Guardo unos segundos de silencio antes de hablar.

— ¿Dijiste...

— ¡Lo dije sin pensar! — interrumpe.

— Acabas de...— ahora tengo una gran sonrisa en mi rostro.

— ¡Fue un accidente!

— Me encanta.

— Yo...

— No. — suelto. — Quiero decir, o sea...hazlo, es tan...

— Pero, ¿no te molesta? — siento su inseguridad.

— Nunca, jamás. Me gustas más cada que me llamas así.

— Pero sólo lo hice una vez...bueno al menos una vez contigo.

Río. — ¿Cómo? — pregunto curioso.

— Cuando hablo de ti con mi mamá...o mis amigas, bueno, a veces se me escapa uno que otro. Pero es sin querer, lo hago sin darme cuenta.

Cubro mi boca de nuevo para tapar mi sonrojo. No podía creerlo, Seol tenía un nombre especial para mí y jamás me lo había dicho en persona.

— ¿Y por qué nunca me contaste sobre ello?

— No creí que te gustara que te llamara de esa manera.

— ¿Ya te dije que me encanta? — pregunto contento.

Ríe. — Ya.

— Me estás haciendo el chico más feliz del mundo. — mi celular suena con una notificación emergente, lo despego un poco de mi oreja para leer de lo que se trataba y qué suerte la mía; a tres personas les interesa saber más sobre el horrible sofá.

— ¿Taehyunnie?

Sonrío como idiota una vez más al escuchar su voz.

— ¿Si?

— Tengo que irme. — anuncia. — ¿Está bien si te hablo después? Tengo que seguir en lo que estaba.

— Claro, sin problema. Márcame cuando estés libre, ¿de acuerdo?

— Lo haré y oye...— dice antes de colgar. — ¿Podríamos hablar después sobre cuándo ir a ver a mi padre?

— Por supuesto que sí, Seolie.

Suspira. — Muchísimas gracias, Tae. — escucho su sonrisa. — Bien, es hora. Te marco en unas horas...eh, te quiero.

— Estaré esperando y yo también te quiero. — sonrío de nuevo.

— Adiós.

— Adiós. — ambos colgamos al mismo tiempo. Miré el techo una vez más dejando el celular sobre mi pecho. Esto definitivamente está resultando y estoy seguro en que pronto pueda presumir a Seol como mi novia. Vuelvo a retomar el celular entrando a la publicación que había hecho sobre el horrible sofá.

Veo que hay tres personas interesadas. Piden información y se las otorgo. Dos quedan descartadas y ahora sólo queda una oferta en pie. Continúo advirtiéndole a la persona que no es para nada cómodo, pero esa persona hace mención en que no le importa, que le interesa más para que sus mascotas puedan subir en él y hacer lo que quieran de él. Me parece una excelente idea, así esa persona no sufrirá sobre algún dolor de espalda o algo así.

Fijamos un punto de reunión que sería; la calle Gweongji. Tan solo a dos calles de mí. No llevaría el sofá hasta allá, no estoy demente, sólo negociáramos en persona. Intercambiamos nombres y por lo que entendí, mi comprador era una chica llamada Yoon.

Just Her | KTH Where stories live. Discover now