—Estoy enamorado de una mujer y por intentar protegerla de mí y de mis problemas he estropeado una perfecta relación y mi futura familia. —hizo una pausa, bajando su mirada a sus dedos, comenzando a jugar con estos.— es que encima está embarazada, que no me hace especial ilusión... No me hace nada de ilusión vaya. Pero, aunque eso me preocupa, no me preocupa tanto como ese sentimiento que me atormenta. —tomó aire, tratando de recobrar las fuerzas para seguir hablando.— yo lo que siento es miedo, doctora... Hace unos meses recibimos una amenaza de muerte, dicha amenaza decía que matarían a todos los Parker, bueno usted no sabe quienes son pero son importantes para mí y para todo mi círculo. —explicó brevemente.— me sacrifiqué mucho para que no se cumpliera nada de lo que prometían que harían, pero finalmente como si de una predicción del oráculo de Delfos se tratase, se cumplió la profecía. Ahora me da miedo no tener nada controlado y que empiece a morir gente, que no hay necesidad ninguna.

La psicóloga apartó la mirada en seguida de sus apuntes y lo miró realmente interesada en lo que tenía que decir el hombre, aquello no era cuestión de una ruptura amorosa como Tony le había advertido, eso iba más allá. Lucas Murphy sentía pánico porque por primera vez en su vida había una situación que no podía ni comprender ni controlar.

—Y... ¿Qué fue lo que hicieron, cuál es esa profecía?

—Prometieron que matarían a todos los que llevasen el apellido Parker. Y al parecer, mataron a un bebé que iba a llevar el apellido Parker. —suspiró, buscando a base de pequeños toques por su pantalón su caja de cigarrillos.— no había nacido, pero esto es como en Los Soprano, nos mandaron un mensaje.

—¿Y qué cree que pase? —preguntó tratando de guardar la calma.

—Es usted una chismosa, me gusta. —la señaló con una sonrisa. Lucas no creía que eso fuera por terapia.

—Señor Murphy, céntrese.

—No se preocupe mujer, si yo se lo cuento. —sacó su caja de cigarrillos, encendiendo uno lo más rápido que fume.

—No se puede fumar durante las sesiones.

—Porque usted lo diga. —se burló echándole el humo en la cara.— está en mi casa, en mi habitación y encima dirá que no puedo fumar.

—Se está yendo por las ramas de nuevo. —le recordó.— ¿qué cree que va a pasar?

—Ah sí, sí... —dio otra calada.— aquí va a empezar a morir gente en menos de lo que canta un gallo. Y seguramente el próximo sea un Parker. Y yo no podré hacer nada.



Frustración, impotencia, enfado... Esos habían sido los sentimientos de Tony durante esos últimos días. Sus queridísimos "acosadores" habían logrado hacerle llegar un mensaje a Lucas, aunque este había sido por mensaje esta vez. Después de que el abogado saliese de su primera cita con la psicóloga este se sinceró y le enseñó el mensaje que le había llegado, un mensaje breve pero letal.

"Primer Parker muerto. ¿Quién será el siguiente?"

Tony tras leer aquello se sintió la peor persona del mundo por haberse alegrado en un principio de que dicho embarazo hubiera sido interrumpido. Luego trataron de rastrear el teléfono móvil con el que le habían enviado el menaje a Lucas, pero se les hizo imposible. Al parecer había sido desde un teléfono con tarjeta prepago y muy seguramente dicho teléfono ya estuviera más que destruido.

—Stark, no puedo más con este estrés. —murmuró Lucas aún recuperándose de su último ataque de ansiedad.— me levanto cada mañana con pánico, siempre pienso que puede ser el último día de vida de Peter y la impotencia puede conmigo. ¿Qué hago? ¿Le pongo unos cascabeles y le obligo a dormir conmigo?

Tony negó, con la vista clavada a un sitio fijo. Ese problema se debía solucionar ya.

—Han matado a un miembro de mi familia, se acabó el intentar hacer las cosas por la manera correcta. —miró a Murphy, esperando que este le diera la razón.— vamos a por Marie, Anderson y todo aquel que tenga una posible razón para amenazarnos. Ya se acabaron los mensajes y las amenazas, yo tampoco puedo más.

—¿Y qué quieres que haga yo? ¿Los mato? Solo soy abogado y los procesos judiciales son muchísimo más lentos. Sin pruebas no podemos hacer nada, encima. Primero creo que debemos ocuparnos de que Peter y May estén en el complejo. Este es el sitio más seguro. —dijo el abogado haciendo que Stark ahora frunciera el ceño con confusión.— suponiendo yo que sin la ayuda de Alan no nos pueden dejar ningún mensaje por el complejo porque es imposible entrar aquí sin permiso. Igual por eso me mandaron un mensaje de texto esta vez.

Otro suspiro de frustración salió de los labios del millonario, el intenso dolor de cabeza poco tardó en hacerse presente. Pensaba y meditaba quién podría ser el que los amenazaba, pero parecía tener una venda en los ojos que le impedía ver la realidad más allá de esta. Suerte que Lucas, por ahora sobrio y totalmente limpio de cualquier droga, no tenía ninguna venda que le impidiese hacer sus investigaciones, al contrario, ahora se sentía más cerca que nunca.

—Stark, hazme caso, no podemos hacer más. Ve a por May, yo iré a investigar por mi cuenta.

—Déjame ir contigo. —pidió Tony a lo que Lucas negó.

—Eres Tony Stark, salir contigo implica muchísimos riesgos. —tomó su teléfono mirando algo brevemente en este.— pero sé de alguien que sí que me sería útil... ¿Me prestas a Steve?

La Stark Where stories live. Discover now