Realidad

846 85 58
                                    





Keith recordó recibir una terrible conmoción de cabeza, lo suficiente para derribarlo y darle una buena migraña después que recuperara la conciencia y que es lo hacia allí.

Recordaba haber estado en el punto de salvar las líneas alternas, hasta que uno de los rayos Honerva lo alcanzó, su león se separó y cayó, escuchando los gritos de sus compañeros por su seguridad y que por nada del mundo tocara la línea.

Pero él paladín no pudo recuperarse, la sensación de la caída y el poco control sobre su león lo obligaron a reaccionar mucho después cuando rozó la otra realidad y solo supo que un rayo de luz lo inundó.

Cuando se recuperó, estaba sin su león, al parecer, en una habitación que le recordaba al cuarto de un niño pequeño y se sentía muy diferente. Su vista tardó en esclarecerse y acostumbrarse a la tierna luz de la mañana en aquel cuarto de niño. Como si fuera terriblemente familiar, pero a la vez, todo eso seguía pareciéndole muy extraño. Este lugar..., a pesar que pasó infinidades de veces en el castillo, le resultaba desconocido, tenía aspectos diferentes.

Por ejemplo, había muchos osos de peluche, muchos leones azules, por un momento, le recordó los que Lance solía querer obtener en la feria para Allura. La habitación era de un color verde, en el techo estaban escritas las estrellas y contestaciones, y recordó lo mucho que Pidge les señalaba en su búsqueda para anotarlas y ser los primeros en nombrarlas-según ella, sí un científico era el primero en encontrar una estrella, podría darle el nombre que quisiera-y se sintió de cierta manera nostálgico.

¿Qué había pasado? ¿Donde estaban sus amigos? ¿Dónde estaba Pidge?

Camino unos cuantos pasos, pensando si de alguna manera se trelestranpotaron a otra versión del castillo o del Atlas, cuando su reflejo dirigiéndose a la misma habitación llamó su atención. Por un momento, él juró ver un hombre diferente, mayor, otra persona. Cuando se dio una mirada más a sí mismo, notó que sus manos era diferentes, más ásperas, un poco más grandes, no traía el traje de paladín y por el contrario, llevaba una chaqueta casual y se tocó el cabello al darse cuenta que lo llevaba atado.

Se miró nuevamente al espejo para darse con la sorpresa que se veía diez o veinte años más viejo.

¿Qué era esto? ¿Acaso una alucinación? ¿Una trampa de los Galra?

¿Quizás Honerva los había atrapado en un sueño?

¿O algún deseo subconsciente?

Sabía que la bruja tenía trucos, pero...

-¿Keith?-una voz vagamente familiar, pero diferente lo llamó y él enseguida se giró, listo para encarar un enemigo.

Pero lo que vio fue sumamente diferente.

Él vio una mujer, quizás la más bonita que había visto, llegar a la habitación terriblemente agitada, como si lo estuviera buscando por un buen par de Ticks y por fin se aliviará de haberlo encontrado. Llevaba el cabello castaño caído en cascada hasta la cintura, portando una bata de laboratorio por encima del vestido simple color verde. Sus ojos color ámbar lo observaron con genuina preocupación, como si lo conociera, escondidas bajo las gafas que le daban un aire de ser una científica importante.

En la etiqueta que servía como insignia, leyó "Jefa de investigación y desarrollo", pero eso no era lo más sorprendente de todo, sino el hecho que llevaba un bebé en brazos, que lo miraba con la misma atención callada. Keith creyó reconocerse a sí mismo, porque recordó las millones de grabaciones que poseía su padre en la cabaña con la intención que un día su madre volviera y pudiera verlas, para recuperar el tiempo perdido.

Que se sintiera orgullosa de su trabajo y lo bien que había criado a su hijo.

-Keith-la mujer volvió a repetir su nombre confundida, como si pudiera sentir las extrañas vibras de la habitación del bebé. Luego sonrió, un poco, para tranquilizarlo-. ¿Estas bien? Luces como si hubieras visto un fantasma...

Un fantasma del futuro.

-¿Katie...?-apenas pudo pronunciar su nombre completo, por qué la idea era inverosímil e improbable. Él y ella nunca se habían mirado de esa manera, a pesar que notablemente se habían acercado en su estadía al Atlas. Él pudo jurar que a veces, la sentía nerviosa con su presencia o cuando daba un respingo al acercarse repentinamente a ella.

"¡Tu técnica de aparecer y desaparecer de la nada me está volviendo loca!" gritaba, enfadada y él pensó que era algo gracioso verlo así para sus adentros.

¿Está mujer podía ser...?

Pero eso también significaba...

Con un rápido movimiento, él rápidamente y sorprendentemente se vio derribado. Movimientos que vio alguna vez en los miembros de la espada tacleandolo con una rapidez improbable. Una mano rápidamente sujetaba su brazo con fuerza mientras caía de rodillas. No, también era un movimiento de Allura la primera vez que conoció a Lance y pensó que se trataba del enemigo. Keith estuvo lo suficiente impresionado que alguien aún pudiera derribarlo con todo sus años entrenamiento y sus misiones con la espada. Como si alguien hubiera entrenado a esta mujer más de la cuenta para enseñarle a defenderse mejor en su ausencia. De repente, los ojos de oro lo vieron con inspirada desconfianza, como si no se tratara realmente de su esposo sino de algún impostor que trataba de tomar su lugar.

Él bebé fue depositado con el mayor de los cuidados en la alfombra y observó la escena aterrorizado, rompiendo fácilmente a llorar.

¿Por qué le dolía...?

-¿Quién eres tú?-exigió saber, con la voz conteniendo la ira-. ¿Dondé está Keith? ¿Dónde está mi esposo?

Katie, espera!-tardó en reaccionar, quiso moverse, pero el agarre era lo suficiente fuerte como para romperle el brazo, pero se contenía-. ¡Esto no es lo que crees...!

-¡Entonces qué es!-protestó y el tono de su voz dejaba constancia que estaba dolida-. ¡Keith me reconocería! ¡Él nunca me miraría... como si yo...como si yo fuera una completa desconocida!

Keith quería decirle la verdad, la completa verdad, pero la conmoción de ser derribado, caer quizás en una realidad donde él y Pidge terminaban juntos, y que estuvieras quizás usurpando el lugar de su otro yo alterno fueran demasiado, causando un cortocircuito en su cabeza.

-¡Pidge!

Mamá!-una voz seguida de otros pasos irrumpió en ese preciso momento, rompiendo todo su concentración por tratar de pensar en una excusa creíble y saber que estaba pasando- ¡Mamá, no seas mala con papá!

Unos pasos hicieron eco a través del pasillo, para luego ver una multitud claramente sorprendidas de personas que observaban la escena atónitos. Unos violetas chocaron con los suyos, inmediatamente otros niños aparecieron a su lado, asustados por la idea que sus padres y los mayores estuvieran nuevamente teniendo otra discusión. El más pequeño se aferraba al primero, tratando de saber que sucedía. El resto de los paladines no tardó en aparecer, preocupados, tanto Lance, Hunk, Romelle y Shiro trataban de saber que rayos estaba sucediendo también.

Keith se sorprendió de verlos como si tuvieran algunos años de más encima.

¿Estaba en una clase de dimensión desconocida?

Entonces, ¿por qué Allura no estaba con ellos...?

¿Qué rayos estaba pasando?

-Wow, esto es sin duda una reunión familiar...-lamentó Lance, con los brazos a los costados para luego ser reprendido por Shiro con un golpe en la cabeza.

¿En que clase de dimensión desconocida había acabado?

Tal vez en una muy diferente, pensó, observando todo ese conjunto de rostros extraños y cercanos a la vez.

Si, extrañamente se sentía como en casa.


N/A: Tal vez corrige esto después, no me gustó como quedó al final, pero por lo menos me alegro tener algo que publicar!

¿Comentarios?

★  Space and Geeks...[Kidge] ★जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें