Capítulo 29 - "Se acerca el final"

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Mis ojos estaban cristalinos por las lágrimas que impedía que salieran. Yo le había dicho que lo amaba y él a mí, duramos más de lo que pude haber creído y ahí está la razón por la cual lo amo tanto, porque ya lo había hecho, y lo más importante él a mí.

-¿Estás llorando?- preguntó Rafael colocando sus manos en mis mejillas.

- Sólo recordaba- susurré apenas con un hilo de voz antes de que me pusiera a balbucear.

-¿El recuerdo era tan malo?-

-Todo lo contrario- lo miré a los ojos recordando cuanto me encantaba ver las estrellas con él, tal vez porque él en algún momento estuvo paseando por ellas -La primera vez que te dije que te amaba y tú me correspondiste... ¿Sabías que al menos duramos seis meses juntos?-

Abrió los ojos en signo de sorpresa.

-Odio que me hayan quitado recuerdos de esos seis meses a tu lado- dijo con asco.

Tomé su mano de mi mejilla y la besé.

-Lo sé- dije sintiendo pesar por él.

Suspiro.

-Es mejor que vuelvas a dormir, no has dormido mucho y deberás estar lista para salir de esto- dijo y me dio un beso en la frente -Se acerca el final- añadió antes de que volviera a cerrar mis ojos. Ahora estaba muy familiarizada con esa frase suya, y mi instinto dice que él solo lo menciona antes de que algo malo pase.

Vaya suerte.

[...]

No podían hacerme esto, en serio estaba cansada... Otro fastidioso cumpleaños con fotos las cuales no deseo ni lo más mínimo.

Una cola peluda me rozó el rostro por la nariz haciéndome hacer una mueca

-¡Feliz cumpleaños!- gritaron mis padres a la vez.

Me tapé de nuevo con mis cobijas evitando que el sol se asomara por mi rostro y que Nilo me rasguñara la cara.

-Otros cinco minutos, por favor- supliqué sabiendo que no había sentido alguno en hacerlo.

-Nada de eso, señorita, es hora de festejarlo a lo grande- dijo mi madre y cuando los padres de uno dicen eso, es para tener miedo y prepararse para lo peor.

-¿Por qué a mí?- pregunté al cielo.

-Vamos- me halo mi padre arrastrándome fuera de la cama. Nilo me siguió.

Un rato después de haberme bañado y arreglado, bajé a desayunar encontrándome con una gran sorpresa, un pastel de tres pisos de alto y tan ancho como rueda.

-¿Quién se supone que se va a comer eso?- pregunté hostigada de tan solo ver ese montón de dulce.

Mi madre sonrió.

-Es tu quinceavo cumpleaños, tiene que ser especial- dijo Sophie -Además Nilo te puede ayudar- añadió observando como Nilo se ponía en posición de caza hacía el pastel.

-Un pastel gigante no significa que sea especial este día- dije lamentando que Rafael no fuera el que me levantará.

-Por favor, Elizabeth, está nevando, se lo mucho que te encanta y deberías salir un rato. Hoy no es el día para amargarte-dijo mi padre con tanta falsedad que volteé los ojos.

-Es el día perfecto para amargarme- dije mientras probaba la pasta del pastel, la cual se derretía en mi paladar. Deliciosa.

-Iremos al parque hoy ¿verdad?- preguntó mi madre ansiosa, ella sabía que era la única parte del día que disfrutaba.

Cielo Ardiente [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora