Bufé, rogándole que parara. Incluso le dije que era suficiente. Pero me ignoró, esperando la respuesta de Lauren. Sofi seguía riéndose.

— No, no sé nada de él. — contestó Lauren con nerviosismo e incomodidad. Mi madre alzó una ceja, pensando que mentía.

Preferí levantarme y huir.

— Vamos, te dije que pararas. Que esté feliz no significa que sea por un chico. ¿Por qué tienes que asumir que tengo un novio? — negué, poniéndome mis tenis. Lista para la gran huida.

Silencio. ¿Muy revelador lo que dije? Dejé los tenis de lado y alcé la vista. Todos me miraban.

Tragué saliva.

— Listo, me peleé con las chicas y por eso llegué llorando. No preguntes porque. No esperes que vuelvan a venir. — corté, diciéndole la verdad y acabando con la especulación.

***

Estábamos al fin comiendo. Mi madre no se cansaba de preguntar qué había pasado. Lauren estaba a mi lado, cambiando de conversación cada que podía para olvidar eso. Le agradecí con la mirada.

Sofi platicaba sobre la secundaria y demás. Incluso vocifero que tenía novio. Mi padre hizo preguntas, mi madre estaba exigiendo conocerlo.

— Camila, tu hermana ya tiene novio. — indirecta lista de mi madre. Solté un largo suspiro.

— Si, felicidades. — mi hermana conocía mi tono sarcástico, se rio.

— Señora, deje a la niña en paz. Terminará sola y con muchos perros. Porque odia los gatos claro. — mi hermana se atrevió a hablar, mi madre la amenazó con la mirada por decirle así. Le soltó un manotazo y mi padre le dijo que bien merecido. Ella solo se reía.

Nos terminamos de reír cuando mi madre miró a Lauren y le pidió perdón por el escándalo familiar.

— Escuchen. Tengo una amiga que es lesbiana. — el silencio tranquilizador fue roto. Sofi abrió la boca, llamando la atención de todos. La vi, negando. Lauren me miró, conociendo que Sofi sabía todo. — El punto es que le gusta una chica y sus padres no lo saben. ¿Qué puedo aconsejarle para animarla a hablar? — bajé la mirada, jugando con la comida.

Esperé las respuestas. Como no queriendo la cosa, claro.

— Pobres tipos. — empuñé la cuchara. Alcé la vista a mi padre, miró a Sofi y negó por decirlo. — Me refiero que, deberá ser un escándalo. Todos hablarían de ellos y su hija. — negó mi padre.

Mi corazón se encogió en mi pecho. Sofi se odió por hablar y Lauren se mantuvo callada, mirando el plato.

— Tu padre tiene razón. Solo debes apoyarla y darle el tiempo que ella necesite. Va a pasar por muchas cosas, me compadezco. Imagina a los padres, será un problema. — sonreí con amargura, increíble. Seré un problema entonces.

Solté la cuchara, se me quitó el hambre.

— Lo siento, tengo que irme. Ya no tengo hambre. — me levanté, alejándome de la mesa que parecía llena de dos extraños ahora. — Lauren, ¿Vienes? — le pregunté, con la mirada baja.

Ella también se levantó.

— Tío, Ale. La chica no creo que sea un problema, ni mucho menos un escándalo. Sus padres deberían quererla sea como sea. Ella no está haciendo nada malo. La chica merece apoyo, no una carga. — lo primero lo dijo a mi padre, lo último a Sofi. Como si estuviera dándole el consejo a la inexistente amiga.

Amiga que era su hermana y estaba detrás de Lauren, aguantándose las lágrimas.

Llegamos afuera y negué, ya no quería seguir llorando.

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