Capítulo 12

7K 378 18
                                    

-Esto... esto no me lo esperaba...- dijo Asrafil con hilo de voz dejando caer el cuchillo.

Estaba tan atónita como todos, pero me fijaba como Karmael me miraba especialmente, como si tuviera ansias de tener mi sangre azul en sus manos.

Karmael rió, estaba muy lejos de donde Nilo en bestia, Ariel y Rafael que estaba sosteniéndose de Ariel impactado.

-De verdad pensaba que si me engañabas, Rafita escogerías a alguien que... ¿cómo decirte? más humano y menos demonio- Karmael se siguió burlando y yo la miré confundida.

-¿Demonio?- grité.

-Así es, querida maldita, eres un demonio o en parte, pero de esa parte que es gigante, ¿No te lo habían dicho?, al parecer las dos nos hemos enterado de algo interesante hoy- dijo mientras se laceaba el cabello. Engreída.

-No, no lo soy-

-Lo eres, y eso facilita mi trabajo, ahora si lo puedo hacer en nombre de Dios- dijo Asrafil mientras recogía el cuchillo.

Rafael corrió con una velocidad sorprendente y se colocó delante de mí protegiéndome.

-Oh no la tocarás, sigue siendo parte humana- dijo Rafael con rabia.

-¿La sigues protegiendo después de la verdad?- preguntó Karmael furiosa.

-No hay verdad, hay realidad- dijo Rafael mientras sacaba una daga de su cinturón.

Karmael estaba de nuevo como si echará humo. Gritó muy agudamente que todos nos tapamos los oídos, cerré los ojos y cuando los volví a abrir porque el sonido cesó, Karmael había desaparecido.

-Una menos- dijo Ariel quien sigilosamente se dirigía con Nilo ahora gato de nuevo, hasta el lado de Rafael.

-La venganza no se acaba aquí- dijo Asrafil como si con la huida de Karmael le hubiese afectado -Eso lo sabes Rafael, ahora que sé lo que ella es, muchos más vendrá a por ella, será peor de lo que tus pesadillas te puedan mostrar o narrar, ahora ustedes dos ángel Ariel y caído Rafael, se proclaman contra el cielo protegiendo a esta infamia y mezcla de sangre maldita por sus padres- añadió, y como si estuviese maldiciendo simplemente colocó su cuchillo en la tierra clavado verticalmente, algo me decía que estaba llamando al cielo, como si estuviese invocando nubes. Dio la vuelta y desapareció entre los árboles.

Ambos protectores que estaban delante de mí se voltearon a verme, Ariel estaba mirándome con pesar y Rafael con dulzura.

-Eh...yo los voy a dejar hablar de esto a solas, pero me van a tener que explicar ¿Cómo es que Eliza tiene sangre de demonio en sus venas? y no es poca, si o fuera sus habilidades no se desarrollarían- dijo Ariel dudando.

-No lo sé- respondió Rafael.

-Yo no he tenido otros padres más de los que recuerdo, y no tengo memorias de que alguno de los dos se haya sanado congelándose alguna extremidad, no eran demonios... ¿En todo caso... por qué hielo?-

-El infierno está congelado y el cielo está en llamas- dijo Rafael -Es una antigua enseñanza- añadió intentando explicarse.

-Pero lo que dices, Eliza, solo tendría una explicación...- dijo Ariel y supe como terminaba la frase y reí.

-Estoy segura de no ser adoptada, créeme, soy la viva imagen de mis padres, una combinación un poco extraña, con la piel tersa y pálida de mi madre, con sus ojos también, y a mi padre el cabello castaño oscuro ya que mi madre era peli roja- expliqué.

-¿Qué otras opciones hay?- preguntó Ariel confunda.

-No lo sé- repitió Rafael. Nos miramos cuestionándonos un rato, después avanzamos a mi hogar, después de todo, con el pantalón rasgado donde Asrafil me había cortado, y mojada por la nieve derretida, no podía llegar así de nuevo a Lasse.

Ariel estaba saltando entre las copas de los árboles con Nilo en los brazos y nos llevaba buena ventaja hasta que ya no la pudimos ver más. Rafael iba a mi lado callado, pero yo no lo podía soportar mucho, había tanto para decir pero tan pocas palabras para expresarlo.

-¿Te afecta?- pregunté.

-¿Me afecta qué?-

-Que al parecer sea en parte demonio-

-La pregunta es si te afecta a ti- dijo y me tomó de la mano, como lo hacía para darme soporte, para que me sintiera comprendida y apoyada -A lo largo de los años he tenido que hacer y ver muchas cosas como para temer que tú seas en parte demonio, sin embargo, me extraña que después de esta revelación no te afecte-

-Creo que me he acostumbrado a tener este tipo de sorpresas en mi vida, yo por lo menos le veo el lado positivo, aunque tendré a todo el cielo detrás de mi cabeza, no moriré tan fácilmente- dije y rió.

-Eres muy valiente mi Beth- dijo sonriente y paso su mano de mi mano a mi cintura, rodeándola delicadamente -Pero aún hay cosas que necesitas saber de mi- añadió y sacó con la otra mano un papel enrollado de su bolsillo.

-¿La carta?- pregunté mientras me sonrojaba.

-Llámame anticuado pero aún quiero que la leas y adentro te explico también que van a haber más que esas, no importa que Karmael ya sepa de lo nuestro. Léela por favor- dijo en un tono tierno y sonreí, a veces me olvidaba que él había vivido en una época distinta a esta para lo que era romántico, pero eso me encantaba, una relación clásica.

Llegamos al apartamento y sorprendida de ver que en vez de un sofá delante del televisor, ahora había una cama, no doble como la de mi habitación, sino una pequeña, para una sola persona.

-¿Cómo han conseguido una cama?- pregunté.

-Hay formas de convencer a los humanos- dijo Ariel sonriente.

-Tú y Ariel dormirán en tu cuarto, yo dormiré ahí- dijo Rafael.

-No me parece la distribución más adecuada- dijo Ariel con una sonrisa de confidente hacia Rafael.

-Cállate- dijo Rafael -Sabes que lo nuestro no pasará- añadió sonriente de broma. Ariel le pegó un puño en el estómago haciendo que Rafael hiciera una pequeña mueca.

-No era a eso a lo que me refería. Tu dormiréis con Eliza en el cuarto, yo me quedaré aquí, me gusta más estar sola, y me imagino que a ustedes les gustará estar más juntos- dijo en burla y la fulminé con la mirada.

-No me opongo- dijo Rafael, y la verdad yo tampoco me oponía.

Me dirigí a mi cuarto y me cambie por unos pantalones anchos y largos de pijama con una blusa de tirantes.

Rafael entró al cuarto cerrando la puerta a su paso. Lo miré arqueando una ceja.

-¿Más privacidad para Ariel?- dijo tratando de buscar una excusa. Sonreí y me acerque a él o más bien los dos nos fuimos acercando hasta llegar a un punto que estábamos cerca los dos y la cama.

Me atrajo con una mano en mi cuello.

-Más privacidad para nosotros- susurré y lo besé esta vez como si me estuviese consumiendo y viceversa. La vehemencia que había aguardado todos estos años de adolescencia hacía un amor, que había encontrado hace pocos días, que yo le gustaba aunque fuese parte demonio, que él me gustaba porque había sacrificado por mi todo, por la confianza y porque aunque piensen que no afecte, el primer beso de mi vida fue con él, y afecta al gusto, el gusto por sus suaves labios. Pensamiento que me llevo a una sonrisa.

Estábamos acostados en la cama de repente, él sin la camisa y yo sin mi pantalón de pijama.

-Estoy corriendo peligro- dijo hallando aire para hablar.

-¿De qué?- pregunté con mis labios pegados a su cuello.

-De enamorarme de ti, Beth- sonreí.

-Entonces los dos estamos amenaza constante, pero quiero tomar ese riesgo- dije y le besé el hombro.

-Solo por ti he caído, y solo por ti tomaré ese riesgo- dijo y besó delicadamente mi frente, mi nariz, mis labios, mi cuello, mi pecho... y de repente todo volvió a empezar, esta era una vida nueva, sentía como el me proporcionaba fuerza y yo a él.

Nos consumimos el uno al otro con deseo e intensidad el resto de la noche.

Cielo Ardiente [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora