XXXIV.

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Me levanto del piso y mi espalda me duele. Le quito el seguro a la puerta, la abro, salgo cerrando la puerta con cuidado. Camino hacia mi cuarto. Entro, camino hacia el closet, abro las puertas de madera gruesa, agarro pantalones negros y una camisa de Metallica, mi grupo de thrash metal favorito. Me cambio, agarro mi pelo en una coleta alta con una liga negra. Cambio mis botas de combate por unos tennis converse negros, salgo del cuarto cerrando la puerta detrás de mí. Me encamino hacia el gimnasio del castillo mientras juego con una pequeña llama pasándola entre mis dedos.

-Buenos días, hermanita.- cierro mi mano y la llama desaparece, Livvy me rodea con un brazo.

-Buenos días, hermana.- sonrío un poco.

-¿Lista para que te saquemos de tus casillas?- suelto una pequeña risa.

-Creo que no me preparé para eso pero no pierdo nada enojándome.- abro la puerta del gimnasio, entramos, me suelta.

-Buenos días, hermanas.- saluda Damon.- Ahora estamos todos, menos Stefan, el maldito tiene el cerebro lavado.- asiento.- Empecemos por calentar.- todos nos dejamos caer al piso y nos reímos.- ¿Por qué somos así?

-Que va, somos Hemsworths, que te valga un pepino que estemos locos, Damon.- responde Aline, empezamos a hacer abdominales.

-¿Mamá?- me detengo a media abdominal y me giro a ver a Luna.- Te buscan en la puerta.- me levanto, miro a mis hermanos.- Vino un soldado del hospital.- mis hermanos se levantan.- Dice que es urgente.- salgo corriendo del gimnasio, bajo las escaleras de dos en dos, me acerco a la puerta y el soldado me ve.

-Su alteza, es su esposa, tiene contracciones, dicen que los niños podrían nacer un mes antes y ella pide verla.- no lo pienso ni una vez más y ya estoy a medio camino de subirme al auto que está estacionado a los pies de las escaleras.

Me subo al asiento del piloto, veo de reojo como mis hermanos se suben al auto y se hacen bolas en la parte de atrás, Evan se sube al asiento del piloto con mis hijos. Arranco una vez que las puertas se cierran. Abren los grandes portones, conduzco a máxima velocidad hacia el hospital rogando porque Cris resista en lo que llego. Al llegar, me estaciono en la zona de urgencias, apago el auto y me bajo casi tropezándome, corro hacia el interior del edificio donde una enfermera me espera y me indica donde se encuentra mi esposa. Le agradezco, salgo corriendo a donde me indicó, entro estrellándome contra la puerta y soltando maldiciones por el tremendo golpe que me di.

-¡Brooke! ¡Ah!- me acerco a ella, varios doctores se mueven de un lado a otro, sostengo su mano y la aprieta.

-Aquí estoy mi amor, no voy a abandonarte, no me moveré de aquí.- se sienta como puede, me siento detrás de ella y rodeo su cintura con mis brazos, acomodo mis piernas a los lados de las suyas, beso su mejilla.- Ya pasamos por esto una vez más no dolerá tanto como la primera vez.- susurro en su oído.

-Okey lady Mayers de Hemsworth, los niños quieren nacer, deberá respirar hondo y pujar cuando se le pida.- miro al doctor.

-Ya pasamos por esto, ustedes son los que deben prepararse.- Cris se aferra a mis brazos, la observo.- Aférrate a mí, siempre seré tu sustento mi amor.- beso su mejilla con dulzura tratando de apaciguar su dolor.

-Bien señorita, puje.- mi esposa grita y encaja sus uñas en mis brazos, cierro los ojos mientras apoyo mi cabeza en el hueco de su cuello, no duele que encaje sus uñas en mis brazos si no sus gritos que hacen que mi corazón se encoja.

-Respira hondo y exhala, tú puedes mi amor.- la aliento, vuelve a ejercer presión en mis brazos mientras grita usando todas sus fuerzas para pujar.

-Va muy bien Lady Mayers, solo con un poco más de fuerza.- le informa el doctor, siento mi cuerpo hervir del miedo.

-Vamos amor, acuéstate en mi.- apoya su espalda en mi pecho.- Tú puedes nena, tú eres fuerte como para hacer esto, eres una mujer increíble por soportar esto, te amo.- suelto mi lado cursi.

Un amor a lo prohibido [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora