Capítulo Seis. Al Borde.

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-Gracias por todo, Helen.

-Gracias a tí por enseñarme el mayor tesoro de la casa.

Historias de amor, ¿existirá alguna mujer en el mundo a la que no le gusten?. Ya de vuelta en mi cuarto me sumergí en una novela hasta cerca de las siete y media de la tarde. Levantar la cabeza del libro se me antojaba pesado,  no podía o más bien no quería pero mi promesa con Aisha era más fuerte que mi curiosidad así que me duché para vestirme y bajar a cenar. Aún no se exactamente el porqué pero me esmeré bastante en ponerme guapa pintándome los labios de rojo y vistiendo un vestido corto color negro.

Bajé las escaleras a la hora prevista para darle al encuentro a Abdelkader.

-Estás preciosa, Helen.

-Muchas gracias,  Aisha. ¿Ya ha llegado el señor Alfasi?.

-Te espera en el salón.

Taconeé hasta él que estaba sentado con cara de pocos amigos frente a la mesa. Su rostro cambió al verme, pareció alegrarse aunque fuese a todas luces improbable.

-Buenas noches, Abdelkader.

-Buenas noches, Helen-se levantó de la mesa a modo de cortesía-. Me alegra ver que al fin cumples con tus responsabilidades.

Todo pasó muy rápido. Me dispuse a abrir la boca para contestarle pero un súbito mareo se adueñó de mí. Traté de alcanzar la silla para sentarme pero fue misión imposible. En vez de eso y sabiendo mi tensión de naturaleza baja, me tiré al suelo para evitar una mala caída.

-¡Helen!. ¿Helen, estás bien?.

-No tan bien como quisiera, Abdelkader. Creo que me ha bajado la tensión.

-Tranquila. Todo irá bien, ¿de acuerdo?.

Asentí mientras me cogía en brazos para llevarme escaleras arriba supuse a mi habitación porque perdí la consciencia antes de tiempo mientras escuchaba a Aisha preocupada tras de nosotros.

-¿Qué le pasa, doctor?. ¿Se recuperará?.

Escuchaba a Abdelkader muy lejano, como si estuviese en otra habitación.

-No se preocupe, señor Alfasi. Helen ha sufrido una bajada de tensión lo cual es normal teniendo en cuenta que lleva días sin ingerir nada. Tan sólo debe preocuparse de que ingiera bastante líquido y coma en pequeñas dosis a lo largo del día.

-Así se hará, doctor.

-No me cabe duda de que usted y Aisha se encargarán de ello. Volveré en un par de días para comprobar el estado de su esposa.

¿Esposa?. ¿Abdelkader preocupado por mí?. ¿Se ha acabado el mundo?.

-Muchas gracias,  doctor. Qué tenga una buena noche.

Seguí con los ojos cerrados mientras escuchaba como el médico recogía sus enseres y salía por la puerta.

-¿Abdelkader?.

-¿Sí, Helen?.

-¿Qué me ha pasado?.

-Una pequeña bajada de tensión. Tendrás que alimentarte mejor para evitarnos estos sustos.

-¿Sustos?.

-Sí, a veces puedo parecer muy tranquilo pero lo cierto es que me puse muy nervioso al no saber qué te pasaba.

Miré a mi alrededor sabiéndome observada por Abdel y me sorprendí al ver que no estaba en mi habitación.  Esta estaba pintada con un estuco veneciano en tonos azules y plateados, como si fuese una noche de luna llena y sus muebles eran más modernos con respecto a los que se veían en el resto de la casa, con unas líneas más sencillas y no tan rococó.

-¿Dónde estoy?.

-Con los nervios, tu cuarto me pareció muy lejano así que te traje al mío.

-¿Qué pasa con usted, señor Alfasi?.

-¿Conmigo? ¿A qué te refieres?.

-¿Te enfadas conmigo por no respetar una claúsula de tu contrato y ahora la rompes tú trayéndome a tu cuarto?.

-Me sorprendes cada día más Helen.

Me miró y surgió la magia iluminándome con su preciosa y tímida sonrisa. Preciosa y perfecta tal y como imaginaba.

-No más que usted a mí, Abdelkader.

-Llámame Abdel, Helen.

Abdel....no tenía claro si la soledad se había ido del todo pero al menos, Alfasi y yo habíamos avanzado en nuestra relación. Al fin había conseguido sacarle una sonrisa, al fin la cordialidad exasperante había dado paso a la espontaneidad y eso tratándose de Abdelkader, no era un pequeño paso adelante sino un enorme paso de gigante.

Atrapada((COMPLETA)) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora