35. EL SIMPLE SERVIDOR

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Caminaba por los elegantes pasillos, no prestaba ni la más mínima atención a las miradas de preocupación o los ceños que se fruncían al verlo pasar.

En ese momento todo le resultaba tan banal, tan sencillo, tan insignificante con lo que estaba sucediendo.

Al recordarlo apretó con más fuerza el papel que llevaba en la mano, se detuvo ante las puertas de madera, estiró las manos y la abrió sin importarle el ruido que provocaba.

La oficina oval del presidente se encontraba vacía.

—Ahora los héroes parecen estar combatiendo con lo que parecen ser sus...

—Varios héroes han llegado para unirse a los hombres del ejército chileno, lo que buscan es ayudar a evacuar la isla, mientras tanto del otro lado se libra una batalla... —el presidente Walker sentado en su silla miraba fijamente las diferentes pantallas, en todas se estaba hablando de lo mismo, solo tres estaban trasmitiendo lo que estaba sucediendo en la Isla de Pascua.

Blacknight acorto la distancia, se colocó justo por delante del presidente, y descargó un poderoso golpe contra la mesa.

—¡¿Has dado la orden de que no intervengamos?! —rugió con furia contenida. Los ojos hundidos del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica se dirigieron a la bola de papel que se había convertido su orden ejecutiva.

—Sí, yo he dado la orden —susurró como si no recordara haberlo hecho.

—¿Por qué? ¿Acaso no vez que necesitan apoyo? —masculló Blacknight apuntando con su dedo hacia las pantallas donde se trasmitía todo en tiempo real.

—Ellos querían hacerlo todo por su cuenta, entonces que resuelvan este problema por su cuenta —sentenció el presidente con retomada confianza, que pronto se esfumo al ver la mirada asesina que le lanzaba Blacknight.

—¡Si no detenemos esa amenaza, entonces no habrá nadie que lo haga! ¿Acaso no lo entiendes, si la Nación cae, nosotros seremos los siguientes? —escupió furioso.

—Si eso sucede —susurró un tembloroso presidente—, lo único que debemos hacer es aliarnos con el ganador, es lo que siempre hacemos.

—¡¿Te parece que ese sujeto necesita de aliados?! ¡Míralo, está poniendo en ridículo a la Nación! —rugió—. ¡Mira los cadáveres que están cerca de él, eran sus compañeros, sus aliados, mira lo que les hizo a sus aliados! ¡Si así trata a sus aliados, ¿Qué piensas que hará con sus enemigos?!

—Siempre nos queda el armamento militar —anunció con voz apagada, como si se encontrara en otra realidad muy alejada de la suya.

—¿Acaso perdiste la cordura? ¡Buscas que todos los países se nos lancen como fieras directo al cuello, y tú quieres proporcionales el por qué! —Sentenció Blacknight, se llevó dos dedos a los ojos y los masajeo buscando disminuir su enojo—. Además, nadie nos asegura que vaya a morir con un arma nuclear.

Blacknight fijo su mirada en una de las pantallas donde la cámara hacia un zoom para ver el semblante serio del hombre que se hacía llamar el Purificador. Aunque jamás lo admitiría en público, hasta a él le daba mucho miedo, y un escalofrío recorría su espina dorsal al pensar que podría no solo enfrentarse sino intentar asesinar a tan enigmático personaje. Tragó una gran cantidad de saliva de solo volver a pensarlo.

El sonido del teléfono le hizo girar con rapidez y sacar su arma. Suspiró frustrado al darse cuenta de lo estúpido que había sido, guardo deprisa el arma, dirigió su atención al presidente, el cual observaba con horror el teléfono.

—¿No piensas contestar? —la pregunta de Blacknight lo trajo de vuelta a la realidad, se agito con un movimiento de cabeza haciendo que sus arrugas bailaran en el proceso, Blacknight no le dio importancia, se giró y clavo toda su atención en las pantallas—. Debe ser el ejército, o los diputados, la gente ha de estar clamando por nuestra intervención.

Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)Where stories live. Discover now