VI

5.3K 436 146
                                    


El lugar ya había abierto en el transcurso del día por lo que ahora pasábamos por simples clientes comunes y corrientes entre todos los otros que si lo eran realmente.

— ¿Alguna vez te has besado con alguien sin ser novios? — era su turno de preguntarme.

— Uhm. — miré al techo, recargando mi barbilla en la palma de mi mano derecha mientras buscaba la respuesta. — Tal vez.

Seol cubrió su rostro emocionada ante mi respuesta a lo que reí por su gesto, se veía tan tierna.

— ¿Cómo fue? — preguntó ansiosa.

— Fue...en una fiesta, había sido un reto y no tenía nada más que hacer más que cumplirlo. — volvió a chillar emocionada. — ¿Y tú? — le di un trago a la botella de soju.

— No...creo que si. — rió cubriendo su boca. — No recuerdo.

— ¿Cómo lo vas a olvidar? — pregunté un poco decepcionado.

— No es que me vaya besando con todo mundo porque si. — defendió.

— Bien, bien, bien, cambiaré de pregunta. — un sorbo más. — ¿Cuál ha sido el lugar más extraño dónde has dado un beso?

Rió al escuchar mi pregunta. — ¿Extraño? — afirmó. Asentí. — Creo que...en un baño. — contestó después de acabarse su segunda botella de soju.

Me refería a alguna parte del cuerpo...pero lo dejaré pasar.

Mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón, lo saqué, leí el número y respondí.

— ¿Si?

— Joven Tae.

Diablos era Jina. ¿Qué hora es? Miré la hora por el celular unos segundos y leí 11:53 de la mañana. Maldita sea.

— Si, si, lo siento, sigue en pie. — respondí antes de que ella sacara el tema. — En unos minutos estoy allá.

Colgué sin esperar respuesta y miré a Seol que se notaba algo confundida.

— ¿Todo bien? — preguntó.

— ¿Quieres acompañarme a ver un departamento?

— Eh...si, si claro, ¿por qué no? ¿Cuándo?

— En siete minutos. — respondo sacando mi cartera de un bolsillo de mi pantalón, la abro, tomo unos billetes y los dejo en la mesa.

— No. — Seol los recoge. — Te dije que me vengaría.

Siendo honestos no tenía tiempo para discutir sobre eso, así que dejé a Seol salirse con la suya. Salimos del restaurante y quedamos unos segundos en el marco de la entrada.

— ¿Qué calle dices?

— Ingsan.

— Perfecto a tres calles de aquí. — contestó. — Te sigo.

Comencé caminando con un poco de prisa y sin querer fui dejando a Seol atrás.

— Tae vas muy rápido. — pidió. — Espera un poco.

Giré a mis espaldas y vi a una Seol tratando de recuperar el aire. No tengo tiempo para esto, debo estar ahí en menos de dos minutos. Fui caminando hasta ella y hablé.

— Es sólo porque necesito ser puntual, eh. — advertí antes de ponerme de espaldas frente a ella y doblar un poco mis rodillas. — Sube. — pedí.

Ella rió cuando creí que se quejaría y subió a mi espalda. La subí un poco más para evitar que más adelante fuera a resbalar y comencé a caminar. A decir verdad no pesaba como creí que lo haría.

Just Her | KTH Where stories live. Discover now