XIX

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Sábado

El día de ayer fui a dejarle el dinero que ganamos hace dos días a mis padres, me agradecieron con el apoyo que les estoy dando. Afortunadamente mi madre me contó que consiguieron proveedores fuera del estado, quienes en máximo una semana llegarían a volver a surtir la florería. Por el simple hecho de ser proveedores fuera del estado, el costo era más elevado. El dinero que recién aporté, cubría una parte, no toda, tal vez casi la mitad. Mi padre me dijo que ellos ya podían encargarse de ello, pero eso no quita el hecho de que aún siga preocupado y que aún quiera ayudarlos. Lo haré incluso si me pidieron ya no hacerlo.

Tuve la idea de vender el horrible sofá del departamento en una página de internet, advirtiendo que no era muy cómodo del todo. Incluso añadí la opción de que podía ser ideal para mascotas. Lo siento Jungkook pero usaré el dinero para comprar uno mejor y si se puede uno que se convierta de sofá cama. Ese sería un sueño hecho realidad.

Había publicado el anuncio en internet y mientras esperaba alguna notificación sobre mi publicación, llamé a Seol.

— Tae, hola.

— Seolie. — hablé.

— ¿Pasa algo?

— No...no, nada. — me encontraba recostado en mi cama, mirando al techo. — Quería darte una noticia.

— Dime.

— Decidí vender el sofá.

— ¿Ese horrible sofá?

— Ese horrible sofá. — afirmé.

— ¿Crees que alguien quiera comprar eso? — preguntó con una risa.

— La gente hoy en día compra cualquier estupidez, estoy seguro que habrá alguien.

— ¿Es más dinero para tus padres? — cuestiona.

— Esta vez no, es para comprar un sofá cama.

— ¡Taehyung! — exclama mi nombre. — ¡Eres todo un chico independiente!

Sonrío avergonzado antes su comentario, cubriendo mi sonrisa con la palma de mi mano libre.

— Sólo es un sofá, Seolie.

— No es cualquier sofá, es uno que se hace cama.

— Para la próxima vez que Jimin y Jungkook ya tengan donde dormir.

— O para subir a tus novias. — responde.

Río. — Por supuesto, a mis mil y una novias que todas y cada una de ellas se llaman Seol.

— ¡Harás que mis mejillas ardan! — estoy seguro que ríe sonrojada.

— Pero tú eres especial, no te llevaría al sofá cama. — añado con una risa.

— ¡No digas eso!

— ¿Te parece, mi cama? — enarco una ceja.

— ¡Taehyung! — queja entre carcajadas.

— Es broma, Seolie. — desearía que ella estuviera aquí conmigo para poder acariciar sus mejillas. Su piel es demasiado suave y adorable. — ¿Qué hacías? — añado.

— Cambiando de estilo la sala de estar. Mi mamá dijo que le hacía falta, así que estamos moviendo muebles, poniendo repisas y esas cosas. — explica. — Quiere poner en práctica algunos videos que vio en YouTube sobre el feng shui.

— ¿Necesitan ayuda? — me ofrezco.

— Para nada, Taehyunnie, gracias.

¿Qué? Espera, ¿qué?

Just Her | KTH Where stories live. Discover now