"No me escondo para sobrevivir, lo hago para proteger a los míos"
Cuando desperté, ya sabía lo que tenía que hacer...
Huir.
No podía dejar que me encontraran. No de nuevo. Y con esa idea en mente, llegué a un lugar desconocido para mi, con el objeti...
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— En realidad, yo no sé mucho al respecto. Deberías hablar con alguien que sepa sobre el tema — Me quedo pensativa unos segundos.
— ¿Alguien como quién? — Por un momento veo su sonrisa traviesa y su cara de pervertida.
Me hago a la idea sobre lo que tiene pensado decir...
— No, me niego. — Me cruzo de brazos y niego con la cabeza.
— Deberías preguntarle a tu novio vampiro. Después de todo, es por él por el que quieres saber sobre su especie. — Me sigue mirando pervertidamente y alza una ceja.
— ¡No quiero que él sepa sobre esto! No voy a ir allí y decirle: "Ey, vampiro apestoso, dime cosas sobre tu especie. No es que me intereses ni nada, solo quiero saber todo de ti... ¿Qué hilo dental decías que usabas para limpiarte tus colmillos?" — Intento poner una voz aguda mientras interpreto el papel de chica estúpida que no tiene nada que hacer en la vida.
Blanca me mira como si hubiera dicho que las brujas son de color verde, pero luego parece reaccionar.
— Sí, la verdad es que sonarías bastante estúpida... O como una acosadora... — Sí sigue arrugando de esta forma la cara, se volverá vieja en segundos.
— ¿Lo ves? ¡No puedo preguntarle a él! Sonaría como si quisiese algo con él... — Ya vuelvo a ver su cara pervertida asomándose por su rostro. — ... Que no es el caso...
— Ya... Claro... — Decido ignorar su ignorancia.
— Veamos... Una persona que sepa sobre el tema, y que no le diga nada a ese idiota... — Doy vueltas por la habitación pensando en una persona que pueda ayudarme con mi duda existencial.
— ¿No tienes amigos o algo por el estilo que tu sepas que tienen algo que ver con los vampiros? — Russell deja el álbum a un lado y me sirve una taza de té.
— No...
Espera... ¡Yo tengo un amigo vampiro!
— ¡Eso es! ¡Blanca, eres una genio! — Ella se sobresalta y me mira más confundida que nunca.
— ¿Lo soy? Esto... ¡Sí, lo soy! ¿Por qué lo soy? — Me río a carcajadas y la abrazo con fuerza.
— Me alegro de que Max halla encontrado a una mujer tan inteligente. — Su rostro se sonroja y me vuelvo a reír.
Decido no contestar a sus preguntas y le doy un beso en la frente para luego lanzarme por la ventana, literalmente.
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