—Pero miren a quiénes tenemos aquí. —dijo con falsa alegría Tony mientras apuntaba con todas las armas de su armadura a los dos hombres.— los mejores secuestradores del año, predecibles e inútiles como la última vez que intentaron secuestrar a alguien. —se acercó con paso decidido.

Mientras Tony y Peter se encargaban de capturar a los dos "secuestradores", Bucky se encargaba de desatar a Carey y sacarla de ahí. Todos tenían la misma opinión sobre los Anderson, parecía imposible que dos personas tan poco inteligentes fuesen capaz de secuestrar a nadie. Eso les daba a todos la ligera idea de que ellos no trabajaban solos y tenían a alguien que los controlaba, aunque aún debían investigar y averiguar quién era esa persona y por qué querría hacer nada eso.


Lucas había decidido ir a hablar con Alan, el cual no se iría hasta el día siguiente del recinto. Alan no sentía como que estuviera secuestrado, aunque realmente sí que lo estaban reteniendo. El joven no quería volver a su casa, estaría solo. Con su padre y su hermano encerrados se había quedado sin familia con la que estar. La madre de Mikel y mujer de su padre, Lily anderson, no sabía quién era la madre de Alan, solo sabía que no era su hijo y por lo tanto tampoco su obligación. Por lo que volver a la casa de aquella mujer no era ninguna opción que él estuviera contemplando.

Lucas le había vuelto a interrogar sobre si sabía quién controlaba a su padre y a su hermano pero no contestó, realmente o no sabía nada o no conocía bien a esa persona. Había visto a su padre hacer cosas muy malas y a su hermano ser cómplice por obligación, pero no sabía quién les mandaba a hacer eso. El abogado decidió dejarlo descansar y no preguntar más, ya que sabía que le estaba siendo sincero.

Por otro lado, Carey que al volver había pasado horas temblando y llorando, había conseguido dormirse en uno de los sofás del recinto. Bucky la había llevado en brazos todo el camino, asegurándose de que estaba bien y cuidadosamente la había puesto ahí para que descansara algo. Aunque ignorando las malas miradas y mala actitud de Peter, se quería asegurar de que ella estaba bien. Peter, por su parte, había estado todo el camino al lado de ellos dos, por su corta experiencia y como era de esperar no le habían dejado ni escoltar a Carey ni llevarla él, pero seguía al lado de ella en todo momento. Se habría quedado más tiempo con ella pero debía ir a hablar con su tía y no agobiarla, pues aún no había querido ni acercarse ni hablar con nadie.

—Tony. —le llamó Steve en un susurro para no despertar a la chica.— creo que tenemos que hablar ahora que Carey volvió. —le indicó con un gesto que fuese con él a un lugar privado.

Tony asintió ligeramente accediendo sin ningún pero a ir a hablar con él, pero antes de abandonar la sala miró a quien quedaba, Bucky.

—¿Puedes llevarla a su habitación y asegurarte de que está bien? —le pidió el millonario al hombre, que accedió sin ningún problema.

Bucky la tomó en brazos de una forma muy cuidadosa para que no se despertaba. Durante el camino a la habitación de ella, la miraba con una pequeña sonrisa, feliz de que estuviera de vuelta tan pronto y sana.

—Descansa. —le susurró, acariciando con suma delicadeza su mejilla.— no nos vuelvas a dar ese susto, por favor.

Ella lentamente se giró y, forzando un poco su expresión lentamente abrió los ojos y le miró.

—¿Bucky? —murmuró.

Bucky se puso de cuclillas, para estar a su altura y apoyó su cabeza sobre sus propias mano.

—Sí, perdón, no quería despertarse. —se disculpó con algo de vergüenza.— trata de descansar ahora, cualquier cosa vendré en dos segundos.

Ella sonrió un poco y asintió, pero agarró la mano de Bucky para que no se fuera.

—Eres muy bueno conmigo.

Bucky miró sus manos y tragó saliva. Luego, la miró a ella. Se susurraban mutuamente y aunque en un principio hablaban en un tono de voz bajo porque en teoría ella estaba somnolienta, ahora era porque sabían que la conversación era mejor que no fuera escuchada por nadie.

—Tú conmigo también. —le respondió Bucky, echando hacia atrás algunos mechones de cabello pero con su mano libre; la de metal. Al ella estremecerse por su frío tacto, él soltó una pequeña risa discreta.— debería de irme ya o...

—¿O... Qué? —a este punto, ella, tumbada de lado, lo miraba como podía en la oscuridad con una sonrisita. Bucky, embriagado por el ambiente, no pensaba de forma correcta. Estaba tan contento de que ella estuviera bien que para él en ese momento en el mundo solo existían ellos dos.

Lentamente se acercó mucho más a ella, rompiendo la distancias. Sus corazones latían fuertemente pero él se detuvo a milímetros de sus labios, pronunciando un suave "¿puedo?" y así asegurarse de que todo aquello era consentido. Carey asintió varias veces y Bucky por fin besó sus labios de forma lenta y dulce, solo por unos segundos y queriendo demostrar que le gustaba de forma pura y sin ningunas segundas intenciones.



Por otra parte, quienes no estaban tan felices ni sanos eran Mikel y Oliver Anderson, que habían sido atrapados y denunciados. Oliver se mantenía completamente serio, sin embargo Mikel lloriqueaba del miedo.

—Debemos delatar a Joel. —dijo Mikel entre lloriqueos.— yo no hice esto a voluntad propia y lo sabes.

—Nadie va a delatar a Murphy. —contestó su padre con un tono solemne.— sabes perfectamente de lo que es capaz ese hombre, quiere matar y torturar a su propio hijo, no te imaginas lo que nos hará a nosotros.

—¿Por qué me da la sensación de que no estamos molestando a Tony? —dio un pisotón en el suelo de la frustración.— Joel nos usa para torturar a su hijo, quiere volverle loco y nos engañó a todos. Esto no se trata de Tony y las estúpidas armas, se trata de su hijo... Como se llame.

—Jerome. —contestó Oliver con cansancio.— oh, no. Ese es el que está en Francia. Se llama Lucas.

—Me da igual quién sea. —dijo en un gritito Mikel, fruto de su desesperación.— nos arruinó la vida solo porque quiere arruinársela a su hijo, debemos delatarlo.

—¡Silencio! —alzó la voz con fuerza.— si decimos algo nos matará a todos, viste de lo que es capaz. Es un brujo poderoso. Le controla la mente a las personas y ha prometido matar a todos nuestros seres queridos si decimos algo. Eso incluye a tu novia y a tu hijo. Así que solo nos queda tragar.

Mikel siguió llorando, lamentándose de su situación y de que su padre le hubiera arrastrado por obligación a esta.

—No se hacen pactos con el diablo...

La Stark Where stories live. Discover now