Capítulo 3

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A la mañana siguiente cuando me levanté teniendo una pesadilla con mis padres, era demasiado temprano y decidí irme pronto a la cafetería, la planeaba abrir y organizar los productos que había llegado ayer en las cajas, la verdad no tuve tiempo ayer de organizar.

Me bañé y me vestí,  con una chaqueta por la nieve y con Nilo entre mi ella salí hacía la tienda.

Normalmente en esta época del año amanece y anochece más rápido, pero eran las seis de la madrugada y raramente no se veían aún indicios del sol.

-Algo raro pasa- dije a mi gato fijándome en la nieve que se estaba derritiendo rápidamente mientras pasábamos por un parque que teníamos que cruzar para llegar a la tienda. Abracé a mi gato por dentro de la chaqueta y sentí como se erizo y maúllo; volteé rápidamente pero no vi nada, me convencí durante un rato que Nilo había visto una sombra o una ardilla y se asustó. Volví a retomar mi camino pero ahora era yo quien sentía unos pasos detrás mío, me detuve y el sonido se detuvo, volteé de repente pero no veía nada, pero esta vez me fije en la nieve que yo había pisado, no había dos pisadas, si no cuatro, sentí como mi pulso se aceleró y Nilo me rasguñaba el pecho, él también estaba asustado. Respiré profundo pero de nada sirvió ya que dos de esas pisadas seguían avanzando, seguían fijando una dirección y esa dirección era hacia mí, por Dios, no lo veía. Me paralicé y mi gato sacó su pequeña cabecita de la chaqueta por mi cuello. Por un instante sentí como si volará y después mi espalda dio un golpe con un árbol que había cerca. Ese alguien invisible me había aventado por los aires, estaba quieta del dolor en la nieve y Nilo se salió de mi chaqueta y se hizo delante de mí como si me pudiera defender. Me logré sentar apoyándome en el árbol en donde había sido tirada. Esas pisadas se volvían a acercar hacia mí, entre en pánico.

-Llévate lo que quieras, igual no tengo mucho- dije jadeante del dolor, le tiré la pequeña billetera que tenía en el bolsillo de mi chaqueta, estaba casi vacía, solo tenía unas cuantas monedas y sí mucho dos billetes y no de mucho valor que digamos. La verdad no sé me ocurrió nada más que decir, solo no quería que me lastimara ni a mi gato. Las pisadas se detuvieron y se escuchó una risa malvada y seca.

-¿Crees que te estoy robando?- dijo entre risas, era un hombre estaba segura.

-¿Entonces qué quieres de mí?-

-Conoces a Rafael ¿verdad?- preguntó sin esa risa seca, no sabía que responder, supongo que con cualquier cosa que responda me ira mal.

-No- respondí firme, aunque seguía sentada en la nieve, recostada en un árbol y mi gato adelante mío.

-¿Ah no?- dijo enojado y avanzó dos pisadas; al parecer mi gato estaba dispuesto a seguir en su posición, defendiéndome, aunque no creo que logre mucho -¿Entonces con quién estabas hablando en esa cafetería de mierda ayer?- añadió.

-Me espiabas- lo acusé y él rió de nuevo.

-Deja de ser ilusa, niña humana. No a ti si no a Rafael- dijo lo maldad y avanzó.

-Eso suena demasiado retorcido, Asrafil- dijo una voz que salió de entre los árboles detrás de ese hombre invisible antes de que avanzara más –Puede que te estés saliendo del closet pero no me metas en eso contigo, aunque hay que admitir que eres guapo, pero estoy en el otro bando, lamento decepcionarte- añadió la voz, tarde una rato en reconocerla.

-Rafael- susurré y mi gato se tensó y erizo al tiempo.

-Sabes por qué no le muestras lo guapo que eres a aquella mundana- dijo Rafael saliendo de entre los árboles, vi como las huellas que apuntaban hacia mí se volteaban para ver a Rafael.

-¡Rafael! Me alegra que hayas venido, te podrás unir a nuestra pequeña fiesta- dijo a quién Rafael había llamado Asrafil –Si me dejo ver de esta humana me volvería un caído, como tú- añadió.

-Ya conoce de tu existencia y la has lanzado cinco metros por los aires, se lo debes- dijo Rafael en tono de amenaza.

-No estás en posición de amenazarme, Rafael- dijo Asrafil en un tono muy seco. Rafael rió y luego avanzo rápidamente hasta Asrafil o adonde se supone que ha estado parado. Dejé escapar un gemido de asombro, Rafael envistió a Asrafil y después de unos segundos dejo de ser invisible; Asrafil estaba vestido completamente de blanco, era rubio y rostro muy pulido pero lo que más me impacto fue una aurora dorada que lo rodeaba. Trataba de pararme para huir o hacer algo, cualquier cosa, pero aún me dolía demasiado la espalda del golpe con el árbol; Nilo se me acercó y me sobó la pierna para que lo acariciara.

-No es el momento, Nilo- murmuré mientras buscaba una rama de donde sostenerme para pararme. Mientras yo estaba ocupada buscando una rama, Rafael y Asrafil estaban peleando, pero era una pelea bastante especial, todo pasaba rápido y sus golpes eran muchos más fuertes, Asrafil tiró a Rafael contra un árbol pero el árbol se partió muy limpiamente donde Rafael lo había atravesado y caído entre los árboles mucho más allá del camino.

-¡Rafael!- grité preocupada, pero Rafael no apareció.

Asrafil al ver que Rafael no apareció su cara se tensó y se dibujó una sonrisa que yo no podía reconocer si era buena o mala, se contradecía. Asrafil se dirigió hacia mí justo cuando ya había encontrado una rama para pararme y ya estaba de pie, iba tomar a Nilo pero él me huyó y se puso delante de mí de nuevo para intentar defenderme.

-¿En serio crees que tu gato puede defenderte?- preguntó Asrafil riéndose y avanzando hacia Nilo.

-Nilo, no- susurré preocupada por mi gato.

-Sabes que no te haría daño si no le preocuparas a Rafael. Todo es culpa de Rafael, cúlpalo- dijo Asrafil y en su tono se escuchaba el rencor que le tenía a Rafael.

-No le preocupo- dije con sinceridad –Apenas nos conocemos- añadí.

-Ya que te mataré, te lo explicaré- dijo Asrafil con paciencia y deteniéndose –Es fácil, no me demoraré. Por algo se volvió un caído, claro que no del todo por tu culpa, también hay otros asuntos que contribuyeron; pero sabes, no lo culpo, eres una mundana muy hermosa. Por nadie Rafael hubiese aparecido ante mí después de volverse un caído, claro excepto tú- añadió.

-¿Me matarás?- dije sintiendo una punzada en mi pecho, ya sé que estaba omitiendo partes importantes en su conversación, pero la verdad no me importaba, en este momento solo me preocupaba lo que le pasara a Nilo y a mí.

-Claro que sí y te hare sufrir mucho, tus gritos pondrán muy enfadado a Rafael-

-Todo se trata de venganza, contra Rafael-

-Soy un ángel, no me puedo vengar; llamémoslo más bien, cobro, Rafael me tiene que pagar lo que le di o más bien lo que me arrebato- dijo y siguió avanzando –Y además te haré sufrir, pero será rápido; créeme que con los enemigos que Rafael se ha ganado, muchos te harían cosas peores y más si son del bando contrario al mío- añadió.

-Ángel- susurré pero no hubo tiempo de analizar, Asrafil se acercó mucho más rápido hacia mí pero primero estaba Nilo y fue entonces cuando me di cuenta que tenía que declarar o ya había declarado que mi mundo estaba completamente de cabeza.

Cielo Ardiente [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora