17. Polos opuestos

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Scott

Brinco a partir de la raya marcada y encestó la pelota en el aro una vez más. Esta vez no busco la pelota sino que dejo que se vaya y me concentro en recuperar el aire.

—Tres horas, Scott— repite Nora la ama de llaves que camina hacia mi dándome el pote con agua— Llevas tres horas jugando. ¿No deberías descansar? Tus rodillas pueden lesionarse, no lo olvides.

Tomo el pote y bebo todo su contenido mientras me da una toalla con la que me seco el sudor de la cara y del cuello.

—Lo sé, eso no se me olvida— le digo riendo— Solo necesitaba, calmar mi ansiedad.

—Eso no es ansiedad, son nervios— me corrige la mujer de mediana edad sacudiendo su cabeza— ¿Por solo entregar una información? ¿Te sientes bien?

La mujer coloca su mano en mi frente y hace una mueca.

—Fiebre no tienes.

Yo solo comienzo a reírme con burla.

—Me siento bien, no hace falta hacer un drama— me encojo de hombros— Y no son nervios. No es la primera vez que hackeó algo ¿O si?

—Tu papá se entera y te enviará de nuevo a Chicago— me advierte señalándome— Dijiste que no lo harías más nunca, ¿Que pasó?

Mi teléfono comienza a sonar, se lo muestro a la mujer y ella voltea sus ojos.

—Pronto me cuentas, quiero saber— me advierte y ella se da la vuelta para irse de la cancha de basketball.

Atiendo la llamada mientras camino para salir de la cancha de basketball de la mansión hacia mi habitación.

—Joder... ¿Utilizaste el sabor a banana? Joseph insiste con que es terrible— Es Ryan. 

—¿Es en serio, Ryan? ¿Para eso me llamas? Estaba jugando no metiendo el pito. 

—¿En serio crees que te voy a creer el cuento de las tres horas de juego? ¡Apuesto que quemabas calorías con las modelos de tu mamá! ¡Egoísta! ¡Te dije que me dieras el nu...— se deja de escuchar la voz de Ryan y se escucha la de Joseph— Ignora lo que te dijo ese imbécil, solo era para decirte que Rebecca Harrison, me llamo y me pidió que le dijera a todos que fuéramos a su mansión. 

—Espera... ¿A la mansión Harrison? 

—A la mía... ¡Esa idiota!— escucho a Ryan a lo lejos— Es un egoísta, rubio y yo que le compartí los mejores sabores. 

—¡Joder, te voy a llevar un jodido número! ¿Para que vamos a ir a la mansión de James? No creo que sea por el día de la amistad o algo.

La risa de Joseph se escucha a través de la línea al igual que los gritos de Ryan luego de lograr lo que quería.

—Aún no lo sé, solo que Rebecca me llamo y me pidió que fuéramos pronto. Así que muévete. 

—¿Y si nos patea a todos el culo al vernos? 

—Entonces ponte unos buenos pantalones, al menos dos para que no te duela— se burla. 

—Es en serio, Joseph. 

—¡Que te lo patee a ti primero y nos cuentas!— escucho a Ryan y luego a Joseph— Vaya... algo sensato. 

—Esta bien, pronto salgo.

Llego a mi habitación y cuelgo la llamada. Dejo mi teléfono a un lado de mi MacBook, entro a mi baño y me desvisto todo. Entro a la regadera y dejo que todo el agua fría me quite el sudor del cuerpo. Tardó unos minutos mientras relajo todos mis músculos con el agua fría.

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora