~ Capítulo 20 ~

3K 237 0
                                    


— ¡Dejadme en paz! — Paso echa una furia al lado de mis amigos, que no dejan de preguntarme qué me pasa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¡Dejadme en paz! — Paso echa una furia al lado de mis amigos, que no dejan de preguntarme qué me pasa.

— ¡Alexia! ¿¡Pero qué ocurre!? — Max aparece a mi lado por arte de magia y me agarra del brazo. Enseguida me suelto bruscamente, haciendo que él de unos pasos atrás.

Sé que me arrepentiré después de lo que estoy haciendo, pero la ira me ciega demasiado. Sé que todos los que están en el pasillo me miran como si estuviera loca, pero me da igual lo que piensen éstos estúpidos seres inferiores. Porque eso es lo que son, no pueden compararse con los de mi especie ni de lejos.

Me da igual lo que piensen de mí. No tienen ni la más mínima idea de quién soy, por lo que he pasado, y mucho menos saben qué soy, aunque a éstas alturas incluso yo empiezo a dudar de mi propia naturaleza. Nunca he sentido lo que estoy sintiendo ahora. No es odio, ni dolor, es algo mucho más intenso, y no me gusta para nada.

Éste sentimiento dirige mis emociones y acciones, soy como un títere, un mero juguete con el que pueden jugar. Así es como me siento.

— No me toquen. No quiero hacer algo de lo que después me pueda arrepentir. — Soy consciente de la mirada de dolor que me lanza mi amigo, al igual que soy consciente de la oscuridad que habita en mis ojos.

— ¿Qué ha pasado? — Sólo con recordar lo sucedido se me revuelve el estómago y, de repente, me vuelvo a sentir colérica.

— ¡Sólo déjame en paz! — Entro en una aula cualquiera y cierro la puerta de golpe, haciendo que haga eco por los ahora silenciosos pasillos. Tiro la mochila de golpe en el suelo. — ¡Mierda! — Necesitaba gritar, intentar desahogarme.

Entonces me doy cuenta del lugar donde me encuentro, la biblioteca del instituto. Creo que nunca había estado aquí, pero no me paro mucho a pensar en ello. Miro a mi alrededor, buscando a alguien, y cuando no encuentro a ningún mirón, decido hacerlo.

Desahogarme.

Respiro profundo, cierro los ojos concentrándome y lanzo un pequeño grito haciendo que todos los libros a mi alrededor empiecen a volar en un pequeño torbellino, que cada vez se hace más grande. Me siento bien, siento que tengo el control de la situación, y eso me encanta. Abro los ojos para ver mi obra maestra. Los libros vuelan a mi alrededor, las hojas están esparcidas por todo el lugar, volando. Podría hacer lo que quiera en el mundo, podría volar un edificio entero si lo pensaba, es lo que decía en mi mente, pero Max se enfadaría.

No puedo traicionar a Max Drew.

Vuelvo a coger un soplo de aire y los libros vuelven a colocarse donde se encontraban en un principio. Asco, ese es el sentimiento que me inunda ahora. ¿Cómo pude caer tan bajo? He pisoteado mi propio orgullo al dejarme llevar por ese sentimiento. Pero sé que era inevitable, lo podía sentir en mi propia piel, era aterrador y doloroso...

Me siento en una pequeña pila de libros, ya había tocado la campana de clases, pero no tenía ganas de ir. Escucho la puerta abrirse y unos tacones resonar por todo el lugar. Desde donde estoy, la bibliotecaria no puede verme, así que no le presto demasiada atención. No sé qué hacer, sólo quiero distraerme de éste infierno, por lo que cojo un libro cualquiera y empiezo a leerlo.

Hace tiempo, cuando era pequeña, me encantaba que mi madre me leyera cualquier cosa. Era una simple escusa para escuchar su voz y que me abrazara. Ahora, recordar esos buenos momentos hace que mi corazón se encoja.

¿Por qué las mejores personas son las que se van?

— Qué mundo más cruel el que nos ha tocado vivir. — Una pequeña lágrima rueda por mi mejilla y cae en una de las páginas del libro, difuminando así algunas palabras.

— ¿Estás bien? — Me sobresalto al escuchar una voz a mi lado. No me lo esperaba. Mollie me observa preocupada.

— Yo... — Antes de poder continuar, ella me interrumpe.

— Tranquila, no te obligaré a que hables de ello. Sólo quiero que sepas que estoy aquí para ti.

Luego nos quedamos en silencio mirando las páginas del libro que tengo en las manos.

— ¿La has visto? — Ella se queda en silencio. — La odio, y no sé por qué.

— ¿A quién odias? — Otra voz a nuestras espaldas nos hace girar para observar a Jill.

— Creo que tu ya lo sabes.

Se acerca despacio a mí.

— Lo siento, no sabía que ella aparecería. — Miro sus ojos y me concentro en sus pensamientos.

Dice la verdad.

— Te creo. — Mollie nos mira con el ceño fruncido.

— Te dije que no preguntaría... Pero estoy perdida. — Jill y yo nos reímos suavemente.  

Parece que me he calmado un poco. Seguro fue gracias a ellas. Vaya, no me acordaba de la suerte que tengo.

Durante las siguientes horas, estuvimos las tres hablando sobre nuestros secretos, nuestros pasados

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Durante las siguientes horas, estuvimos las tres hablando sobre nuestros secretos, nuestros pasados. Hablamos sobre la naturaleza de Jill y su familia, nuestra propia naturaleza, la "cita" que tuve con Blake, la llegada de esa maldita... Sin embargo, no le dije mi verdadero nombre, ni les conté sobre mi pasado antes de que "Ellos" me encontraran, aunque sospecho que Mollie ya lo sabe, al igual que todos los míos. No porque no confiara en ellas, sino porque me dolía demasiado recordarlo.

Cuando ya estábamos satisfechas con toda la información recogida, no sabíamos qué hacer.

— Me aburro. — Mollie se encuentra acostada con unos libros como almohada. Hacemos tanto ruido que me sorprende que la bibliotecaria no se haya dado cuenta de nuestra presencia.

— ¿Vamos a mi casa? — Propuse. Quiero estar en cualquier lugar mientras Blake no esté. 

— Sólo si me dejas cambiarte de ropa. ¿Pero qué te has puesto? — Ruedo los ojos ante las palabras de la vampirita.

— ¿Qué tienes contra mi ropa? Sólo llevo unos vaqueros y un suéter.  

— Nada, solo quiero ser tu estilista personal, ¿no lo sabías? — ¿En qué momento me convertí en su muñeca preferida?

— Pues cámbiala para ir a un partido. — Jill y yo miramos a Mollie.

— ¿Hoy tienes partido? — Mollie y Jaden juegan al fútbol, aunque por lo que tengo entendido Mollie no suele ir a los entrenamientos. Según ella, no necesita entrenar para ganar.

Bueno, somos Cambiantes.

OcultaWhere stories live. Discover now