XXVI.

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El tiempo vuela. Cada día aumentan mis nervios. Por fin me casare con Cristina. Últimamente está teniendo malestares en el estómago y eso me preocupa, más que la boda, sí. Mis hermanas se la han llevado al hospital por que "la reina" no puede salir más que para ver a su pueblo o viaje de negocios. Eso me frustra, que solo por tener una corona ya no soy tan libre. En estos momentos estoy con mis hijos en su habitación que comparten con mi sobrina. Suspiro. Los niños aprenden muy rápido. Agarro sus diminutas manos y ellos solos empiezan a caminar apoyándose en mis manos. Después se cansan y los siento.

Así funcionan mis hijos por el momento. Me descuido buscando ropa para cambiarlos, cuando me giro, veo a Luna sostenerse por sí sola y caminar hacia mí. Entreabro mis labios por la sorpresa al mismo tiempo que mis ojos se cristalizan, abraza mi pierna y me mira, sonrío. La cargo mientras río por su pequeña demostración. Lleno su cara de besos, ella ríe y aplaude. La acuesto en el pequeño tapete arriba del mueble donde se guarda la ropa de los muebles y cambio a Luna.

-Que hermosa mi princesa, ya caminas mi amor, muy bien.- aplaude.- Si, si, felicidades bebé.- sonrío.

-Vaya, nuestra hija recibe más cariños que yo.- me río, cargo a Luna, me giro a ver a mi prometida, le doy un corto beso, sonríe.- Te tengo una sorpresa.- enarca una ceja, bajo a Luna quien se mantiene en pie agarrando mis manos.

-Yo también te tengo una sorpresa, mira a tu hija.- se suelta de mis manos.- Ponte en la puerta y háblale.- camina hacia la puerta, se agacha.

-Ven con mamá, princesa.- sonríe, Luna ríe y da un pequeño paso, después otro y otro y así sucesivamente hasta llegar con Cris quien ya tiene los ojos vidriosos, Luna extiende sus manos hacia ella, Cris la carga mientras se levanta.- ¡Brooke! No es justo que tú lo hayas descubierto primero.- me río, me acerco a ella, tomo su rostro entre mis manos, junto nuestros labios para después separarme.

-Y no es justo que ya no puedo ver a mi novia debajo de mi.- susurro en su oído, su piel se eriza, sonrío y deposito un pequeño beso en su cuello, cargo a Luna.- Ven princesa, hoy tendrás un día con el abuelo al igual que tu hermano.- Me giro a ver a Julián pero no está.- ¿Julián?- dejó a Luna a en su cuna.- Con que no aparezcas no vas con el abuelo...- empiezo a desesperarme, escucho su risa, camino hacia los canastos de juguetes y está en el piso jugando con ellos, suspiro.- No vuelvas a desaparecer así.- Lo cargo.

-¿Amor?- Me giro a ver a Cris.- ¿Que haremos mientras nuestros hijos no están?- sonrío.

-Que no haremos.- Se sonroja.- Saldremos a tu universidad, quiero conocer a tus nuevos amigos.- pienso, me giro y acuesto a Julián en la colchoneta, le cambio la ropa en segundos.- Pero miren que apuesto príncipe.- sonrío, se ríe y aplaude.

-Ma...- balbucea, me paralizo.- Maaaaa...- me giro a ver a Cris quien se acerca rápidamente.- Mamá...- Cris me abraza, la rodeo con un brazo, sonrío.- Maaa.- extiende sus brazos hacia Cris, ella me suelta para cargarlo.

-Por los dioses... ¡Su primera palabra!- Me río, beso su mejilla, me acerco a Luna y la cargo.

-Vamos, mi suegro ya nos espera.- abro la puerta, sale, salgo y cierro la puerta.

Bajamos las escaleras y nos encontramos a Zeus sentado en el sillón con mi hermana menor quien lo mira sorprendido por lo que sea que le esté contando. Al notar nuestras presencias se levanta y sonríe. Abraza a Cris con cuidado y besa su mejilla, carga a Julián, me saluda con un choque de puños. Julián abraza a su abuelo. Me enternece cualquier acción que hacen mis hijos, son la mejor reliquia que poseo, después de mi futura esposa, claro. Acompaño a Zeus hacia su auto y lo ayudó a instalar los asientos de los bebés, les pongo el cinturón de seguridad, me despido de ellos con un beso en la mejilla y de mi suegro con unas cuantas palabras. Regreso a las escaleras al lado de mi hermosa chica.

Un amor a lo prohibido [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora