-¿Lista para salir?- asiente.- Bien, tu.- señaló al soldado, se acerca rápidamente.- Prepara mi auto, saldremos a dar una vuelta a la universidad.- asiente, se retira, miro a Cris.- Dime, ¿cómo le hice para tener a esta hermosura a mi lado?- se ruboriza, oculta su rostro entre sus manos.- Oh no, yo quiero verte.- agarro sus manos y las quito de su rostro.- Eres hermosa... Bastante que me sorprendo de mi misma por tenerte a mi lado el día de hoy.- sonríe, suelto sus manos, rodea mi cuello con sus brazos, agarro su cintura.

-Te amo.- junta nuestros labios en un cálido beso, cierro los ojos.- Y siempre lo haré.- susurra contra mis labios, vuelvo a besarla para que después ella muerda ligeramente mi labio inferior y separarnos.

-Yo también.- sonreímos como dos enamoradas normales.- Vamos, no me importa si voy con armadura, todos van a reconocer que eres mi prometida y así no te harán daño.- se ríe.

-Está bien, celosa, pero así te amo.- vuelve a besarme para después entrelazar nuestros labios y bajar las escaleras hacia el auto y el soldado que nos espera.

-¿Su alteza?- escucho la voz del General Marshall.

-¿Que se le ofrece, general?- Lo miro frío y distante.

-Son reglas... Si va a salir con armadura portará su corona y una escolta de soldados la seguirán a donde sea...- habla con nerviosismo.

-Al Diablo las reglas.- abro la puerta del copiloto a Cris quien sube para después cerrar la puerta con cuidado.- Yo misma elegiré la tropa.- desenfundo mi espada, lo miro.- Vaya por Lady Skonos y traiga mi corona junto a la capa roja larga.- asiente y se retira, murmuro maldiciones mientras hundo mi espada en el piso, la tierra tiembla un poco y se abre una grieta, de esta, surge un pequeño grupo de mis mejores soldados, se acercan en filas, saco mi espada y la grieta se vuelve a cerrar.- Subirán a dos carros y nos "escoltarán" hacia la universidad, ¿entendido?- asienten.

Dos carros negros, altos y polarizados se acercan, mis soldados caminan hacia los carros y suben rápidamente. Veo a Lady Skonos acercarse con la capa doblada y encima la corona siendo custodiada por el general Marshall, ruedo los ojos. Les digo que suban atrás, asienten, suben en silencio y me subo al asiento del piloto. Giro la llave para encender el motor y seguir a la camioneta de soldados enfrente de mí. Cris agarra mi mano libre y entrelaza nuestros dedos. Odio la fama y ella lo sabe. Acepté la corona solo porque no quería estar nunca más siendo buscada para ofrecerme un negocio por el nuevo rey o reina que asumiera la corona que yo negué en un principio.

No me gusta seguir órdenes al menos que me beneficien con la recompensa que se me ofrece por realizar la acción. Minutos más tarde, la camioneta se detiene frente a las puertas de la universidad de mi chica. Me detengo, apago el carro, los soldados bajan y se forman en posición de defensiva, se abre mi puerta y me bajo al igual que alguien abre la puerta de Cris y baja. Todos los estudiantes me miran con asombro, unos se inclinan en respeto, Skonos coloca mi capa y la corona sobre mi cabeza la cual se ladea un poco. El resto de los alumnos se inclina al reconocerme. Camino hacia Cris y le extiendo mi brazo, entrelaza su brazo con el mío y entramos al instituto escoltadas por un grupo de 3 soldados y el general Marshall junto a Lady Skonos.

-¿Cris?- un chico la llama, ella se aferra a mí, miro al chico demasiado fría y palidece, sale corriendo.

-¿Quién era?- pregunto lo más suave posible.

-Zack... Me molesta en las clases, gracias por ahuyentarlo.- suspiro.

-Lo haría por el resto de mi vida si eso te diera paz.- se detiene frente a unos casilleros, se suelta de mi brazo y se acerca a uno, lo abre, saca unos libros, cierra el casillero y vuelve a mi lado.- Dame, yo los cuido por ti.- se lo piensa para después darme los libros, entrelaza su brazo con el mío y seguimos caminando.- ¿A dónde requieres ir, nena?- susurro en su oído.

Un amor a lo prohibido [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora