Oculta

~ Capítulo 37 ~

¿Qué me ha hecho?

Es lo único en lo que puedo pensar. Ya no escucho nada, ni siquiera voces. Sigo flotando en la oscuridad, inconsciente, esperando algo. ¿Pero el qué? Ni la menor idea. Luego de sentir ese pinchazo de dolor en mi cuello, dejé de sentir.

Yo ya estaba muerta en ese entonces, pero esto es diferente. Como si mi mente se hubiera dado cuenta tarde de que estoy muerta.

¿Y ya está? ¿Esto es la "muerte"? ¿Vagaré por toda la eternidad en esta oscuridad?

O eso creía yo.

Como si me hubiese entrado un subidón de adrenalina, el aire entra a mis pulmones de golpe. Esta acción es tan rápida que mis ojos se abren de golpe. Empiezo a toser como una posesa, mientras que dirijo una mano a mi cuello.

Mi garganta arde, al igual que mis ojos. Siento que los pulmones me van a explotar.

Cuando el ataque pasa, me siento desorientada. No sé quién soy, dónde estoy ni lo que me ha pasado. Pero los recuerdos de mi vida (esta y la pasada) vienen a mi mente cuando miro a mi alrededor. Esta es la habitación de Blake Dallas. Miro mis manos confundida para luego tocar mis rostro.

— ¿Estoy... viva? — Esas palabras salen con dificultad de mí, y vuelvo a toser un par de veces.

¿Cómo es posible? ¡Recuerdo perfectamente que los médicos habían dicho que estaba muerta! ¿Pero qué pasó después? Sólo recuerdo ese maldito sonido/pitido constante que, estoy segura, provenía del cardiógrafo.

Luego de comprobar durante 10 minutos más que estaba viva, decidí levantarme. Para mi sorpresa, no besé el suelo. ¡Ni siquiera me temblaron las piernas! Logré levantarme y ponerme en pie como si no hubiese pasado nada, como si no hubiese estado muerta. Pero al intentar moverme, choco sin querer con una lámpara que se cae al suelo, provocando que se rompa y haga ruido.

Me quedo quieta y en silencio unos segundos, hasta que escucho unos pasos rápidos corriendo en mi dirección. La puerta se abre bruscamente, apareciendo por ella un Blake muy agitado.

— Ehh... Ha sido culpa de Bruce.

Con mi voz rota y apenas comprensible intento echarle la culpa a su hermano por haber roto la lámpara. Aunque a él no parece importarle la lámpara un pepino porque viene corriendo a mí para besarme.

— Lo siento.

— ¿Por el beso?

— Por haberte convertido. — Abro los ojos como platos cuando el vampiro dice esto.

¿¡Convertirme!? ¿¡En vampira!?

Rápidamente me acerco al primer espejo que veo. Es cierto que tengo la piel un poco pálida, aunque lo que me preocupa en realidad son los ojos rojos y los colmillos. ¡Alto! ¿Eso significa que ahora soy una híbrida? ¿O he perdido mi parte Cambiante? Me concentro, un poco asustada por saber la respuesta, y hago un ligero movimiento de manos para que de ellas salga una llama de fuego.

Vale, soy una híbrida.

— ¿Blake?

— ¿Sí? — El nombrado traga nervioso. 

— ¿¡QUÉ NARICES SE TE HA PASADO POR LA CABEZA AL CONVERTIRME!?

— ¡No podía perderte!

El vampiro con el que estuve casada en mi anterior vida no parece intimidado por mi presencia, sólo un poco desesperado por hacerme entender. Respiro un par de veces profundamente hasta lograr calmarme.

— Está bien, quiero que me cuentes lo que ha pasado porque no recuerdo nada.

Nos pasamos un buen rato hablando de cómo el Nº 0 me hirió de gravedad en el estómago y mis amigos se retiraron de la pelea para poder salvarme. Según Blake, esos enfermeros eran unos incompetentes y no hicieron nada por ayudarme, palabras literales del vampiro, aunque a mi parecer yo no tenía ninguna salvación desde que me hirieron. 

— Y entonces aparecí yo, como tu valiente hombre de brillante armadura, para salvarte a ti, bella princesa.

— Y me mordiste. — Alzo una ceja ante la chorrada que acaba de decir el vampiro, quien pone cara de héroe.

— No había otra opción. Me negaba a dejarte morir de nuevo.

Ahí es cuando me doy cuenta de su error. Ha dicho "de nuevo". Me haría millones de preguntas si no supiera que habla del yo de mi vida pasada. Nos quedamos en silencio unos minutos, sé que él está esperando a que formule la dichosa pregunta, pero creo que ya va siendo hora de que se dé cuenta de que ya recuerdo todo.

Blake me mira fijamente, y yo me muerdo el labio nerviosa.

— ¿No vas a... preguntar?

— ¿Para qué? Si ya sé la respuesta.

Dallas me mira con los ojos abiertos como platos, no se lo esperaba para nada. Abre la boca y la cierra varias veces, como un pez.

— ¿Qué... ? — Sin darle tiempo a formular la pregunta completa, le agarro de la cara y le acerco otra vez a mis labios.

— En esta vida no me llamo Camelia, pero espero que me sigas queriendo igual.

Blake me mira sorprendido. Enseguida puedo ver sus ojos llorosos, pero antes de que pueda hacer nada, se abalanza a mis labios. Nos besamos durante varios minutos hasta que un carraspeo nos hace separarnos.

— Y luego dices que no estáis juntos...

Jill me lanza una mirada pícara que me hace enrojecer. Los 3 hermanos están en la puerta mirando la escena divertidos. Cuando los veo juntos, no me aguanto las ganas de decirles la verdad.

— ¿No vais a abrazar a vuestra madre?

Los chicos paran de reírse a la vez para mirarme sorprendidos. Ahora somos Blake y yo los que reímos. La pelirosa hace el mismo gesto que su padre anteriormente: cerrar y abrir la boca como un pez.

— ¿Qué pasa, mi pequeña florecita?

— ¡Mamá! — Los chicos gritan y en un abrir de cerrar de ojos ya los tengo a todos aplastándome.

— Chicos... Yo también os quiero... pero no puedo respirar...

— ¡Tampoco lo necesitas!

Los muy idiotas ríen y, si no fuese por Blake que me los quita de encima, hubiese muerto.

Nuevamente...