Capítulo 28 - Mi verano

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"Estaba en el invierno de mi vida... y luego te conocí."

"Recuerdo que me dijiste que así comenzaba una de tus canciones favoritas, que cada vez que te sentías solo la escuchabas, pero cuando me conociste te atreviste a agregar esa línea en tu mente mientras pensabas en mí. Me dijiste que me había convertido en tu hogar, que me había convertido en tu verano.

Y te creí, siempre te creí."



Keith sabía que era momento de despertar, cada vez se volvía más consciente de su entorno, sin embargo, su perezosa mente se negaba completamente a volver al mundo real. No quería hacerlo, no cuando la calidez que envolvía su cuerpo lo hacía sentir tan completo y protegido. Una calidez que lo había mantenido alejado de las pesadillas y que le había otorgado uno de los mejores sueños profundos como los que no había tenido hace años... sin pesadillas, sin despertadas nocturnas, sin temor, sin vacío, solo paz.

Conforme el tiempo pasaba, era capaz de escuchar con más claridad lo que sucedía fuera de aquellas cuatro paredes, las voces lejanas y distorsionadas de otros inquilinos, el ligero silbar del helado viento contra la ventana e incluso el repiqueteo constante del motor de la calefacción. Pero el sonido más constante y tentador para abrir los ojos era aquella respiración, una respiración tan suave y ligera que golpeaba su rostro.

Los pesados párpados de Keith se abrieron con lentitud, agitando unas cuantas veces sus pestañas hasta acostumbrarse a la tenue iluminación de la habitación, que era decorada por una luz grisácea característica de las mañanas frías en Denver. Y si alguna vez alguien le preguntaba a Keith cuál había sido la cosa más hermosa que había visto en su vida, él definitivamente pensaría en esa mañana, en la que él despertaba entre los brazos de Lance, mientras éste se encontraba de costado frente a él, tan cerca como para que solo bastase moverse unos centímetros y tocar sus labios.

Notó como sus manos se encontraban reposadas contra el pecho desnudo de Lance, creando un bonito contraste de pieles y permitiendo sentir a través de las yemas de sus dedos los latidos tranquilos de su corazón. Keith serpenteo con la mirada cada parte que podía apreciar del cubano; la bonita y cálida piel contra su toque, clavículas resaltadas, mandíbula marcada, cabello castaño desparramado sobre la almohada de manera desordenada, delgadas y largas pestañas que adornaban sus párpados, pecas difuminadas por los años al igual que su cicatriz de infancia... y sus labios; unos labios que ahora provocaban un montón de recuerdos en Keith. Durante unos segundos, el pelinegro recordó la primera y única vez que observó tan detalladamente a Lance mientras dormía, aquella madrugada donde le había mostrado un poco sobre cómo encontrar las constelaciones.

Keith jamás habría imaginado que terminaría despertando entre sus brazos de esta manera.
Entre los brazos de su novio.
Novio.
Lance era ahora su novio.

Al parecer, su corazón tampoco había asimilado las cosas hasta ese momento, volviéndose completamente loco dentro de su pecho ante aquella inminente revelación. Su mejor amigo, el chico con el que había pasado meses viviendo mil cosas, con el que iba a la universidad, bromeaba, compartía el bus, mandaba mensajes y lo molestaba; con quien compartía habitación. Joder, ese Lance que aparecía en sus recuerdos era el mismo chico dormido frente a él que ahora era su novio.

Keith deslizó torpemente su mano derecha hasta la mejilla del cubano, acariciándola con tanta delicadeza, casi temiendo que el contacto lo rompiera... o lo devolviera a una realidad en la que aquello solo fuera un sueño. Keith inmediatamente alejó ese horrible pensamiento, admirando con una devoción silenciosa el rostro de Lance, asegurándose de que era real ese momento.

El chico llamado LANCE - Klance AUHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin