XVI

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Entré a la casa de mis padres, aún conservaba la llave así que no fue necesario tocar el timbre.

— ¿Papá? — dije al ver que no había nadie en la planta baja.

— Taehyung. — llamó mi mamá desde el piso de arriba. — Estamos en la oficina, hijo.

Junté mis cejas confundido. Normalmente mis padres no se encontraban en la oficina todos los días, menos mi madre quien se suponía debía estar en la florería y mucho menos los dos juntos.

Comienzo a subir las escaleras y escucho a mis padres hablando en la oficina. Me detengo en el marco de la puerta, veo a mi padre frente a su monitor. Se encuentra desesperado, está cansado y tal vez irritado. Del otro lado está mi madre, está reclamándole, ¿sobre qué? No tengo idea.

— ¿Qué está pasando? — pregunto con lentitud, algo confundido sin saber que ocurre del todo.

— Hijo. — responde mi madre. Ambos me miran, paso saliva nervioso y ahora ya estoy preocupado por su forma de hablarme.

— ¿Si? — alzo una ceja tratando de adivinar qué sucede, por mi propia cuenta. Miro a uno y miro al otro.

— Ya dile HyeJin. — bufa mi padre. Frunzo mi ceño ante su actitud.

Algo aquí no está bien. Él jamás llama a mi mamá por su nombre, ¿le hizo algo? Porque estoy listo para pelear. No Taehyung, cálmate, respira y espera a que ellos digan algo. Tomo aire y siento mi boca seca junto con mi garganta.

— No tenemos proveedores. — suelta por fin mi madre.

— ¿Qué? — no estoy entendiendo. — ¿Cómo qué no tenemos proveedores?

— En la florería, Tae. Ya no tenemos proveedores. — añade.

— ¿Por qué? ¿Cómo? — pregunto preocupado y a la vez alarmado.

— Tu madre llamó como de costumbre y nos cancelaron cualquier tipo de servicio, dijeron que no querían volver a trabajar con nosotros, en ninguna otra ocasión.

— Pero...¿te dijeron eso sin ninguna explicación? — cuestiono. Mi padre asiente. — No pueden hacer eso, tiene que haber un por qué.

— Fue lo qué escuchaste, Taehyung. — dijo de nuevo.

— No, esto no cuadra. No puede ser así. — niego con la cabeza. — ¿Podemos seguir abriendo, no?

— Tae. — dice mi madre mirándome. Siento tristeza en sus ojos, están llorosos y comienzan a tornarse rojos. — Si no hay proveedores, no hay flores, si no hay flores, no hay ingresos.

— ¿Estás diciendo que tampoco tenemos dinero? — alzo una ceja.

— Es eso lo que tu madre está diciendo. — interviene mi padre.

— ¿Y hasta cuando pensaban decirme? — resoplo sintiéndome apartado de la familia. — ¿Hasta qué estuviéramos en la mera quiebra?

— No queríamos preocuparte, hijo. — la voz de mi madre se corta. — Éste asunto no tiene porque afectarte.

— Okay, hay que...¡no podemos quedarnos así! — exclamo. — Mañana es 14 de febrero. — resalto la fecha.

— ¿Eso qué tiene que ver con esto, Taehyung? — escupe mi padre. Debido a su tono, deduje que estaba enojado. ¿Pero y yo qué culpa? Fueron ellos que no me habían contado de nada.

— Tenemos flores de sobra, aún quedan algunas en la florería. Hay que poner mil promociones, salimos a vender y...— hago memoria. —...¡Aún está la feria! Podemos ir a vender una que otra flor y podremos lograr hacer por lo menos más de diez ventas.

Just Her | KTH Where stories live. Discover now