Una trágica y macabra historia persigue al Internado Aigner desde el año de 1990. Fueron los homicidios de cuatro estudiantes y las desapariciones de dos de ellos, que marcaron una generación.
Sus cuerpos aparecieron esparcidos por los alrededores d...
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Los seis jóvenes se encontraban sentados en círculo sobre el húmedo césped. El cielo estaba despejado como nunca en esos lados. El aire estaba relajado y soportable; agradable.
Alejados del resto de alumnos y de todo el caos y bulla de su alrededor. Estaban más pendientes a las palabras de Cassey. Quien les relataba lo sucedido en ese pasillo todavía conmocionado.
Estaban reacios a creerle.
Primero que nada, porque para ellos en el video, Cassey estaba hablando solo. No había nadie a su lado, no estaba el supuesto fantasma que robó la identidad de Thaiel, no había nadie. Y no es que Cassey estuviera acostumbrado a mentir, por lo mismo tenían cierta duda, una confianza hacia las palabras de su compañero.
No encontraban nada más coherente que el hecho de que pueda ser algo relacionado con la historia de la que todos hablan.
— suena malditamente fantasioso, no estuve ahí, joder— Thaiel había depositado más que nadie, la confianza en Cass.
Le hacía recordar al avistamiento que tuvo en medio de la carretera, en esa cabaña desolada, quemada. No les menciono este detalle, guardó silencio.
Polo y Amelia no le creían, eran escépticos en verdad a las historias paranormales.
Ambos solo pensaban que se trataba de una cruel broma de todos.
—Quizás te confundiste— opinó la pelinegra— tal vez no sea nada importante, estabas asustado por lo que contaron los idiotas en el bus.
Emily que hasta ese momento se había mantenido en silencio, les hizo una pequeña seña para que guardaran silencio. Siguió con su vista fija en su celular, ella a diferencia de los demás se apegó a los hechos y buscó cierta información en internet.
—Encontré la historia de la que todos hablan— se preguntaba seriamente porque no había investigado antes — Fue hace veintinueve años, cuatro alumnos fueron asesinados, y otros dos estudiantes desaparecieron. Según dice esta página, nunca se encontró al culpable y tampoco los cadáveres.
Ni uno de los seis había escuchado sobre esos homicidios, por lo cual Emily los tomó por sorpresa con los que les revelo.
—Pero pasó hace un buen tiempo. —Polo no tenía mayor interés en hechos del pasado.
Cassey se acordó del mayor detalle posible, desabrocho la chaqueta y sacó los informes. Aquello llamó la atención de los dos escépticos. Emily, quien estaba sentada en las piernas del moreno, se inclinó hacia adelante para tratar de leer los títulos de las carpetas.
El muchacho de labios gruesos se aseguró de que nadie se hubiera dado cuenta o los estuviera mirando y se los entregó a la peliblanca.
—Las robe de esa bodega, había muchas carpetas selladas.
