Capítulo 3 - Lazos

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El camino de regreso a casa era silencioso, pero no estábamos hablando del silencio normal pues el sonido de los automóviles que arrebasaban por un costado en la carretera, el del trafico casi nocturno y algunos pájaros cantando cuando la camioneta pasaba junto a unos árboles en el camino se hacía presente. El tipo de silencio que Lance notaba y que, al parecer, le importaba era el que provocaba Keith y que no sabía cómo romper por más que recapitulara en busca de una respuesta.

<<Veamos. >> repasó por tercera vez en su mente mientras conducía: Salieron del centro comercial y Keith se había quedado en total silencio, pensativo, siendo más emo de lo que había pensado que era. Lance intentó romper el hielo varias veces en el estacionamiento, pero nada funcionó.
Y cuando menos acordó, ya habían llegado a su destino.

—Gracias por llevarme —Keith dijo con un tono de voz un tanto bajo después de que Lance se estacionara, esperó unos cuantos segundos y al no recibir respuesta alguna por parte del chico, llevó la mano hacia la palanca para descender.

—Espera —El moreno soltó un poco apresurado al ver que Keith ya había abierto la puerta, éste se giró por encima del hombro posando su mirada sobre los orbes azules de Lance esperando con una expresión muy tranquila que continuara—. Quiero hablar contigo sobre... —Parecía definitivamente no ser el momento, cuando el mulato al fin había logrado llamar su atención fue interrumpido por el sonido de su teléfono celular anunciando una llamada entrante.

—¿No vas a contestar? —Keith apuntó con la cabeza el bolsillo del pantalón donde se encontraba el celular al ver que Lance no reaccionaba al tono de llamada. El otro chico por su parte parecía al fin haber captado que su celular sonaba e inmediatamente contestó.

—¿Hola? —El azabache observó con atención y en silencio mientras él hablaba. Le parecía un tanto graciosa la desesperación de Lance conforme la llamada avanzaba, podía deducir que había un problema con aparentemente algo de la universidad, pues repetía mucho las palabras: proyecto, fecha, calificación y fallo—. Hombre, ¿es enserio?, date cuenta de lo que estás diciendo ¡Estamos hablando de Haggar!... ¿Qué? ¡No! —Lance dirigió su mirada por unos instantes hacia el pelinegro antes de hacer una expresión de "no puede ser" ante lo que sea que haya escuchado al otro lado de la bocina—. No, no, no, no, olvídalo, voy para allá —Fue lo último que dijo un tanto estresado antes de colgar.

—¿Y se supone que el malhumorado soy yo? —Keith descendió de la camioneta soltando aquél comentario que Lance fue capaz de interpretar como una broma, bastante mala, por cierto, pero al fin broma y que iba contra su valiosa persona. Antes de cerrar la puerta o incluso dejar que Lance hablara, continuó— Igual... podemos hablar después, además, si te vas a ir ¿podrías prestarme tu llave? Yo no tengo —Era evidente que Keith no era capaz de sostener el sentido del humor demasiado tiempo.

—¿Eres consciente que lo que acabas de decir se escuchó como algo indecente entre ambos? Veo que ya estas cayendo ante el poder de Lancey Lance —El moreno alzó las cejas de manera pícara, era casi una obligación para Lance seguirle el juego y ganar.

—Olvídalo, esperaré a que llegue alguien aquí afuera —Lance trazó una enorme sonrisa un poco burlona, tanteó dentro del bolsillo de su chaqueta haciendo que algunas monedas chocaran contra otras, después estiró su brazo con las llaves y las colocó sobre la palma aguantada del chico.

—Fue una broma, greñas —Keith soltó un gruñido al escuchar su nuevo apodo, revoleando los ojos para posteriormente cerrar la puerta y alejarse de la camioneta con las llaves en mano. Solo esperaba que ese mote no se quedara permanente sobre su persona.

Mientras caminaba por el pequeño sendero trazado por rocas hacia la entrada de la casa, atravesando el jardín, escuchó la camioneta volviendo a encenderse a sus espaldas y comenzar a andar de nuevo. Keith desvió la mirada hacia las llaves que poseía fijando su atención hacia un pequeño llavero en forma de tabla de surf, era bastante bonita y detallada. De repente comenzó a preguntarse si Lance practicaría ese tipo de deporte e intentó imaginarlo de manera seria sobre la tabla montando algunas olas, pero lo único que consiguió fue acordarse de las mil y un expresiones de frustración que había hecho durante la llamada en la camioneta provocándole una risa mientras negaba con la cabeza, ese chico era demasiado expresivo y de alguna manera, gracioso— Es bastante idiota, tal vez se ahogaría —dijo mientras introducía la llave a través del picaporte aún con una sonrisa en su rostro.

El chico llamado LANCE - Klance AUWhere stories live. Discover now