33. Pólvora&Fuego [Cuarta parte]

4.3K 209 241
                                    

Última parte.

James

Continúo secándome el cabello con la toalla que tengo encima de la cabeza sin dejar de sacudir hasta dejarlo húmedo, mientras me reparo en el gran espejo del baño de tonos oscuros que me deja detallar lo limpio que estoy luego de un baño de unos cuantos minutos. Intentando quitarme el olor del vomito hasta lograrlo finalmente.

Lanzo la toalla hacia un rincón del baño. Apoyo ambas manos en el borde de la encimera inclinando mi cuerpo hacia el espejo, detallando el mechón rebelde que ahora es color negro por lo húmedo que tengo el cabello y que cubre mis cejas. Rebusco en la encimera de granito donde se encuentra el lavamanos entre la docena de perfumes de marca que tengo.

Hasta tomar el perfume Dior y rociarlo en todo mi pecho hasta quedar bien perfumado. No quiero tener rastro a olor de vómito, así que no me interesa gastar el envase completo, si es necesario.

Salgo del baño entrando de nuevo a mi habitación estrictamente ordenada con solo unos shorts negros puesto y caminando hacia mi escritorio caoba donde se encuentra el botiquín que busque luego de salir del baño. Abro la caja sacando lo necesario; crema para moretones, cicatrizante y curas.

De pronto la puerta de mi habitación se abre, y no hace falta que voltee para saber quién es.

—¿Dónde está Emily?—pregunto a mi hermana que está detrás de mi espalda.

—Ahora sí luces como el prepotente, egocéntrico y arrogante: James Harrison—bromea—. En verdad agradezco que no me gusta el alcohol y que ni siquiera siento atracción por probarlo, porque...—la interrumpo.

Me giro por completo dejando de darle la espalda y mirando a mi hermana quien está algo empapada de agua por ayudar a Emily durante su baño.

—¿Qué le paso?—arrugo mi entrecejo y me encamino para salir de mi habitación para ir tras ella mientras Emilia se dedica a perseguirme siguiéndome el paso desde atrás.

—¡Está bien, no le paso nada!—dice para calmarme y siento como toma mi antebrazo intentando detenerme. Doy medio giro hacia ella y mi hermana me explica—: Es solo que está algo triste, y en algunas ocasiones tu nombre salió de su boca, pero no entendía nada porque entre el sueño y lo ebria. No articula—dice—. También se quedó en el baño y no puedo cargarla. Y no soy a quien ella busca precisamente, no me llamo: rey de la arrogancia.

«¿Ahora qué pasa, reina del drama?».

Claramente quiere que vaya por ella. Asiento e intento seguir mi camino hacia la habitación de Emilia, pero vuelve a hablar.

—Otra cosa—añade y volteo a verla—. Estoy feliz por ti, Federick. Estoy feliz de saber que llegaste a Miami odiando todo y a todos. Hasta que ella apareció y de pronto es la excepción de todo—sonríe débilmente—. Siempre te lo dije... todos merecemos ser felices, no importa que tan "problemáticos "seamos—hace comillas con sus dedos.

—¿En serio estás manipulándome para llevarte a Nueva York a patinar sobre hielo, como una mocosa de seis?—pregunto frunciendo mi ceño—. ¿A mí, Tatiana?—me señalo—. Te volviste loca.

Sacudo mi brazo fuera de su dirección demostrándole que no me importan sus caprichos de mocosa, solo para ir a una pista de hielo. ¿Cuánto cree que tiene? ¿seis? Que no me joda.

—Madura, joder—espeto.

—¡Bueno, tenía que intentarlo!—admite elevando sus manos al aire y toma aire para luego de unos segundos decir—: Pero si es cierto lo que te dije y lo sabes. Kim solo iba a ser un momento, y lo fue, pero cuando los veo a ustedes dos, Federick...

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora