Capítulo Veintisiete. Hermanos

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¿No se ha vuelto tu hermano un pelín idiota?.

-Más bien demente, Helen.

-Aunque me estéis insultando delante de mis narices, me encanta saber que al fin os lleváis bien lo cual es bueno dado que tan pronto me recupere, seréis hermanos.

¿Eing?. ¿Hermanos?. ¿Qué cosas está diciendo este hombre?.

-Abdel, ¿te encuentras bien?.

-Creo que debería irme. Se me ha estado acumulando el trabajo de la empresa en los últimos días y debo de sacarlo adelante.

-¿Quieres que te ayude?. Aunque no lo sepas soy licenciada en turismo.

-Quizás mañana después del picnic-me sonrió-. Ahora creo que mi hermano tiene cosas que decirte.

Hermanos.....

Ellos parecían entenderse a la perfección sin abrir la boca mientras yo permanecía allí sin saber de qué iba la cosa.

-Ahora que Alí se ha ido, ¿me explicarás el porqué de tanto secretismo?.

-No es ningún secreto, Helen. Alí tan solo adivinó mis intenciones. Es por eso que nos ha dejado solos. ¿Te importa ayudarme a ir hasta el balcón?.

-Cogerás frío.

-Me pondré la bata.

Puse los ojos en blanco pues seguía siendo tan mandón y cabezota como siempre. Tras tantos días de reposo, le costaba caminar por lo que tuve que servirle de apoyo para ayudarlo a llegar al balcón.

-He de devolverte algo. Gracias por prestarme tu mano de Fátima.

-No, Abdel. Debes quedártela. Lazard me ha dicho que aún te queda bastante para vencer tu cáncer. Necesitas su protección.

-Sabía que dirías eso así que no me ha quedado otra que venir prevenido.

Sacó del bolso de su bata una alianza sencilla de oro que me colocó delicadamente mientras yo me encontraba en shock.

-Helen, cuando te conocí fui un egoísta. Sabía perfectamente que mi muerte estaba cercana pero tenía tanto miedo a hacerlo solo que te convencí para acompañarte en mis últimos días. No tardaste mucho en llegar a mi corazón, creo que al segundo día ya estaba loco por tí-me sonrió-. Cuando supe que tus sentimientos eran iguales a los míos, me sentí el ser más despreciable de la Tierra por haberlo permitido, por enamorarte sin poder ser capaz de acompañarte en tu vida. Pensé en rescindir el contrato que nunca respetamos, en desaparecer y dejarte ir pero no podía alejarme de ti. Tu ausencia me ayudó a entender una cosa y es que tu lejanía me mata, más que el cáncer, más que cualquier veneno.

-Abdel, yo siento....

-No digas nada,Helen. Te digo esto porque quiero que te conviertas en mi esposa tan pronto me recupere porque no se vivir sin tí,Helen. Ni se, ni quiero, ni puedo. Sé que no es la pedida de mano más esplendorosa de la historia pero no podía esperar más porque cada minuto es un bien precioso que debemos aprovechar. ¿Quieres ser mi esposa?.

Era la segunda vez que me pedían en matrimonio. Cuando Justin me lo pidió, fue en un restaurante francés donde se arrodilló delante de todo el mundo y donde todos aplaudieron nuestra unión tras darle yo el sí. Había sido una pedida de libro, de las que se consideran perfectas y románticas pero no por eso mi vida a su lado habia sido agradable ni mucho menos bonita. Sin embargo, ahora tenía delante de mí a Abdelkader Alfasi, que acababa de salir de una larga enfermedad, al que habia tenido que ayudar a caminar para llegar al balcón donde me estaba pidiendo en matrimonio con una alianza sencilla que se me antojó simbolizaba el amor verdadero. Porque no todo se trataba de sortijas llenas de diamantes, lo nuestro era tan grande que no necesitaba ser decorado.

-¿Qué dices, Helen?. ¿Me harás el hombre más dichoso de todo el Universo?.

-Sí, porque no se me ocurre mejor forma de acompañarte en esa felicidad, Abdel.

Me sonrió para después darme un profundo beso en los labios. Todo aquello por lo que habíamos pasado en el último mes y medio, todo el sufrimiento, había reforzado nuestro amor, nuestras conexiones ahora era mucho más fuertes y supe que ya nadie, ni siquiera nosotros mismos seríamos capaces de alejarnos el uno del otro.

-Sé que es un anillo sencillo pero aún recuerdo la cara de horror que pusiste en Londres cuando te regalé aquel collar. Quería que fuese algo de tu gusto.

-Lo más importante es que estás aquí para dármelo. Ya podía haber sido una alianza de cobre, que te hubiese dicho de todas formas.

-Adoro tu forma de ser.

-Adoro tus ojos que siempre me hablan de la bella persona que eres.

Nos quedamos un rato más en la terraza, observando como el sol se escondía tras unas palmeras lejanas haciendo que estas se volvieran de un color oscuro como la noche, realzando su silueta con el naranja intenso que indicaba que el ocaso estaba aconteciendo.

Vi como Abdel miró al cielo durante esos momentos mientras un Shukran salía de sus labios. Entendí varias cosas en ese instante.

-¿Los has visto?.

-Ví a mi madre, Helen. Le pedí que volvieras y aquí estás. Sé que no ha dejado de guardarnos ni un sólo día desde que se fue de este mundo.

-¿No quisiste irte con ella?.

-Es mi madre y la amo pero hay cosas que no se pueden arreglar por mucho que queramos. Su sitio está en el firmamento junto a mi padre y el mío aquí junto a la estrella que mejor ilumina mi camino.

-¿Se cumplió tu deseo?. El que pedimos en el desierto.

-Está en ello-sonrió-. ¿ Y el tuyo?.

-Con creces. Soy feliz a tu lado.

-¿Esa fue tu petición?. Llevas tanto tiempo enamorada de mí como yo de tí, ¿verdad?.

-Me pareciste místico al principio, insoportable después pero tras conocerte mejor, supe que te amaba con todo mi ser. ¿Qué hago si eres tan adorable?.

Reímos de pura felicidad mientras volvíamos a la cama donde dormimos juntos como hacía tiempo nos habíamos acostumbrado a hacer y yo me pregunté:

¿Acaso se puede ser más feliz?.

Desperté a la mañana siguiente temprano para bajar a preparar las medicinas de Abdel. Por el pasillo, me encontré con una chica morena  preciosa que salía de la habitación de mi cuñado. No tenía ganas de saludar ni de dar explicaciones así que me escondí hasta que la perdí de vista.

No juzgaba a nadie, Ali tenía tanto derecho a ser feliz como yo aunque me extrañó que desapareciera de la casa a las siete de la mañana. No quería ser vista o quizás mi cuñado no quería que la vieran.

Cuando pasé delante de la puerta, un brazo me capturó para meterme dentro de la habitación.

-¿Qué coño haces, Ali?. Y, ¿por qué no haces el favor de vestirte?.

Al menos había tenido el detalle de ponerse los calzoncillos.

-Sé que la has visto, Helen pero he de pedirte que una vez más te calles ante mi hermano.

-¿Se va a preocupar por qué eches un polvo con una morena despampanante?.

-No es una morena despampanante cualquiera. Ella es.....

Se dió la vuelta para no mirarme y después me obsequió con la perla mañanera más linda que podía haberme dado.

-Ella es mi ex prometida, Helen.

¿What?. ¿Acaso eres idiota, Ali?. ¿No es ella la mujer que intentó engañarte?. ¿La que intentó seducir a Abdel?.

Atrapada((COMPLETA)) #1On viuen les histories. Descobreix ara