Zona libre de Fangirls

Día 26: Final = Nuevo comienzo.

Los dedos de Darren se entrelazan con los míos. Suspiro casi imperceptiblemente ante el contacto.

Darren mira fijamente al hombre que habla acerca de su padre, su exquisito acento lleno de elogios resuena llegando a toda la congregación. 

Darren sonríe de medio lado al escuchar las proezas de su padre como ser humano, no debe ser fácil escuchar lo que ese hombre fue para todos excepto para él que era probablemente el único que lo necesitó realmente.

Las mirada están puestas en él, uno que otro curioso busca alguna lágrima escapándose o algún gesto que delate lo que siente realmente, pero Darren es una piedra ahora mismo, nadie puede adivinar lo que está pensando o sintiendo, él tiene una máscara puesta y no piensa quitarla.

Cuando me dijo que quería venir al sepelio de su padre pensé que sería una excelente oportunidad para cerrar un ciclo doloroso de su vida, pero no, esa mascara de: no me importa una mierda se ha quedado fija en su rostro desde que despertó de aquella siesta. Venir aquí es demostrar que no le altera, no le preocupa y que tampoco le afecta, quiere hacer ver que su padre era lo mismo en su vida que lo que él fue en la de él, absolutamente nada.

Me siento fuera de lugar, intento no mirar el rostro de ningún desconocido, no quiero ver a nadie llorando porque podría hacerlo yo también.

A la distancia vislumbro paparazzis intentado obtener una fotografía. Elevo la ceja imitando ese gesto de Darren, al menos tienen la decencia de no acercarse. Darren los nota pero no le importa, a diferencia de mí que no he podido normalizarlo.

Aprieto su mano y él me devuelve el gesto, siento como se relaja a mi lado y su mirada inescrutable sigue fija en el frente. Me esfuerzo por dejar de mirar su perfil, sigo su mirada  al padre que habla frente el ataúd color caoba, las palabras sentidas del hombre parecen no cesar, inundan el lugar y evocan el perdón, la reconciliación y la paz. Esto inevitablemente me lleva a papá, mi corazón esta inundado de amor por él, pero me pregunto qué pasa cuando la decepción crece tanto como ese amor.

Las personas bajan la cabeza e imito el gesto. Un sollozo ahogado me hace levantar la mirada, es una mujer joven que no había notado, es abrazada por una mujer mayor cuyo rostro es cubierto por un sombrero negro que quizás nos sirva de canoa si llegase a llover.

Darren ahoga un sollozo y mira al suelo; quisiera poder aliviar su dolor de alguna manera. Acaricio el dorso de su mano como si cada roce gritara; "Estoy aquí, para ti"

El ataúd empieza a bajar y él se limita a cubrir su boca no sé qué hacer en estas situaciones. Cruzo mi brazo por la parte baja de su espalda y coloco mi mejilla contra su brazo. Darren está ahogando una risa, no entiendo qué es tan gracioso, no entiendo qué hace ahora mismo.

Con mi mano que esta sobre su cintura le doy un pellozco fuerte y logra recomponerse solo un momento. Levanta la mirada y no puede evitar volver a reír. Nadie lo nota, o eso creo.

Miro las cámaras a la distancia me coloco en frente de él haciendo que apoye su cabeza en mí como si lo estoy abrazando. Sus hombros se mueven y respira en mi cuello para no soltar una carcajada. Su aliento roza en forma constante y fuerte lo que me produce un cosquilleo, a diferencia de Darren este no me hace reír.

No esperamos el hombre sea enterrado. Me alejo con Darren quién aún se contiene. Las agujas de los tacones amenazan con enterrarse en el pasto.

Le doy un leve manotazo — ¿Perdiste la razón? ¿Tienes un número de emergencia al que pueda llamar? ¿Cuál es el número de tu psiquiatra?

—Lo siento, Nicolle... yo... Lo siento. —Limpia con el dorso de su manga una lágrima.

— ¿Qué es tan gracioso?