Asentí sin tener nada más que decir. Después de todo era un obsequio y sabía lo decidido que era Shawn en general, por lo que darle las gracias era la única opción que me quedaba, no quería hacerlo enfadar de nuevo.

Así que sin pensarlo, me incliné en su dirección y tiré de su corbata, acercando su rostro lo suficiente como para rozar nuestras narices y seguidamente nuestros labios.

—Gracias —susurré contra estos, podía sentir su aliento rozar con mis mejillas.

Cuando no hubo distancia entre ambos y nuestros labios se encontraban en una batalla al igual que nuestras lenguas, no pude evitar dirigir mi mano hacia su cuello para atraerlo más hacia mí. Lo necesitaba más cerca que nunca, ya estaba cansada de las distancias y lo peor era que ahora mismo no podía hacer nada al respecto.

Luego de dos minutos aproximadamente, me separé de sus labios, alejándome un poco de su rostro y apreciando como sus ojos brillantes observaban los míos, los cuales viajaron hacia sus labios rojizos entreabiertos e hinchados.

— Maldición, no sabes lo mucho que necesito que salgas de este hospital — susurró al separarse por completo de la camilla y sentarse de nuevo.

Justo en ese momento, ambos dirigimos nuestras miradas hacia la puerta, debido a que ambos habíamos escuchado algunos golpes provinientes de la zona.

Acomodé el vestido y los papeles dentro de la caja, colocándola en la mesita del lado contrario en el que Shawn se encontraba, gritando un "pase".

Una de las enfermeras apareció tras la puerta mirándome con una pequeña sonrisa, sus pasos se acercaban rápidamente hacia mí.

—El doctor me acaba de dar muy buenas noticias —informaba mientras revisaba mi vendaje —. Debido a que tu padre ha exigido que se te ofrezca el tratamiento más eficaz y rápido posible, en dos días te darán de alta, la fractura de tu antebrazo a respondido muy bien al tratamiento aunque no está lista, obviamente. El vendaje en tu cabeza podrá ser retirado antes de que puedas irte, aunque deberás seguir cuidándote de golpes y estrés, estos dos te afectarán demasiado si los contraes en los siguientes cinco días —le enfermera explica con rapidez luego de realizar algunos ajustes y terminar centrando su mirada en Shawn, para luego pasarla hacia mí —. Disculpa que me entrometa, pero tu novio ha sido bastante constante contigo, sé que son pocos días los que has estado aquí pero he visto pacientes a los que los dejan de visitar desde el segundo día.

Mordí mi labio observando a la enfermera de manera divertida. Sus ojos parecían jugar con los míos y su sonrisa era tímida, como si se lo hubiese estado guardando y tuviese miedo de decir aquello.

—Gracias —Shawn se me adelanta, provocando que mi cuello se girase hacia él en menos de un segundo —, debería ser más constante aún, pero nuestra relación es... un tanto complicada, ¿no es cierto, Bella?

—No somos novios —respondo yo esta vez, dedicándole una sonrisa sonrisa a la enfermera, quien borra la suya en un instante mientras sus mejillas adoptan un color carmesí.

—Lo siento, señorita, no quería opinar sobre su vida sin ningún consentimiento suyo y menos suponer cosas que no son, no tengo derecho, lo siento —se disculpó con rapidez, de nuevo, bajando la cabeza cual corderito y casi corriendo en dirección a la puerta huyendo por medio de esta.

—No puedes pretender que cada vez que alguien piense que somos pareja debes afirmarlo —me dirigí inmediatamente hacia él, perforando sus ojos cafés con los míos y transmitiéndole mi pequeña molestia mediante estos —. Somos compañeros de trabajo.

Un mechón rizado de su cabello había caído en su frente, dándole un aspecto más casual y sensual en el momento en que volvió a inclinarse en mi dirección, apoyando sus brazos en sus rodillas, esta vez él tomando la dominación de las miradas.

—¿Sólo compañeros de trabajo? —alza sus cejas antes de remojar sus labios y sonreír sarcásticamente —Excelente, me encanta tu manera de catalogar las cosas, Isabella, podríamos llamar compañeros de trabajo a todos los colegas que se faltan el respeto en sus oficinas.

Alzo una ceja. —No quise decir eso.

Chasqueó su lengua, aún sin apartar sus ojos de los míos como si quisiera manipularme de alguna forma.

—¿Entonces?

—Para nosotros somos lo que somos —acerco mi rostro un poco, retándolo —. Para los demás soy tu secretaria, y tú eres el socio de mi padre, ¿algún error?

Una sonrisa de labios sellados se dibuja en el rostro del castaño haciéndome temblar. Sus labios brillantes y rojizos provocándome de sobremanera.

—Ninguno, colega.


No me mateeeen por no actualizar el viernes, el internet acaba de llegar y estoy aprovechando para subir este capítulo que tenía días escrito.

El próximo capítulo será uno de los mejores, o eso espero.

Voten bastante para una pronta actualización.

Impure© | Shawn MendesWhere stories live. Discover now