—Ma... má. —Repite varias veces, y eso me hace muy feliz. Demuestra que está contento a su manera, no para de mostrarme esa sonrisa con escasos dos dientes. Retiro el pañal húmedo, y le coloco uno limpio.

—Listo, mi precioso. —Beso su regordeta y apachurrable mejilla. —Feliz primer cumpleaños, Manuel.

—Mami, ¿Podemos regalarle un dulce a Manuel? —La voz de Rose hace que mi atención vaya a ella. —Para que tenga un dulce cumpleaños.

—Mi vida, eres la persona con el corazón más hermoso que yo haya conocido. —El cariño que le tiene a su hermano, me conmueve. —Podemos regalarle uno que otro dulce, por supuesto. Y conseguiremos uno para ti, ¿Te parece?

—Yo quiero un helado muy grande.

—Entonces, todos comeremos un helado muy grande, mientras vemos una película, ¿Así está mejor?

— ¡Si! —Chilla emocionada. —Le diré a papá.

Sale de la habitación, cual velocista, sus gritos al llamar a su padre se escuchan desde aquí.

—Vamos Manuel, que nos espera un delicioso desayuno. —Deposito un beso en la punta de su nariz. Acomoda su cabeza en mi hombro.

Lo sé, mi vida, a mí también me hacen falta ustedes cuando estoy tan lejos.

Camino bastante rápido, para alcanzar a Rose, tiene prohibido bajar las escaleras corriendo, y si lo ha hecho, le voy a castigar. Consigo verle, está bajando las escaleras de escalón en escalón, hasta que llega al último y vuelve a correr. Aminoro mi paso, mientras jugueteo con mi niño hermoso, él me sonríe, y se divierte con mis locuras de mami enamorada. Conforme me voy acercando a la cocina, puedo escuchar con más claridad lo que Rose le cuenta a su padre, lo hace con tanta emoción, que contagia. Al entrar, me lleno del aroma delicioso que invade el sitio. Paul me hace un resumen de todo lo que le dijo nuestra hija, mientras nos sentamos para tomar nuestros alimentos, con esa pose suya de querer ayudarme en todo, igual que lo hizo cuando estaba embarazada de Rose y Manuel, trata de consentirme. Se queda con nuestro bebé entre sus brazos para que yo pueda comer con mayor facilidad, ¿Qué hicieron con la silla de mi hijo? Dejo el tema, en algún momento aparecerá. Cuando terminamos el delicioso desayuno que mi amor ha preparado, la rubia hermosa que tengo por hija, pide que iniciemos con el plan de ver películas, y nos enumera todas las que le gustaría ver, que son una exageración. Me llevo a los niños a la sala para ir preparando nuestro cine en casa. Dejo a los dos jugando en la alfombra, para dedicarme a la búsqueda de algunas películas para que podamos verla, definitivamente no serán todas las que mencionó Rose, selecciono las que con normalidad le entretienen.

Mi amor se sienta con nosotros en la alfombra, ya puedo darle iniciar. Cojo a Manuel de los pies para atraerle hacia mí, es un pequeño muy activo, ahora que tiene más movimientos e incluso puede caminar, pese a que aún no recorre distancias largas por si solo, es un niño de cuidado. Rose le explica a su padre algo sobre la película, ¡Y como no! si se las sabe todas, y Paul es así, siempre intenta mantener conversación para que desarrolle un poco más su forma de expresarse. El pequeño coge el mando de la televisión, y me veo en la necesidad de quitárselo de las manos cuando veo que va a llevárselo a la boca, pese a que me gruñe, no cedo. 

La primer película termina, me percato de la hora, se nos ha ido el tiempo. El resto de la familia vendrá para celebrar el cumpleaños de Manuel, y nadie sabe que he venido a Seattle. Por lo tanto, no tenemos tiempo que perder. 

—Este par de pulguitas, se van al baño. —Digo divertida. —Mi amor, ¿Me ayudas con Manuel? Iré con Rose para bañarla. 

—Pero mami, si yo soy una niña grande. —Se queja. —Yo puedo bañarme sola, no soy un bebé como Manu. 

TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY (THREE)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum