A la hora de la comida se sentó a su lado, había preparado unos sandwiches para los dos, todavía no sabía lo que le podía gustar a Sebastian, pero imaginó que un sandwich y una lata de refresco serían una buena forma de empezar una conversación.

- Hace días que estás distante. - Dijo finalmente Chris colocando el plato con la comida sobre el teclado del portátil.

En un primer momento, Sebastian chasqueó la lengua molesto, pero al ver el plato de comida, su estómago respondió rugiendo por el hambre, hacía horas desde que había desayunado y desde entonces no había comido nada.

- ¿Me has preparado la comida?

- Algo me dice que si fuera por ti, no comerías en todo el día.  ¿Qué es lo que te tiene tan ensimismado? ¿Estás preocupado por Tom? 

Sebastian asintió y apoyó la cabeza en el respaldo del sofá, dejando a un lado el ordenador. Ahora que podía pensar en ellos, verdaderamente tenía hambre y devoró el sandwich en un par de minutos sin decir una palabra, bajo la atenta mirada de Chris.

Una vez que dejó el plato, sin una sola miga, sobre la mesa de café, respiró con fuerza e hizo un esfuerzo por poner en orden sus pensamientos.

- Tom ha desaparecido de la faz de la tierra o lo que en su mundo significa, que lo han suprimido de cualquier programación informática. Bob, la nueva inteligencia artificial aparece por todas partes, es un estupendo firewall, que ni siquiera yo puedo sobrepasarlo para ver lo que hay detrás.

- ¿Es muy raro decir que estoy preocupado por Tom? - Chris esperaba no sonar demasiado infantil con sus palabras.

- Yo también estoy preocupado por el crío. Estoy casi convencido que no es una IA, lo viste, hablamos como él, es demasiado humano y se preocupada por nosotros. Ninguna IA se preocupa de esa forma por los humanos con los que se está comunicando, ninguna ha sido desarrollada hasta ese punto.

- ¿Tu también te diste cuenta? - Chris se emocionó al escuchar eso. Dio una especie de salto, se sentó sobre sus piernas y apoyó una mano sobre el brazo de Sebastian. - Suena demasiado real, demasiado emotivo, justo como sería un chico de su edad. A veces pensaba que le preocupaban nuestros problemas y claro, me da miedo que hayamos sido los culpables, sin querer, de su situación.

Sebastian se encogió de hombros y suspiró.

- Ojalá supiera eso, pero más me gustaría saber como ayudarle. 

Se echó a reír, pensando como había había cambiado el mundo en pocos años. Los ordenadores tenían vida propia, pensamientos y sentimientos. Aunque Tom no fuera la persona física que se escondía tras su IA, los dos estaban preocupados por él y no les importaba pensar que a lo mejor se estaban preocupando por un ordenador, por ceros y unos.

- ¿Y que podemos hacer para saber si... si el chico está bien? - Preguntó Chris, casi haciéndose gracia por sus propias palabras.

- Eso es lo que estoy intetando averiguar. La página que proporciona las experiencias es demasiado hermética, está preparada para cualquier tipo de asalto, creo que están acostumbrados o están ocultando algo de lo que tienen en su interior.

- ¿Tom?

- No lo se, pero si esa gente cree que va a ser capaz de evitar que meta las narices en uno de los sitios más protegidos del mundo, es porque no me conocen. Seguro que los que mandan en esta maldita empresa están dentro del gobierno, a lo mejor incluso son los mismos que mandan en las cárceles de hackers. - Mientras lo escuchaba hablar, Chris se dio cuenta que la expresión de Sebastian se fue volviendo más dura, fija de nuevo en el ordenador, se estaba poniendo nervioso a cada palabra nueva.

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