𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨⁴𝑅𝑜𝑠𝑎 𝐴𝑧𝑢𝑙 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑑𝑜𝑠

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"Uno nunca sabe con quién está hablando"


La semana pasó muy rápido

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La semana pasó muy rápido.

Tan así que casi no puedo recordar todas las cosas que hicimos en estos días. Además de estudiar como esclavas. Las clases habían comenzado y teníamos demasiadas tareas, las cuales tenían a todos estresados.

Los horarios eran diferentes y eso era un punto en desventaja.

La directora nos dio un mapa con el cual íbamos a poder guiarnos, este sin mentir, facilitó nuestro desplazamiento por el extenso lugar. Era muy útil cuando estabas apurada y bastante perdida.

La semana pasó y ni uno de los seis entabló amistad con nadie, lo cual era decepcionante si me preguntaban. Era impresionante como todos parecían sumergidos en sus propias cosas, todos tan aislados y poco sociables.

Era un poco difícil de acostumbrar.

Otra cosa que me sorprendió y que me debería haber esperado, fue el hecho de que nadie parecía interesado en dar una fiesta de inicio de año, o por lo menos una pequeña presentación para los alumnos recién llegados.

¿Era que simplemente era la primera semana de clases?

En nuestro antiguo Internado se hacían celebraciones muy grandes por inicio de año, en este a nadie parecía importarle. No es que me molestara en sí, solo era extraño.

Todo aquí es tan silencioso.

El Internado Aigner estaba rodeado de bosque, eso no era secreto para nadie, pero lo curioso es que la entrada al bosque estaba extremadamente prohibida. Y de nuevo, a nadie (o por lo menos a los estudiantes antiguos) le importaba.

Los edificios eran extensos y la mayoría estaban bastante separados, se supone que había un registro de setecientos sesenta y ocho estudiantes, lo cual no era poco. Además, otra cosa que me resultó curiosa, fue el muro grande tras las rejas, un poco sumergido en el bosque pero que quedaba a la vista de todos.

Nuestra profe de Economía nos informó que ese era el área de los niños pequeños, que teníamos extremadamente prohibido entrar a molestar. El salón que más me gustaba era el comedor, era jodidamente majestuoso.

O por lo menos uno de ellos, ya que había dos.

Hoy, los tres diablos que tenía como amigos estaban radiantes, nadie podía borrarles las sonrisas en sus rostros. Y es que hoy, por fin iniciaron los talleres de deporte.

Polo, quien había sido el primero que apenas le dijeron eso se fue a inscribir a Natación, no había manera de cómo calmarlo, había pasado toda la mañana presumiendo que iba a entrar al club.

Deporte que practicaba desde que era un maldito crío, y por el cual había ganado un sin fin de competencias. Polo amaba con todo su ser la Natación, y incluso ni la historia de ese chico muerto en las piscinas, pudo detenerlo.

𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐀𝐢𝐠𝐧𝐞𝐫 ▪︎ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora