Chiara

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Solo por el cambio en el aire

puedes saber que las aves buscan un nuevo hogar

a dónde ir

con la estrella del amanecer

en sus picos.

Ruiseñores

risueños

ríen mientras cantan,

el día encapsulado en el alba.

Tan alta está la cima

que para ver el sol cierra los ojos

y los cubre con sus manos,

finge que no hay una sombra

adherida a sus pies.

Las plumas caen

y le recuerdan que no puede volar,

así que cae dormida

para que sus sueños la hagan ligera

y desea abrir sus ojos para

ver un mundo hermoso.

Simplemente sabe que los monstruos habitan

el interior de las personas,

así que lucha contra el miedo

atrapado en sus miradas solitarias.

Trata de correr tras los pájaros

pese a saber que no podrá alcanzarlos

jamás.

Una jaula apretada contra su tórax

que oculta todos sus miedos e inseguridades,

la ira y la desesperanza que

una vez la alzó

retrocede cuando llega a la luz

que expone sus defectos.

La belleza de las ruinas

brilla en los rastros de oro

que se filtran por sus grietas,

las muñecas de porcelana

ahora de carne y hueso

le recuerdan que es humana.

Y se libera de la culpa,

porque es de humanos errar.

Porque una vez sintió el mal

y continuó deseando el bien.

Porque nadie puede declarar

si es digna

o no

de volar.

Estrellas perdidasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora