16. UN ÚLTIMO SUSPIRO

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Janet continuaba observando por la ventana el hermoso día que hacía en el campus de la universidad Columbia. Le resulto imposible evitar pensar cómo sería pasar aquel hermoso día en compañía de Oliver.

Sus palabras resonaron como alarma de incendios dentro de su cabeza: ‹‹He conocido a alguien, y estoy sintiendo algo que nunca sentí por nadie››.

Apretó con fuerza desmedía su mano izquierda, arrancando varias hojas de su libreta de apuntes, lo que acabó provocando un sonido agudo. En ese momento recordó que se encontraba aun en el aula. Solo unos cuantos parecieron darse cuenta de su repentino ataque de ira.

Entre ellos se encontraba su amigo Nathan, quien le hizo una pregunta sin sonido, por lo que Janet tuvo que esforzarse para leerle los labios:

—¿Qué sucede contigo? —preguntó frunciendo el ceño. Janet se limitó a poner los ojos en blanco, le molestaba demasiado que Nathan se quisiera meter en asuntos privados.

—Señorita Janiot —llamó el profesor Adam. Janet no podía creer su suerte, así que dejo de hacer girar su lápiz y entorno los ojos hacia en el profesor—. ¿Quieres explicarnos las partes más importantes de un reportaje?

No podía creer que solo para ello hubiera llamado su atención. Aquel pensamiento hizo que su furia se fuera extendiendo por todo su cuerpo, algo que termino por alcanzar su mente y acabó con la paciencia que había aparentado tener.

—¡Se supone que para eso pagamos, ¿No?! —Exclamó poniéndose en pie, lo que termino atrayendo todas las miradas del aula—. ¡Yo vine aquí a aprender, no a que me hagan preguntas estúpidas, sobre algo que usted debe enseñarme!

Respiraba con agitación. El aula se había quedado en un completo silencio. Justo en ese momento se percató que todos los ojos estaban clavados en ella y al instante entendió el porqué.

Recogió a toda velocidad sus cosas y abandonó el aula como prisionero sentenciado a muerte. Debido a su precipitada huida, acabo por chocar contra alguien, pero no le importo y continúo andando.

La campana sonó y de las aulas comenzaron a salir los diversos estudiantes. Janet se abrió camino aun si tenía que empujar a unos cuantos. Desde su llegada, comprendió que aquel sitio no se parecía en nada al Instituto de Ciudad Miller, allí todos parecían ser más maduros y buscaban en menor medida evitar los problemas.

A sabiendas que nadie se atrevería a decirle nada, a Janet no le importo a cuantas personas empujo o golpeo para lograr abrirse paso hasta la salida. Agradeció que el campus se encontrara casi vació.

—¡Espera! —alguien la cogió del brazo y le hizo girar. Nathan jadeaba, tal vez resultado de haberla seguido a toda velocidad.

Nathan había sido el primero en acercársele para entablar una conversación. Era un muchacho inteligente, y sin dudarlo en sus aspiraciones era muy realista. Su aspecto era un tanto común, cabello castaño, ojos marrones, nariz ancha y labios carnosos que combinaban con su piel morena.

—¿Qué acaba de ser eso? —preguntó con voz preocupada, desde hacía unos días Janet se había estado comportando de una manera muy extraña, algo que intento no demostrar, pero por la pregunta de su compañero, comprendió que había fracasado también en eso.

Algo dentro de sí no le dejo considerarlo de aquella forma, no le agradaba que Nathan le hiciera preguntas como si fueran viejos amigos. Ella había aceptado la decisión de Oliver, y por tanto debía cargar con aquella rabia. Levanto el rostro y observó a un confundido Nathan.

‹‹¿Realmente he cambiado tanto desde ese día?››, se preguntó para sus adentros.

—Solo tengo varios problemas, como todos los demás —dijo soltándose del agarre de Nathan.

Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)Where stories live. Discover now