Capítulo 14

6.6K 334 10
                                    

Suspiré y me mordí el labio mientras sonreía. Él me quería, eso era seguro, y mucho antes de conocerme, él apenas me vio sintió que algo cambió, y lo había hecho, porque de dicha manera yo también me sentía apenas lo conocí. 

Me coloqué algo de ropa y guarde la carta en una caja donde tenía las pocas cosas que había llevado conmigo cuando me escape de servicios infantiles.

-Buenos días- dijo Ariel apenas salí del cuarto para preparar el desayuno -Anoche no escuche tanto ruido como creí que pasaría- añadió y me ruboricé inmediatamente y aceleré el paso hacia la cocina pero al llegar descubrí dos platos con huevos revueltos y jugo de lo que parecía ser mora al lado.

-¿Has hecho el desayuno?- pregunté aunque era obvio, la pregunta era por qué.

-Sí, me desperté temprano y salí a dar una vuelta y cuando regresé tenía energía aun así que me dispuse a prepararles algo- dijo sin darle importancia.

Comí rápidamente al darme cuenta que aún tenía que ir a Lasse. Cuando termine mi comida, Ariel estaba leyendo el libro de poesías que había estado encima del televisor y

Rafael salía del cuarto vestido con una ropa muy diferente que supongo que había conseguido a su forma.

-Hola- susurró para mí. Sonreí y me dirigí hacia a él y para colocar su rostro a mi altura pase mis dos brazos por su cuello de lo cual ya me había acostumbrado a hacer desde anoche. Le di un beso fugaz y seguí con mi camino al cuarto.

Mi camino a la cafetería fue solitario, ni siquiera Nilo me acompañó, ellos se fueron atravesando el parque para verificar que Karmael y Asrafil no volvieran a aparecer por ahí, en cambio a mí me tocó dar la vuelta más larga. Rodeé el parque en media hora, el doble que normalmente me tocaba atravesarlo, y llegué a Lasse que ya estaba abierta y extrañamente para la hora con Brant y Bea, que la última mencionada estaba sentada detrás de la barra con cara de preocupada por primera vez en su vida.

Abrí la puerta, si es que a esos trozos de vidrio partidos en mil pedazos se les podía llamar así. Mis converse hacían crujir los vidrios mientras pasaba por encima de ellos.

-¿Que ha pasado aquí?- pregunté confundida.

-Nos han robado, o más bien lo han destrozado todo, sin dejar casi nada, dejaron el mostrador, caja registradora y fuerte sin un rasguño, no se trataba de un robo, parecía como una especie de venganza- Me miró inquietado.

-Maldita sea- dijo alguien detrás de mí. Reconocí la voz femenina de Ariel.

-¿Ella quién es?- preguntó Brant enojado -¿No te bastaba con traer a ese chico?-

-Ella es una amiga de la infancia, me ha estado buscando...-

-¿Con ella fue por la que saliste ayer tan apresuradamente por "problemas familiares"?- preguntó y asentí. Se acarició el rostro demostrando impaciencia -No puedes tener tantos cerca- añadió como si soltará una carga y lo miré confundida.

-¿Tantos cerca...? ¿Tantos de qué?- pregunté tratando de sacarle información.

-De ellos, y sabes a lo que me refiero- respondió y no tuvo que decir más, sabía a lo que se refería, pero seguía confundida de como mi jefe se habría enterado...

-Entonces sabrás quien hizo esto- dijo Rafael con un tono amenazante que siempre empleaba cuando algo se le hacía raro o desconocido.

-Bea, te doy el día libre- dijo Brant mirando a Rafael.

-¿A qué te refieres? Esto se pone interesante, ahora me tienes que explicar a mí- dijo Bea terca. Puse los ojos en blanco de impaciencia.

-Te juro que si no te vas yo misma te tiró a la calle donde un carro te atropelle- dije tratando de controlar mis palabras, no lo hacía bien, eso es seguro.

Cielo Ardiente [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora