32. ESCAMAS EN LLAMAS

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Todos abordaron deprisa la Falco Peregrinus. Al tiempo que recorrían la nave iban tomando asiento. James buscando no incomodar a nadie se deslizo por la nave, el Arquero se limitó a imitar a los demás, no quería molestar a nadie, así que tomo asiento hasta la fila trasera.

Andrew no pareció darse cuenta de ello, cruzo la puerta de la cabina del piloto. Sin tiempo que perder tomo asiento. Cogió unos enormes audífonos y con ellos cubrió sus orejas. Inició a apretar y accionar diferentes mecanismos del tablero.

Estiro la mano y apretó un pequeño botón rojo. La puerta de metal que se encontraba justo al frente de la nave comenzó a moverse, una gran cantidad de agua entro golpeando con ferocidad la nave, esta resistió el impacto y solo se agito un poco.

La cantidad de agua continuó entrando. Andrew estiró la mano, apretó un botón azul y acciono una llave. Las llantas de la nave comenzaron a moverse y pronto terminaron dentro de la Falco Peregrinus.

Gracias a la gran cantidad de agua, la nave comenzó a flotar. Andrew estiró ambas manos y cogió con fuerza el timón, lo movió hacia delante, las turbinas de la Falco Peregrinus comenzaron a moverse a gran velocidad, y pronto abandonaron la sala de despegue.

La nave se deslizaba en completo silencio por las oscuras aguas. Andrew se aferraba con tal fuerza al volante que sus nudillos se tornaron blancos. Miró de reojo el radar del tablero, espero expectante unos segundos, y cuando lo considero necesario, dejo que el timón volviera a retomar su posición y lo levanto un poco hacia arriba.

La Falco Peregrinus inició su ascenso, iba con tal velocidad, que los peces, depredadores y animales desconocidos por los humanos se apartaron a toda velocidad.

La nave abandonó las turbulentas aguas, continúo ascendiendo, cruzaron varias nubes grisáceas. Apretando los dientes y soportando la fuerza de la inercia, Andrew manipulo el timón moviéndolo hacia abajo, la Falco Peregrinus volvió a retomar su posición vertical.

—Lo siento. Hoy es un caso especial —susurró para sí mismo. Estiro la mano, levanto un cristal del tablero, acciono la llave y apretó el botón. Las delgadas alas de la nave se abrieron un poco más y se doblaron un poco por la mitad, un color azulado escapo de las rendijillas. Andrew espero mirando en el tablero, cuando una luz azulada se encendió en la pantalla del tablero, comprendió que todo estaba listo.

Ingresó varias coordenadas en el tablero, bajo la mano y manipulo una palanca, devolvió la mano al timón y dejo escapar aire.

—¡A toda velocidad! —anunció emocionado y asustado, apretó el botón del timón, la Falco Peregrinus dejo escapar llamas azuladas, y salió disparada como una bala a su destino.

Tras varios minutos intentando mantener el control, Andrew opto por accionar el piloto automático. Cuando estuvo seguro que este entro en funcionamiento, dejo en libertad el timón. Sus manos se abrieron y cerraron, buscando hacer que la sangre le circulara.

—Charles, ya no quiero más sorpresas —confesó recordando sus antiguas derrotas—. Necesito que re-programes el satélite y con el tomes una versión térmica del buque secuestrado. Quiero saber cuántos son, y que ha sucedido con los soldados, ¿Has entendido?

—Realizando la revisión térmica —sentenció con determinación Charles. Andrew sonrió, feliz por la entrega de la inteligencia artificial.

Los minutos comenzaron a trascurrir. Un frío sudor inicio a correr por su sien, le incomodaba como aquellas gotas se deslizaba por su espina dorsal. Lo estaba poniendo nervioso el que Charles no mencionara ni una sola palabra. Buscando romper aquel denso silencio, Andrew despegó los labios para obtener su información.

Choque de Maestros (Crónicas de un Inesperado Héroe II)Where stories live. Discover now