Capítulo 14 - Confusión (parte dos)

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Alrededor de dos horas eran las que habían pasado desde que Lance y Matt llegaron del médico, después de una revisión debido a los golpes y una sutura de seis puntos en la parte trasera de la oreja del castaño; dos horas desgastadas totalmente por una, aparentemente, fuerte y eterna discusión entre los dos que podría ser advertida por cualquier persona que pasase frente al departamento "1307".

—¿¡Podrías solo parar, por un momento, de gritar!?, ¡la cabeza está matándome! —El italiano cerró los ojos con fuerza, sosteniendo una compresa fría sobre la ceja izquierda, intentando soportar la actualmente, molesta voz del cubano.

—¿Acaso es mi culpa que sea así? —Lance se encontraba de pie, cerca del sofá pequeño, con una mano sobre la cadera y la otra al aire. Se sentía molesto por el comportamiento tan irracional de su amigo, el hecho de que no pensara nada más que en sí mismo le sacaba de quicio—. Eso te ganas y ni me mires de esa manera, no tienes idea de cuán molesto estoy contigo, ¡es que ni siquiera has pensado en Pidge! —Al mencionar a la menor de los Holt, un silencio sepulcral por parte del castaño se hizo presente—. Sabes perfectamente cuanto quiere y respeta a Shiro. Hemos estado intentando todo este tiempo que ella siquiera se digne a saludarte, ¡pero no!, ¡el señor Holt tiene que ir ahí, comportándose como un puto animal a provocar a Shiro y armar una pelea que casi los mata! —Lance apoyó su peso en ambas manos, que a su vez sujetaban el respaldo del sofá pequeño—. Porque estoy casi seguro que has sido tú, quien ha comenzado la pelea.

Matt gruñó de manera impetuosa al escuchar el nombre de su pequeña hermana— ¿Por qué tienes que meter a Pidge en esto?

La pregunta parecía ofenderle más que cabrearle a Lance— ¡Porque yo también la quiero!, te recuerdo que desde que TÚ —enfatizó a la vez que le señalaba con el dedo índice— te largaste, yo he sido quién le ha estado cuidando. Porque sé perfectamente que, si esto llega a ella, le va decepcionar más y yo estoy intentando protegerla. Si no quieres pensar en ti, en tu salud, ni en tu futuro, perfecto; ¡pero entonces, piensa en tu hermana, maldita sea!

—No, no te atrevas —El castaño levantó el dedo, haciendo una señal de advertencia a su amigo—, ¡sabes perfectamente que siempre estoy pensando en ella!

—Pues esta vez no pareció así. Si este asunto llega a oídos de la academia y saben que has sido tú uno de los involucrados, también estarán sobre ella, no habías pensado en eso, ¿verdad? —Los castaños ojos del italiano se humedecieron, rosando levemente sus parpados.

Sabía que tenía razón, Lance tenía razón en todas y cada una de sus palabras, molestándole o hiriéndole, no era capaz de diferenciar aquella mezcla de emociones. En tan solo pensar en la mirada de odio y traición de su hermana le quemaba, estaba intentando ser el mejor ejemplo para ella, pero ahí estaba, arruinándolo por sus estúpidos impulsos. Sentía tanta impotencia, tanto coraje al pensar que había cedido a sus más bajos instintos de pelea ante alguien como Shiro. Era cierto, se había comportado como un animal, no razonó en todo el caos que podría meterse, todo lo que podría perder o al menos, lo poco que le quedaba por perder... Era tan jodidamente injusto que, por su falta de autocontrol tuviera que hundirse aún más, ¿por qué era él quién tenía que callar?, ¿por qué era él quién tenía que soportar todo esto?, ¿es que acaso Shiro estaba siendo su karma? Lo único que pudo hacer fue lanzar la compresa fría embravecido contra la pared, a un costado del televisor.

Lance siguió con la vista la trayectoria de la compresa, escuchando el impacto sobre la pared, trasladando nuevamente su mirada hacia el castaño frustrado que se encontraba a poco menos de dos metros de él— ¿Sabes?, te vendría bien rezarle a todos los santos que conozcas, porque vas a necesitar más que solo suerte para que ella no se entere de todo esto —mencionó haciendo un circulo en el aire para referirse al asunto—. Para eso y para que no los expulsen a ustedes dos del programa del seminario de la ciencia, conferencistas. Y más les vale que esto no perjudique de algún modo a Keith. Se supone que este problema es únicamente de ustedes dos como se la viven diciéndome, pero ahí están, involucrando a quienes tienen enfrente. Aviso que, si le llega a afectar, yo no voy a respaldarlos a ninguno de los dos, porque esta vez primero esta Keith.

El chico llamado LANCE - Klance AUNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ