, sin lugar a dudas, cuando le confesé que tenía un plan para fastidiarla y mantenerla cerca de mí. Plan que se fue al garete en un mínimo instante dentro de mi mente, porque si su padre no llega a interrumpir en el despacho, lo siguiente que deseaba era besar los labios de Clarke hasta desgastarlos.

Sentí como si algo dentro se rompiese, como si la rabia y la furia fuesen atravesadas por un haz de luz, tan potente que quemaba por dentro, porque odiar a Clarke nunca había sido mi fuerte, por más motivos que me hubiese ofrecido con el paso del tiempo. Necesitaba pensar, aislarme, pero no podía, ya que tenía que hacer frente a la reunión con Jake Griffin, aquello era de vital importancia.

Nos acercamos a comer a un pequeño y acogedor restaurante cerca del bufete, donde el señor Griffin se había encargado de reservar mesa, pedimos un menú sencillo compuesto por ensalada de la casa y pasta caprese, acompañado con agua, con posibilidad vino para finalizar la comida, si el trato salía satisfactorio para todos.

-¿Cómo se encuentra tu madre?- pregunto Jake una vez nos hubieron servido el primer plato- Hace mucho que no sé nada de tu familia.

-Bien, le va muy bien. Con el paso de los años acabó estudiando Relaciones Públicas y ahora trabaja con nosotros en Double W- hice una pausa breve, meditando hasta qué punto era coherente hablar de mi vida privada- Está muy feliz con su nueva vida, le gusta mucho ser una abuela joven enrollada- bromeé.

-¿Abuela?- Jake parecía sorprendido- Vaya, eso es genial, estoy seguro de que Becca tendrá muy consentidos a tus hijos, siempre fue muy buena con los pequeños.

-Oh, no, yo no tengo hijos- dije sintiendo una pequeña punzada en el estómago, supongo que hay cosas que nunca dejan de doler- Son de mi hermana Luna- busqué en mi teléfono una foto- Aquí están los tres granujillas.

Jake sonrió a la fotografía, en ella se veían los tres pequeños sonrientes, mi madre sostenía en brazos al pequeño Nick, apenas un bebé, aunque sin duda era el más parecido a mí, con sus grandes ojos verdes que casi no le cabían en la cara y mi mismo terrible humor mañanero. A su lado en la foto estaba Henry, el novio de mi madre, que sostenía una sonrisa acompañada de un gesto de esfuerzo, puesto que tenía colgados como monitos a mis otros dos sobrinos, Will y Tara, que con sus 7 y 5 años respectivamente, ya pesaban un poco más como para mantenerlos en brazos mucho tiempo. Will era un pequeño clon de su padre, mientras que Tara compartía muchos más rasgos con Luna, como sus rizos salvajes y sus profundos ojos.

-¡Cielos! Tu madre sigue igual que hace 15 años, se la ve muy feliz- dijo devolviéndome mi teléfono- Sin querer ser indiscreto con la pregunta, ¿ese hombre es...?- Jake parecía tímido ante la pregunta.

Hasta que llegaste túHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin