Beso de buena suerte

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La mirada de miel lo analizo más de la cuenta.

Más de lo que le gustaría.

Había algo en Pidge que siempre lograba intrigarlo más de la cuenta, como si ella pudiera estudiarlo con una sola mirada y descubrir todos secretos bajo la piel.

Lo hacía sentir incómodo.

-¿Qué?-preguntó, incapaz de mantener más la paciencia.

Shiro solía decir que trabajará más en eso.

La muchacha sonrió y luego se ajustó las gafas, sentada sobre los pequeños cargamentos de comida en racionamiento. Hace un par de días, ellos tenían esta rutina, encontrarse, dialogar y fingir que nada abría sucedido. Reuniones secretas que enviaban una sacudida de emoción en la espina dorsal de Pidge, porque entonces, jamás pensó que había estado tan cerca de su compañero en su vida y al sensación le causaba una secreta euforia, como una clase adrenalina. Una parte de sí misma pensaba que debería decírselo a los demás, Allura querría saber que Keith se encontraba bien, pero otra parte quería mantener esto por si misma. Era un secreto con el que se sentía bien y si Keith tampoco quería mantener una la distancia con los demás por un tiempo, supuso que debía respetar eso.

-La mascara-señaló, con su dedo meñique-. Es tan extraña, nunca entendí lo que significaba. De hecho, hay tanto que no comprendo todavía...-bajo su mirada hacia la daga, acariciando el filo de la hoja. Keith era receloso que alguien tocara su arma, pero varios intentos y ruegos persistentes lograron derrocar la voluntad del muchacho. A veces, ella podría empuñarla, en otras ocasiones, solo la miraría con un objeto que representaba un vínculo familiar demasiado poderoso como lo eran sus gafas-. Siento que me estoy perdiendo en esto de comprender ahora al mundo que perteneces...

-Es para mantener la identidad en el trabajo-contestó, como si no fuese un hecho obvio. Creyó que ella ya debía saberlo-. Es más cómoda que los cascos de paladín, en mi opinión.

-Allura piensa que deberías regresar, el equipo no es lo mismo sin ti-abrazo sus rodillas sobre encima de la caja del cargamento-. Podría decirse que incluso Lance extraña las discusiones del medio día.

-¿Lance?-mencionó divertido, alzando una ceja curioso-. Si, supongo que también extraño la nave castillo.

Pidge bufo, cambiando su postura sobre él encárgame tú. Las piernas cruzadas debían significar una mala señal.

-Deberías regresar, no es lo mismo sin ti-admitió en un leve susurro, mientras observaba el atardecer desde su pequeño escondite. Ella deseaba tanto esto, la idea de que todos volvieran a ser una familia unida. Los pequeños momentos, ya fueran que incluso el equipo se hubiera fragmentado seguían siendo gratos, pero alguien hacía falta allí-. Todos te extrañan, Allura, Lance, Hunk, Shiro, Coran...

Yo.

Ella se detuvo, mirando sus zapatos, una corriente de aire azoto contra su cabello y evitó que los mechones se desbordaran. Pidge odiaba tener que darles una apariencia por lo menos decente.

¿Por qué le había comenzado a importar su apariencia hace un par de meses, cuando estas reuniones secretas tuvieron lugar sin el consentimiento del equipo?

Algo se sentía mal y bien en la boca, como un sabor agridulce.

Allura le gustaría saber que se encontraba bien...

-¿No echas de menos los mejores tiempos?-comentó de repente el muchacho, llamando su atención-. A veces lo hago, los entrenamientos, las tácticas de batalla, el hecho que no esté ahora con ustedes, no quiere decir que no eche de menos los tiempos que pasamos juntos. No lo olvides.

-No lo haré-Le prometió.

Algo sonó dentro de los bolsillos de sus cortos pantalones, Pidge bajo la mirada, rebuscando su teléfono, su cara de solución cada vez que aquella alarma marcaba el final de sus conversaciones. Si ella no se apresurara, Lance vendría por ella y serían descubiertos, algo que Keith no quería.

Por alguna razón, la compañía de Pidge le agradaba lo suficiente para bajar la guardia solo un segundo.

Él nunca se sintió así con alguien más que no fuera Shiro.

-¡Ya me tengo que ir!-se levanto de la caja, limpiando los restos de polvo casi inexistentes de su ropa-. Quizás, en otra ocasión, me contaras más sobre Regris...

Keith asintió, una sonrisa formándose en sus labios que la derritió.

Estuvo a punto de irse, pero se volvió, pensándolo mejor. Cuando volvió para hacerle frente a su compañero, este ya se encontraba con la máscara de su traje. El medio Galra se preguntó si le diría algo más, pero rápidamente se le adelantó. Tocando sus labios contra los dedos, los dirigió contra la máscara, logrando sorprender al muchacho antes que pudiera siquiera parpadear.

-Para la buena suerte.

Ella desapareció antes que pudiera replicar, dejándolo muy confundido.

-No cuenta si no es en los labios-protestó, como si la idea no le hubiera decepcionado.












N/A: No me gusto como salió esto. Honestamente, empece las clases hace un días y saben lo que significa.

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