XVII

3.9K 316 76
                                    


Después de hablar y discutir ideas entre todos, optamos por hacer pequeños arreglos con tres flores cada uno. Cada arreglo consistiría en tres flores diferentes, un lazo como decoración y mucho amor porque por eso es día del amor y la amistad.

— Si quieren mantener sus hermosas manos libres de cualquier herida, les recomiendo que tomen un par de guantes. — señalo éstos tirados en el suelo.

Los cuatro nos encontramos al rededor de donde las flores se encontraban esparcidas en el piso de la sala de estar.

— ¿Para qué? — pregunta Jungkook poniéndose un par.

— Hay algunas que tienen espinas por el tallo. — respondo. — No dejan heridas graves pero el dolor momentáneo no se siente agradable.

— Tae, tenemos un problema. — dice el menor de nuevo.

— ¿Cuál? — ahora me encuentro de rodillas tomando un par de guantes.

— No hay una talla manitas de bebé para Jimin. — agrega haciendo referencia a las pequeñas manos del otro. Que en comparación de Jimin a Jungkook o a mí, la diferencia si era demasiado notoria.

El hecho de molestar a Jimin con el tamaño de sus manos no era una cuestión de un día para otro, normalmente lo hacemos enojar con eso a propósito.

— ¿Tienes algún problema con mis manos? — pregunta enojado. Me levanto del suelo. Seol y Jimin recogen los últimos pares al mismo tiempo. — Estas manitas pueden dejarte tirado en el suelo, niño.

Y esto era cosa de todos los días; Jungkook lo hacía enojar por las pequeñas manos de Jimin y Jimin hacía enojar a Jungkook por ser el menor llamándolo "niño."

Seol cubre su sonrisa con una mano.

Después de haberles dado una pequeña introducción a lo súper-mega-hiper-básico sobre cómo dejar el tallo de una flor impecable y libre de espinas -ya sólo les faltaba ser bajas en grasa.- Cada uno comenzó a poner en práctica lo recientemente aprendido. En esta ocasión si me incluyo.

Estábamos sentados, al rededor del montón de flores en el suelo. Jungkook pidió poner un poco de música a lo que todos accedimos, ellos jugaban y bromeaban mientras Seol y yo hablábamos.

— ¿Entonces ya sabes en dónde se encuentra tu papá? — ambos limpiábamos una flor cada uno.

— Si, hablé y con él y me mando una dirección. Creo que después iré a verlo.

— ¿No quieres ir a verlo ahora?

— Sabe que estoy con unos amigos y contigo. — levanta su mirada. — Dijo que disfrutara y que no me preocupara.

— ¿Estás segura? — insisto.

— Lo estoy. — asiente. — De hecho me salvaste, mi madre se ha vuelto un poco insoportable a raíz de eso, necesitaba salir de casa y no sabía cómo.

— ¿No crees que ella también necesita de ti? — me preocupa que las cosas en casa de Seol no estén bien.

— Yo no lo aparto de mi vida, es ella quien lo hace. — detiene lo que está haciendo. — Yo...en verdad quiero ayudarla, pero si ella no acepta y se la pasa repelando por todo lo que intento hacer para conllevar esta situación... — me mira. —...yo no puedo, Tae. Es difícil, es muy difícil intentar ayudar a alguien que no quiere ser ayudado. — exhala con fuerza. — ¿Puedo quedarme hoy aquí? — pregunta insegura.

— Claro que puedes, sabes que puedes quedarte las veces que quieras. — respondo.

— Gracias. — dice, con una sonrisa un poco desanimada.

Just Her | KTH Where stories live. Discover now