XXX

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No, no es un capítulo porno.

Domingo

— ¿Bueno? — puse la llamada en altavoz mientras terminaba de tender la ropa limpia.

— ¿Hijo?

— Hola papá.

— Me da gusto oírte, Tae.

— A mí también. — sonrío. — Pero...nunca me llamas, ¿todo bien?

— Todo muy bien por acá. — silencio. — ¿Más bien, todo bien allá?

— Si...¿por qué? — salí del cuarto de lavado. Seol estaba sentada, mirando televisión mientras comía de una bolsa de frituras; frituras que salió a comprar hoy por la mañana.

— Tu madre me lo contó, y me pidió que hablara contigo.

Así que eso era, de eso se trataba todo esto. Si, ya decía yo que el hecho de que me llamara era extraño. Mi padre es de esas personas que prefiere llamar a mandar mensajes puesto que según él los celulares escriben lo que quieren y no lo que mi padre pide.

— ¿Qué fue lo que te dijo?

— Antes que nada, me dijo que no te pensaba dirigir la palabra hasta que tú no te disculparas.

— ¿Disculparme? — solté una carcajada. — Está haciendo mucho drama, papá, no fue tan grave como parece.

— Ya escuché su versión ahora quiero escuchar la tuya.

Quité el alta voz de la llamada, llevándolo a mi oreja. Fui a sentarme a la orilla de la cama, esto va para largo.

— Salí a comprar comida y cuando regresé mi madre estaba en el departamento, le pregunté que cómo había entrado y el chiste es que se aprendió la clave de una vez anterior y entró. — explico.

— ¿Y después?

— Le dije que su presencia no me molestaba en lo absoluto, le pedí privacidad y que a la próxima que viniera de visita, esperara a que yo le abriera la puerta.

— ¿Y...?

— Y ya. — contesto.

— Me dijo algo más.

— ¿Qué fue?

— Que habías metido a Seol la noche anterior.

Rodé los ojos, sabía que ese sería el mayor problema de mi madre contra mí.

— Si papá, si lo hice. — admití. — Pero eso tú ya lo sabías.

— Yo sí, tu madre no.

— En fin, eso pasó. — concluí agotado.

— También me enteré que no fuiste al parque lego.

Solté una carcajada. — También me la pasé bien en el otro lugar.

— Para hacer lo que hiciste creo que te la pasaste muy bien. — comentó entre risas.

— ¿Hablarás con ella?

— Intentaré. — sentí como alzó los hombros. — Sólo quería que me viera hablando contigo. — volví a reír. — Sabes que no existe ningún problema conmigo por el hecho de que Seol esté en tu departamento. — agrega. — Después de todo, ya no eres un niño.

— ¡Gracias! — exclamo.

— Aunque creo que si deberías disculparte con ella por todas las cosas que dijiste.

Just Her | KTH Where stories live. Discover now