Capítulo Treinta y Siete. Amina Nabiha

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-¿Por qué me cuenta estas cosas?.

-Porque nadie guarda mejor los secretos que los muertos, Helen Brown y tú estás a punto de ser uno de ellos.

¿Reeta?. ¿Abdelhamid?. ¿Por qué no sois buenos suegros y me quitáis a esta loca de encima?.

Se escuchó un disparo e,inmediatamente después, el silencio. La oscuridad volvía, haciéndome sentir atrapada en ella.

Escuché un grito de dolor que me puso los pelos de punta. La señora Nisba me había apuntado con una pistola instantes antes y tan cerca había visto la muerte que incluso había cerrado los ojos pensando que aquel disparo iba directo a mí pero cuando volví a abrir los ojos de nuevo, me quedé más blanca que si hubiese muerto.

Amina en persona sostenía un arma en sus manos. Su madre, con un tiro en el pie, gritaba ensangrentada sobre el suelo.

-Amina, ¿pero qué coño está pasando?. ¿Cómo has sabido donde estaba?.

-Pasa que mi madre pensaba matarte. Después te contaré cómo he sido capaz de dar contigo pero antes, he de tener unas palabras con mi madre.

-¿Madre?. ¿Así me tratas después de haberte dado la vida?.

-Eso es lo único que me has dado, madre. Porque siempre que intenté ser feliz, me lo arrebataste todo en favor de tus propios intereses pero no dejaré que lo vuelvas a hacer más y menos que hagas daño a la gente que me ha hecho sentirme como si formara parte de una familia.

-¿Tú también me vas a abandonar por esta inglesita?.

-Si no hubiese sido por esta inglesita, jamás hubiese vuelto con Alí. Nunca me hubiesen recibido en casa de los Alfasi sin su favor. Ella ha hecho mucho más por mí en unas semanas que tú en toda la vida.

-¿Y qué hay de la sangre?.

-La sangre me importa una mierda sinceramente. No se quien es mi padre y tú llevas denigrándome desde que tengo uso de razón. Aún así, no te guardo rencor. Espero que en la cárcel que siempre has temido tanto te traten como te mereces.

-¿A la cárcel?. ¿Qué pruebas tienes?.

-La más reciente es que has secuestrado e intentado matar a Helen por no mencionar que envenenaste a mi padrastro y te las arreglaste para matar a los padres de Alí. ¿En serio creías que era tan idiota cómo para no darme cuenta?.

-Sigues sin tener ninguna prueba que me inculpe.

-Te equivocas. Todo está en tu diario. El que llevas escribiendo a escondidas desde que era niña y escondes en la caja con la flor de jazmín y curiosamente, por lo poco que he podido hablar con Abdelkader, también en los diarios del señor Alfasi.

Curioso que ella también escribiese un diario y lo guardase en la caja que Abdelhamid le regaló....

La señora Nisba la miró con horror. Nadie supo el porqué. Quizás fue su pánico a pasar el resto de su vida en la cárcel, su propio arrepentimiento o el peso de sus pecados pero justo cuando la policía acompañada de Abdel y Alí entraban en el lugar, Amina Nabiha, cogió su pistola y mirándo a la nada, se pegó un tiro en la sien.

Fue la imagen más impactante de toda mi vida pues a pesar de todo lo que Amina le recriminaba a su madre, no pudo evitar echarse al suelo y llorar. Lágrimas por no haber tenido una madre digna, por tener que haber sido testigo del suicidio de su madre.

-Helen, ¿estás bien?.

Abdel me hablaba mirándome a los ojos pero yo tan sólo tenía la mente perdida y los ojos nublados. El amor un arma de doble filo que puede hacernos los más felices de la Tierra o los más desgraciados del Universo.

-Estoy bien, Abdel-dije al fin-. Fue ella quien mató a tus padres.

-Lo sé. Tan pronto se quedó viuda, empezó a atemorizar a mis padres. El día de su muerte tenían pensado decirnos que se iban a vivir a Jordania para poder disfrutar de su retiro lejos de ella.

-Es horrible, Abdel. Estuvo a punto de hacer lo mismo con nosotros.

-Pero no lo ha hecho y doy gracias al cielo por ello.

Me abracé a él llorando mientras observaba como Alí trataba de calmar a Amina. Seguramente ella tan sólo quería que su madre pagase por sus pecados, no verla tirada en el suelo muerta.

-Creo que ambos necesitamos una ducha caliente y una dosis de abrazos.

-Será lo más adecuado, Abdel. No quiero estar más en este sitio.

Cuando llegamos a la casa junto con Alí y Amina, Aisha se echó a mis brazos llorando. Tan súbita había sido mi desaparición que todos habían llegado a creerse que realmente los había abandonado.

-Estoy bien, Aisha. Amina fue una gran detective y me ha salvado la vida a pesar de que con ello se truncase la de su madre.

Aisha la miró y sin apenas pensárselo, le ofreció otro abrazo que fue muy bien recibido por ella.

-Ahora somos tu familia, Amina. Nadie será capaz de hacerte daño.

Al menos, aquel día de perros finalizaba bien. Mi cuñada era bien recibida por todos y aunque fuese una pequeña venda para el dolor que portaba, al menos podría curar sus heridas en compañía.

Tras ducharme y quitarme todo el sufrimiento y las horas pasadas junto a la señora Nisba con agua caliente, me acosté junto a Abdel.

-Siento que esa mujer te haya hecho creer que me había ido.

-Nunca me lo creí, Helen. Sospeché de esa nota desde el momento en que la vi.-Me confesó al fin Abdel-. Sabía que no volverías a Londres.

-¿Por qué?.

-Porque durante mi enfermedad me demostraste una lealtad sin límites quedándote a mi lado cuando más lo necesitaba. Además, te he visto escribir en árabe y a pesar de tus carencias, nunca cometes faltas de ortografía. Aquella nota estaba llena de ellas. Fue en ese momento cuando hablé con Amina y juntos nos pusimos a investigar. Descubrió el cuarto de los horrores de su madre y aunque nos negamos, se adelantó para  irrumpir en la habitación antes que nadie, para sonsacarle a su madre una confesión pero, por desgracia, no hizo falta.

-¿En serio puso una nota en mi nombre con faltas de ortografía?. ¡Qué descaro!.

Abdel rió con mi comentario pero realmente me parecía un horror.

-¿Y qué hay de tí?. Has descubierto una verdad demasiado dura.

-Lo sé pero por lo que pude leer en los diarios de mi padre, amaba tanto a mi madre que no sería capaz de vivir sin ella. La señora Nisba no se dió cuenta de que, sin saberlo, estaba haciéndoles un favor.

-¿Un favor?.

-Querían morirse juntos e irse de la mano al Eliseo y lo consiguieron.

-¿Sabes?. Últimamente, me he visto envuelta en  más apuros de los debidos pero siempre, de alguna forma, los he sentido a mi lado. ¿Cómo si no iba a empezar a sonar mi móvil delante de todos cuando Amina Nabiha me acusó de serte infiel?.

-Según me ha explicado Alí, es fácil que te pasen esas cosas con el teléfono móvil pero aún así, te entiendo. Yo también los siento más cerca de lo están.

-Yo también quiero irme de tu mano al Eliseo.

-Lo haremos, preciosa. Lo haremos.

Ambos nos fundimos en un beso lleno de ternura sabedores de que, nuestro amor era tan grande que nadie podría entrometerse entre nosotros.  Ni siquiera las mismísimas tejedoras del destino.

Amaba a Abdel y el a mí y por primera vez en mucho tiempo, sentí que al fin podríamos centrarnos en nuestra boda sin problemas, sin temor a nadie, sin dudas.

Abdelhamid, Reeta, gracias por habernos salvado. Gracias por dejarme hacer feliz a este hombre.

Atrapada((COMPLETA)) #1Where stories live. Discover now