Lia

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r e s p i r a

El cristal se ha quebrado y puede ver la luz que se filtra de las grietas, dedos rasguñando su paso hasta llegar a liberarse de la presión que la mantiene cautiva.

Un dolor sordo resuena en sus oídos, su pecho explota en un sentimiento casi perdido entre los pensamientos del caos. Grita, grita tanto que nadie puede oírla.

Odia, odia las estrellas que clavan sus puntas entre los dedos que se aferran a ellas. La luz, odia como no es digna y cierra sus ojos. Se enoja con ella y con todo lo que no domina, las piezas van cayendo y solo queda una sonrisa tan rota como el órgano que late su vida.

Y llora, llora tanto, porque no sabe cómo vivirla. No sabe cómo latirla, como respirarla, como sentirla.

Así que se suelta al vacío. El viento sopla lamentos contra su mejilla y su cuerpo se fragmenta en mil pedazos de nada. Que quizás sea un algo en otra galaxia más piadosa, y cuando ya nadie la mira suspira todo el aire que estuvo conteniendo.

Entonces se levanta y camina, a su paso. A veces lenta, a veces precipitada, a veces adolorida.

Respira, efímera.

Estrellas perdidasWhere stories live. Discover now