1. Encuentro fortuito

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Estaba sentada en aquel bar, distraída, sin escuchar lo que mis amigos charlaban a mi alrededor. Tomé un sorbo de mi cerveza antes de volver a inspeccionar el lugar, buscaba algo, esa noche había salido a cazar, necesitaba un buen par de orgasmos para deshacerme de la inquietud que me asolaba últimamente. Pero no había nada de mi interés.

No es que mi vida fuese mal, al contrario, dentro de lo que cabe, era bastante feliz, es solo que estaba en un extraño periodo de mi existencia, como si mi intuición me dijese que algo importante estaba por pasar.

Tenía unos amigos estupendos, una familia que me quería, ligues cuando me apetecía y un trabajo estable que me daba mucho dinero y satisfacción personal. Como dueña de una de las corporaciones que más fuerza había tomado en los últimos años, no solo en Chicago, ya éramos mencionados incluso a nivel internacional, mi economía tampoco era un problema. Me dedicaba a mi pasión y ganaba mucho con ello, gracias a mi agudo ingenio y, para qué mentir, un poco de suerte.

Vivía en un ático increíble, junto a mi mejor amiga y cofundadora conmigo de la empresa Double W Corporation. Ella parloteaba a mi lado sin parar con el resto de la mesa, fue idea suya salir esa noche. A pesar de todo lo bueno que tenía, algo estaba fallando en mí, algo me estaba alertando y me frustraba no saber qué era exactamente.

Mis amigos atinaban un poco al decir que lo que necesitaba era buscar una pareja estable, alguien con quien compartir mi vida, que ya a mis 31 años iba siendo hora de sentar la cabeza. Claro, todos ellos estaban ya con sus amorcitos y sus planes de futuro, normal que pensasen así, a pesar de conocerme.

Pero, como siempre, la cosa no es tan sencilla, cargaba con un corazón roto, había olvidado hace mucho tiempo como querer o amar, por eso era tan difícil, yo no permitía que nadie entrara en mi corazón, aunque pretendientes no me faltaban. Sin sonar ególatra ¿quién no querría meterse entre las piernas de Lexa Woods? Era plenamente consciente de mis destacados atributos físicos, de mi alto coeficiente intelectual y de mi buena posición económica y social, lo que veían de mí: una mujer imponente, poderosa y con un cuerpo de escándalo. Aunque era mucho más que eso, qué sabrá la gente... Ellos solo quieren lo que creen que soy, no estarían dispuestos a querer mis cicatrices y mis manías.

Volví a darle tres vueltas a la pulsera de mi muñeca izquierda, uno de mis múltiples tics nerviosos, era una fina cuerda roja, regalo de alguien muy especial de hace años, la conservaba a pesar de todo, como el recuerdo de algo bueno, que nunca llego a terminar.

Tomé un sorbo de mi cerveza e intenté unirme a la conversación de Anya con el resto, pero antes de poder hacerlo tuve que echar otro vistazo alrededor. Por fin, después de haber repasado hasta el último cliente del bar encontré alguien que llamó mi atención, un pequeño grupo acababa de entrar y, entre ellos, una mujer enfundada en un escotado vestido rojo, con un largo cabello rubio, no podía distinguir mucho más debido a lo oscuro que estaba el sitio, pero lo había decidido, esa noche esa rubia gritaría mi nombre.

Pasé la siguiente hora charlando con mis amigos, sin dejar de observar a la rubia desde la distancia, estaba sentada en una mesa junto a dos chicas y un chico, reían animadamente mientras no paraban de beber. Más tarde solo quedaban la rubia y un chico y una chica, a estos dos últimos se les veía bastante arrimados.

*****

A estas alturas yo ya estaba un pelín alegre, pero no borracha, así que decidí no tomar más. Ya solo quedábamos en la mesa Lincoln, Anya y su novio, Gustus. Casi siempre pasábamos nuestros ratos de esparcimiento juntos, éramos como una pequeña piña. Se habían dado cuenta de que no le había quitado el ojo de encima a la chica rubia.

-Woods, terminarás por tener una denuncia por acoso a este paso- bromeó Lincoln. Era alto, moreno, de mirada y cabello oscuros, sumamente imponente, pero cuando bromeaba era imposible no seguirle el rollo y Anya, sin dudarlo, lo hizo.

Hasta que llegaste túWhere stories live. Discover now