Stella

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A través de los ojos de una tormenta

vemos la fragilidad de las cosas

tentadoras a quebrarse

por todo lo que ha agrietado su corazón.

Lanzando golpes a todas partes

y a ningún lado,

voraz quiere luchar

con hambre de una victoria

que pueda devorar

y quitarse el sabor de tierra,

por todas las veces que ha caído.

Tropieza por doquier,

sus pies duelen y casi no ve

por todas las veces que se ha perdido

al borde del camino.

Deseando desaparecer

en un campo de lilas,

hasta marchitar,

desfallecer de alegría

por encontrarse sin temer.

Ruido lejano le permite ver

como los humanos se van

desgarrando a pedazos

y una única lagrima se escapa al costado

de su cara.

Mira hacia otro lado

y las nubes sueñan con ella,

se hace ligera

y el peso se convierte en papel.

El guión asignando en la vida

con todo lo que debería hacer

yace volando

como confeti

y brilla de colores sobre su piel

mientras ríe sin culpas,

ni preocupación.

Las personas que circulan la miran desconcertados

porque no puede dejar de sonreír.

Sus pulmones reciben aire fresco,

sus ojos continúan llorando en silencio

y ha encontrado una voz

en una caja de cartón,

en el fondo de una mente ajena

que se la presta

hasta que pueda hacer su camino

para recuperar la propia.

Del miedo que salta a su garganta

y corre lejos,

clama silencio

y se esconde de los que lo siguen con ojos atentos

como abejas,

y el miedo al dolor

que le rehuye

al aguijón.

Para que vivir no duela

tampoco se está vivo.

Estrellas perdidasWhere stories live. Discover now