24. Conexiones

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Emily

Aprendí a que cuando James dice algo que suene como una locura. Posiblemente para el no lo sea. ¿Cena en la estatua de la libertad? Sonaba al nombre de un buen restaurante tal vez Michelin, en Nueva York.

Pero jamás pensé que realmente cenaría con la estatua de la libertad a unos cuantos metros del barco donde estamos. Es un barco muy elegante en el cual hay un restaurante Michelin de platillos especiales en filetes.

Estamos en la cubierta y la vista es aún más hermosa aún con todos los edificios. Somos la única mesa en la cubierta mientras el resto de las mesas están adentro. La comida estuvo deliciosa, el quisquilloso del rey de la arrogancia ni siquiera se quejó de algo ¿Y como no? Estaba perfecta.

—Apuesto a que si mis papás probaran ese platillo hecho por mi. Mi castigo no duraría ni siquiera hasta el final de la cena— sigo limpiando mi boca con la servilleta de tela y luego llevarme una copa de vino.

—Si intentas hacer ese platillo, apuesto a que si lograrás dejar de estar castigada. Porque morirían de intoxicación al momento— se burla y también se lleva su copa de vino a los labios.

—Idiota...— lo miro arrugando mi nariz y volteo mis ojos.

—¿En serio harás una simple cena para que te quiten el castigo? ¿Que planes son esos?— pregunta incrédulo— ¿Cuantos años tienes? ¿Ocho? Cuidado pasa de cena a velorio.

James sigue esperando que responda, su mirada atenta a mi lo dice. Sigue tomando su copa de vino y antes de hablar le doy un sorbo.

—¿Sabes lo que es la amabilidad o la susceptibilidad al menos?— bromeó haciéndome la ofendida.

—Si. Es eso que usa la gente imbécil que joden todo el tiempo y claramente no tengo, ni quiero usar— responde con esa sinceridad de siempre y bebe de su copa. Se acomoda en su sitio y deja sus brazos encima de la mesa mirándome— Busca otra estrategia para que te quiten el castigo,una que si de resultados, reina del drama.

—No es para que me quiten el castigo. No tengo ocho años, estúpido— le saco mi lengua como una niña y el me mira atento. Suelto un suspiro y dejo los codos en la mesa mirándolo también—. Es para... pasar un tiempo en familia, nunca estoy con ellos mucho tiempo, tampoco ceno con ellos. Lo hago sola o a veces con mi nana, cuando no tiene trabajo... realmente quiero sentarme y comer a gusto por unas horas como una familia normal. Pase varias horas con mi nana, eligiendo platillos, enseñándome a hacerlos, quemé varias cosas lo admito— me rio al decirme lo último y James solo me sigue escuchando— Hice ciruelas y... ¿Adivina?

—Puedo imaginarme muchas cosas de ti, Emily. ¿Pero que hiciste?— pregunta con una leve sonrisa haciendo que se marque un hoyuelo de lado derecho.

Comienzo a reírme antes de contar que puedo matar a alguien de la insulina. Me rio a carcajadas y es que el efecto del vino ya empieza a hacerse notar. James solo me mira reírme y finalmente intento dejar de reír.

—Mi nana me dijo que colocara la mitad de una cucharada de azúcar a las ciruelas y yo le coloqué la mitad del pote— suelto y mi risa vuelve a escucharse.

No soy la única que se ríe puedo ver como James se acomoda en su asiento sacudiendo su cabeza. Puedo escuchar su risa por lo bajo y veo cómo los hoyuelos aparecen en cada lado de su boca... no sabia que los tenía y le quedan malditamente perfectos. El sonido de ambos riendo en serio me agrada. No lo había escuchado reír así.

—Joder... reina del drama— deja de reír para seguirme mirando— ¿Ya tienes el número del cura en caso de que mueran por la insulina?

—No digas tonterías...— digo intentando dejar de reír y lo hago— Va a quedarme delicioso, idiota. Te voy a mandar una foto y hasta un quisquilloso como tú va a querer comerlo.

Juntos Una Vez Más [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora