Capítulo 14 - Confusión (parte uno)

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"¿Alguna vez has experimentado esa sensación de no saber qué es lo que realmente quieres?, una sensación de vacío e inseguridad, que, por más que intentas llenar, es imposible. La confusión juega contigo, con tu cabeza, te hace dudar de hasta la más simple de las cosas si le dejas pasar para que no puedas percatarte que, lo que realmente necesitas, está ahí, frente a ti." 

Keith observaba a través del vidrio del refrigerador los diferentes alimentos que se encontraban ahí, ¿qué sería bueno desayunar? Era la preguntaba que rondaba por su cabeza, tenía tanta hambre que apenas y podía ser capaz de pensar coherentemente. Ya que, por si no se había notado antes, un Keith mal alimentado era una bestia agresiva carente de paciencia. Por otro lado, mientras el chico de cabello oscuro decidía, el cubano se encontraba golpeando los dedos contra el mostrador, desesperado e intrigado por el letrero neón colgado encima del estante de los cigarrillos. Llevaba un mensaje de "welcome", acompañado de una carita feliz que guiñaba cada que el encendido de las luces se alternaba.

Lance giró la cabeza en dirección a Keith, aparentemente aún se encontraba en disputa con su decisión, torcía la boca y se sobaba la barbilla como si de esa manera la respuesta le llegara mágicamente. El moreno sonrió, a pesar de haber tenido una mañana agitada corriendo desde las afueras de la ciudad hasta el departamento de Matt –quien ya no se encontraba ahí, por alguna razón- por las pertenencias de Keith y después a la universidad con apenas veinte minutos libres, su mejor amigo lucía bien, como todas las mañanas. Muy probablemente el mulato se había quedado observando durante un buen rato de manera descarada a su mejor amigo, pues la cajera que se encontraba en presencia de Lance había carraspeado la garganta para llamarle la atención, provocando que Lance mirará hacia otro lado casi de inmediato, avergonzado.

Keith finalmente se acercó, colocando los productos que llevaría para su consumo sobre la mesa al lado de la caja registradora.

—Son cincuenta y dos con noventa, ¿desea redondear? —cuestionó la mujer de mediana edad con la voz más amarga del mundo, según Keith. El azabache asintió amablemente, llevando la atención a su mochila para sacar el efectivo. Lance notó como una mirada estaba sobre él, dándose cuenta que aún era vigilado con una extraña mirada de sospecha, exaltándose.

—Te espero afuera —dijo antes de salir intimidado al exterior de la tienda. Apoyó la espalda y la planta de su pie derecho sobre la pared con pintura desgastada del local, mientras pensaba en la extraña actitud de aquella vieja mujer—. Ni siquiera hice nada raro —soltó al aire, torciendo la boca. Realmente no había hecho nada, ¿verdad?

—Gracias por esperar —dijo Keith después de haber salido de la tienda, con una expresión que llevaba escrito "traidor" en todo el rostro. El moreno observó curioso la bolsa plástica transparente que Keith llevaba en la mano.

—¿Café frío y coca-cola?, ¿las beberás al mismo tiempo? —Lance hizo una expresión de disgusto, sacando la lengua y encogiendo su cuerpo antes de enderezarse para ir al costado de su mejor amigo—, ¡Ew, Keith!

Cuando el azabache escuchó aquella aberración, imitó la expresión de Lance, mostrando la lengua de manera torpe y divertida—. Lance, no, eso es asqueroso —El moreno guardó silencio, no recordaba haber sido capaz de verle la lengua a Keith desde que lo había conocido. Y, honestamente, era linda, rosada, pequeña, fina y puntiaguda. ¿Se sentiría igual de fina a como se veía? De repente, Lance se había perdido en sus pensamientos sobre los diversos usos de las lenguas pequeñas.

—¿Lance? —Keith frunció el ceño, arrugando la nariz al ver que su mejor amigo no había respondido a lo primero que había dicho—, Lance, ¿estás escuchándome?

—¡Sí!, ¡No!, digo... —El castaño se alteró, comenzando a percibir un leve calor en sus mejillas al haber sido descubierto in fraganti con uno de los pensamientos más vagos y estúpidos del día: la lengua de Keith—. Lo siento, es que... ¿has visto tu lengua? Es muy pequeña para un chico y tierna, para alguien como tú —Se defendió de forma casi inmediata, soltando cada cosa que se le venía a la mente sin filtrarla. Porque cuando Lance estaba nervioso, no era capaz de filtrar las idioteces que salían de su boca.

El chico llamado LANCE - Klance AUDove le storie prendono vita. Scoprilo ora