Vinculo

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-Cuando era pequeño para recordar, recibí una hoja cómo está-comenzó, sujetando los brazos de la niña pequeña, que torpemente sostenía la cuchilla con todo su empeño y en la otra su bayard. Los movimientos de sus pies eran torpes y lucía nerviosa. Para tener cinco años, Keith pensó que también lo estaría. Pero esta niña era muy diferente a él y pensó que ella tenía una buena vida como para saber como usar un arma. Sunny se removió incómoda, pero hizo todo su esfuerzo por tratar de poner todo de sí misma en escuchar las enseñanzas de su padre. Las manos pequeñas sostenidas por unas más grande que guiaban fluidamente sus movimientos-. Aprendí a usarla a tu edad. Es algo que está en tus venas, el cómo usarla.

-¿Enserio?-ella alzó la mirada, rompiendo todo intento por concentración.

-Si, fue un regalo de mi mamá para mi.

-¿La abuela?-preguntó.

Keith asintió.

-Esta hoja se pasa de padres a hijos. Representa nuestro vínculo-sonrío y aquello le proporcionó más confianza a la niña algo asustada por el manejo de un arma que estaba más allá de su comprensión. El mundo de Sunny se componía de visitas al laboratorio de mamá, regar el jardín botánico y comer la dulce pastelería del tío Hunk. Su vida estaba tan alejada de la violencia que el propio concepto de la palabra le sonaba muy lejano y vago. Arrojarle un aprendizaje como aquel, que no se componía de operaciones numéricas que pudiese entender con facilidad o los puzzles con los que acostumbraba a jugar habían represado un verdadero desafío. Tal vez el gen Galra estaba profundamente dormido en su sangre y Keith pensó que era una suerte. Un niño con piel violeta hubiera llamado demasiado la anterior y Keith sabía cómo era sentirse como un bicho raro en la escuela-. En una situación de peligro, quizás lo comprenderás.

La niña bajo la mirada, pensativa, sus ojos violetas-los ojos de su abuela- escaneando aquel recuerdo hereditario en sus pequeñas manos. Tiene mucho de ti, le dijo Pidge una vez y ahora se daba cuenta cuán razón tenía. Finalmente la soltó, dejando que ella avanzara vacilante hacia su objetivo. El gladiador se veía atemorizante para un niño pequeño. Su oponente escaneo al pequeño rival, pero no hizo ningún movimiento. Estaba en el nivel uno después de todo. Pidge lo mataría si se atrevía a subirle el nivel solo porque pensaba que la presión era una buena forma de desarrollar pensamiento rápido.

«Ni se te ocurra-le señaló amenazadoramente aquella vez que lo propuso, tanteando lo permitido y lo no permitido en los entrenamientos-. Deja que vaya a su propio ritmo».

Él respetaría eso.

Observó con atención como Sunny corrió hacia el gladiador. La avanza maquinaria alterna detectó su movimiento, por lo que inmediatamente deslizó la lanza por debajo de sus pies, volcando sus movimientos. La niña rodó patosamente contra el suelo de la sala de entrenamiento. Keith estaba a sólo segundos de ir por ella y ver la seriedad de los recién formados hematomas, pero la sensación no duró mucho. Para su propia sorpresa, la niña pareció usar el ataque a su favor para rodar por detrás del gladiador, levantarse de un salto y acestarle un buen golpe por detrás. Bien, ese había sido un movimiento inteligente, pero no lo suficiente rápido, se dio cuenta Keith. El gladiador percibió el movimiento y su puño se dirigió con hostilidad.

-¡El escudo!-le gritó-. ¡Utiliza el escudo!

La niña apenas lo activo apenas, levantándolo protectoramente sobre si. El puño hizo impacto contra el escudo de partículas  y su cuerpo voló hasta caer en los afelpados cojines que Allura había predispuesto en un acto para evitar mayores incidentes. La niña cayó suavemente sobre ellos. Keith suspiró. Bendita sea Allura y sus precauciones, pensó. El gladiador pareció tomarlo como una victoria, por que luego se quedó quieto en su lugar. Keith se acercó al otro extremo de la sala de entrenamiento hasta el punto donde había caído la niña hace sólo unos segundos.

-¿Estas bien?-preguntó, observando cómo Sunny miraba el bayard.

-Si, si. ¡Fue emocionante!-chilló emocionada-. Pensé que quizá podría activarla esta vez...-dijo, su vista fija en la hoja.

-Pasará mucho tiempo antes que active la hoja-le revolvió el caballo-. Tenía casi el doble de tu edad cuando aprendí a usarla. Me dieron una paliza.

-Creí que por un momento irías por mi-murmuro de repente.

Keith la observó curioso.

-¿Querías qué lo hiciera?-preguntó-. Sunny, sabes que siempre estoy aquí para ti, no quise darte una idea equivocada.

-No, está bien-negó con la cabeza, con una sonrisa en los labios-. Confiaste en mi.

La sonrisa de Keith se ensanchó más, su corazón hinchado de orgullo paternal. Un tiempo atrás, no hubiera sido capaz de detenerse cuando una persona que le importaba estaba en peligro. Shiro solía decirle que tenía ese feroz sentimiento de proteger lo que le importaba. Con Pidge había ocurrido lo mismo después y ella perdía la paciencia cuando tomaba los disparos por ella. A veces, debes confiar y dejar ir, le riño, entonces, solo después, cuando se le pasará el enojo, consideraría que era algo tierno por parte suya.

-Entonces, ¿le diremos a mamá que volé por media habitación o...?

-Déjame pensar cómo le digo, Sun Sun.

Si algo sabía de su esposa, es que nada se le pasaba por debajo de sus narices. Las cámaras de seguridad de repente se enfocaron demasiado cerca suyo y pensó que Pidge debía encontrarse en ese mismo monitoreandolas.

Se le venía una grande.


N/A: Entonces, la comicon nos dejó creo a todos con muchas preguntas y hechos insólitos.

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