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Enseñanos tu dolor,
porque duele ser tan feliz.
Estampas sonrisas en tu cara
y miel en tus palabras,
pero nunca te gustaron las cosas dulces.
Porque sonreírnos a nosotros mismos es más fácil
que sentir la guerra de nuestro interior.
No te preguntaré cómo estás,
porque tus respuestas vienen
con una sonrisa
que no es sincera.
«Bien» se ha convertido
en la broma de las personas azules.
No te ocultes en las risas
y muestranos
tus colores.
Tu felicidad puede ser hermosa
si es verdadera.
Pero ahora,
solo llora.
Deja de fingir
y muestranos
lo hermosamente destrozado
que estás.
Sonreiré para ti,
y no te diré que todo está bien,
solo por esta vez.
Así que
quiebrate,
que cuidaré tus piezas.
Son preciosas,
todas ellas.
