Capítulo 20 - Condena

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Nota del Autor: 

Como breve petición, en ese capítulo se menciona la música de cierto fandom. Les pido por favor que no surgan peleas entre fandoms ni por la canción, ni por lo mencionado. Esta historia es para todos, para disfrutarse y sentirse, solo... dejense llevar (: 

Sin más que agregar, disfruten la lectura <3 

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"Solemos utilizar la palabra "condena" para referirnos a la desaprobación de una acción y las consecuencias que aquello conlleva. Solemos verlo y escucharlo en todos lados, todos los días en televisión e internet. Pero... ¿alguna vez has pensado a qué se refieren con la expresión "condena del alma" ?, ¿Cuándo hablan de estar condenado por una emoción que claramente no puede controlarse?, ¿Cómo puede alguien condenar algo tan humano y bello?

¿Cómo debe pagarse ese tipo de condena?"



El solo repiqueteo metálico de las llaves chocando entre sí contra la cerradura de la puerta, el melodioso sonar lejano de los grillos o el melodioso y suave roce de las hojas de los árboles meneándose con el viento, bastaban para provocarle a Keith aquellas infernales punzadas en toda la cabeza que le hacían implorar silenciosamente por su muerte.

—Solo... solo entren... estúpidas cosas —murmuró con voz trémula. El notorio temblor que no solo se encontraba en sus manos, sino en el cuerpo entero, volvía aún más difícil la tarea de insertar la llave en la cerradura. Tuvieron que pasar aproximadamente diez minutos antes de que el sonido del seguro se hiciese presente y por fin entrara.

No sabía si la vida al fin se había compadecido de él, dándole aquel maravilloso regalo o si solo era una simple casualidad, pero fuese lo que fuese, agradecía con fervor a quien fuera por aquello. Para alivio del mareado azabache, la casa se encontraba apaciblemente silenciosa y oscura. La única luz se podía percibir era aquella que salía de la cocina, alumbrando tenuemente parte de las escaleras adyacentes y un pequeño tramo de la sala.

Keith aventó suavemente las llaves, sin mirar, sobre la mesilla de la entrada; caminando entre tambaleos y torpeza en dirección a las escaleras. Al llegar, se sostuvo del barandal con toda la estabilidad que le fuese posible, dispuesto a subir.

Escalón tras escalón, poco a poco fue subiéndolos haciendo un enorme esfuerzo por coordinar sus pies correctamente mientras avanzaba mientras murmuraba cosas incomprensibles incluso para él mismo. Cuando la luz de la luna que atravesaba el cristal de la puerta corrediza perteneciente al balcón, alcanzó las sensibles retinas del azabache, supo que había llegado a salvo al pasillo de las habitaciones.

—Mierda... —gruñó, entrecerrando los ojos ante la brillante luz de la luna. Cubrió con la mano temblorosa sus ojos, caminando entre tambaleos a través del pasillo.

Solo se necesitaron un par de pasos para encontrarse frente a la puerta con los nombres de Lance y Keith escritos sobre ella. El azabache contorsionó el rostro, molesto, colocando su fría y torpe mano sobre el picaporte de la puerta, encontrándose con el reflejo distorsionado de su persona sobre el metal de ésta.

"Lance y Keith", los inseparables como Allura los llamaba. "Lance y Keith", los mejores amigos como Matt los conocía. "Lance y Keith", los escandalosos como Pidge los etiquetaba en la mesa... "Lance y Keith", el par de chicos que habían compartido tanto en tan poco tiempo, aquellos que acababan de besarse y restregarse en la cama de un desconocido, que habían terminado discutiendo antes de que decidiera irse por un arranque de ira. "Lance y Keith", los que ahora parecían tener un futuro incierto.

El chico llamado LANCE - Klance AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora