Dabe que estaba parado a un lado viendo todo con horror, contemplando como sus aliados caían uno a uno, no pudo aguantar más y atacó a Gastón con una estaca en mano mientras éste estaba distraído, pero Theo fue más rápido y lo detuvo para luego enterrarle su propia arma en el pecho.

****

Las horas pasaron más rápido de lo que creí y no importa qué hiciera, no me pude comunicar con Aiden para hablar sobre mi mudanza, también intenté contactar a Victoria pero en su lugar fue Thomás quién atendió y no me dijo nada más que era mal momento para hablar, a decir verdad se oía extraño, como triste pero algo me decía que no importa cuánto lo intente, él no me diría nada de lo que ocurre.

Hice mis maletas horas atrás, ni siquiera tenía muchas cosas para llevar pero las pocas que poseía eran realmente valiosas para mí y mientras las guardaba deje caer un par de lágrimas por la decena de fotografías que tome junto a mi mejor amiga y ella ya no estaba.

Más tarde, ya en el automóvil de mi padre observé por última vez mi vieja casa y un enorme vacío se instaló en mi corazón porque estaba diciéndole adiós a todo lo que considere vida.

Cerré los ojos con fuerza y cubrí mi rostro en la mochila que traía a brazos, no quería llorar pero si seguía viendo por la ventana lo haría.

  Cuando la noche cayó nosotros llegamos a nuestra nueva casa, poco después del camión de mudanzas que trajo apenas un par de muebles ya que nuestro nuevo hogar estaba previamente amueblado para nuestra comodidad y eso hizo que mamá borrara un poco aquella mueca de desagrado que traía en el rostro, ella al igual que yo no deseaba irse del pueblo y ahora estamos aquí.

Mientras papá me enseñaba mi nueva habitación en el primer piso yo me quedé viendo al techo de tejas que había bajo el alféizar de mi ventanas y me decía a mí misma que si en algún momento deseaba escapar de casa podía salir por aquí, caminar por el techo hasta algún árbol cercano o poste y luego saltar al suelo.

"Pan comido" dijo mi mente y me volví hacia mi padre.

No entendía porqué pero él lucía un poco más tranquilo como si todo esto de la mudanza lo hubiese traído alterado y al fin pudiese respirar con tranquilidad ¿Acaso lo habían presionado tanto en el trabajo para que nos mudaramos?

Miré mi nueva cama, mi nuevo suelo y mi nuevas paredes pintadas de blanco cual psiquiátrico.

–Bonito ¿No lo crees, Miku? –preguntó papá y apenas asentí, él se veía feliz y no quise destruir aquella sonrisa sutil que tenía pues pocas veces lo veía reflejar tal ánimo –Iré a ayudar a tu mamá con las otras cajas de mudanzas, tú si quieres revisa la casa.

–¿Puedo salir a conocer el vecindario?

–Son casi las once de la noche, no es muy seguro pequeña.

–¿Por favor?

Mi padre lo pensó un instante y luego para mi sorpresa se negó.

–Es tarde, quizás mañana.

–Papá...

–Acomoda tus cosas y duerme –me interrumpió y lo que dijo se oyó más como una orden que una sugerencia.

–Okay.

Cuando mi padre se fue de la habitación solté un suspiro y me giré hacia mi nueva ventana que daba al lateral derecho de la casa, pero el vecino de al lado no tenía ventana que diera a la mía así que no podría verlo y eso me hizo sentir tranquila de cierto modo.
No es como si fuese una chica realmente rebelde, pero tampoco creo que todas las reglas deban de ser acatadas sin chistar así que después de un largo viaje, una mudanza exprés y el contener mis emociones decidí que era tiempo de ser yo realmente y sin pensarlo levanté el marco de la ventana para salir por ella y caminar sobre el techo de tejas rojas con sumo cuidado como si fuese una misión ultra secreta, paso a paso hasta llegar a una columna de concreto no muy lejos del techo; simientos para extender la casa y que me sirvieron para escapar de mi habitación sin ser vista.

Aiden.Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα